Director: Stuart Rosenberg
Intérpretes: Paul Newman, George Kennedy, Dennis Hopper, Harry Dean Stanton, Strother Martin, Lou Antonio, J.D. Cannon, Ralph Waite, Anthony Zerbe, Joe Don Baker, Wayne Rogers, Jo Van Fleet
Sinopsis: Luke Jackson, un joven rebelde e impulsivo, es condenado a dos años de prisión tras causar graves destrozos estando borracho. En la cárcel, su indomable carácter chocará de frente con las rígidas normas de la institución, así como con el de otros presos, especialmente el brutal Dragline, que era el líder de los convictos hasta su llegada. Pero Luke es un veterano de guerra que no está dispuesto a ceder, y tendrá que pagar un alto precio por seguir siendo quien es.
Para mi gran amiga Mabel -madraza, esposaza, hijaza y amigaza- en homenaje a su devoción -compartida- por el enorme Paul Newman... María Isabel López Martín Consuegra
“Las cosas no suceden a nuestro gusto, un hombre debe seguir su propio camino”
Ocho años antes de que Jack Nicholson/Randle McMurphy paseara sus irreprimibles, irrefrenables ganas de libertad en ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO, se le había adelantado un grandísimo, aquí ex héroe militar y preso, Paul Newman encarnando a otro espíritu libre, Luke Jackson. Un tipo tozudo, rebelde, inadaptado, indomable, carismático, interpretado glamurosa y magnéticamente por el actor de los intensos ojos azules y la sonrisa envolvente. Sin duda, un precedente anti sistema en toda regla de los que va verdaderamente por su cuenta y riesgo.
Un retrato formidable, duro y tierno a la vez, tanto del personaje como del mundillo carcelario (dentro del subgénero es uno de sus referentes, de los indispensables, junto a CADENA PERPETUA, FUGA DE ALCATRAZ, EL HOMBRE DE ALCATRAZ, LA GRAN EVASIÓN, TRAIDOR EN EL INFIERNO y tantísimos otros) y el sureño telón de fondo, llevado a cabo por un director más que solvente, brillante, puesto habitualmente al servicio de la historia, sin filigranas, siempre sobrio. Me refiero al neoyorquino Stuart Rosenberg, quien firmara otra joyita del subgénero de prisiones trece años más tarde con el amistoso antagonista –y cómplice en dos memorables ocasiones: DOS HOMBRES Y UN DESTINO y EL GOLPE- de Newman en los 60, 70 y 80, el todavía en activo Robert Redford. Su título seguro que lo recuerdan los buenos aficionados un tanto veteranos, BRUBAKER.
De Rosenberg ténganse en cuenta igualmente EL SINDICATO DEL CRIMEN (su "opera prima"), SAN FRANCISCO, CIUDAD DESNUDA (un estupendo y tenso policiaco protagonizado por Walter Matthau), TERROR EN AMITYVILLE (emblemático del género terrorífico), LOCOS DE ABRIL (el debut en Hollywood de Catherine Deneuve) o SED DE PODER entre su veintena de trabajos.
Esta supuso la primera de cuatro colaboraciones del cineasta con el actor. Tras esta vendrían otras tres destacables, puede que no llegando a la grandeza de la que aquí me ocupa, pero en absoluto desdeñables: UN HOMBRE DE HOY, LOS INDESEABLES y, especialmente, CON EL AGUA AL CUELLO, notabilísimo “remake” de la referencial HARPER, INVESTIGADOR PRIVADO.
No solo el tándem funciona a las mil maravillas. El ramillete de actores secundarios –qué fea e injusta expresión- o característicos que les rodearon no tiene desperdicio alguno ni uno solo de ellos. Llegado a este punto es obligado citar a: George Kennedy (merecidísimo Oscar, Newman lo perdió ante el también imponente Rod Steiger de EN EL CALOR DE LA NOCHE) como el líder de presos e inicialmente rival Dragline; un Dennis Hopper pre EASY RIDER; Harry Dean Stanton; “el hombre sin ojos” –por lo de las gafas de sol- Morgan Woodward y Strother Martin como el severo guardián Capitán.
Solo salen dos mujeres, Jo Van Fleet como la madre enferma de Luke (había sido la madre proscrita de James Dean en AL ESTE DEL EDÉN) que acaba derivando en un pasaje muy dramático y en una fugaz, pero imposible de olvidar aparición, Joy Harmon, protagonizando una tórrida escena de lavado de coche, con manguera y jabón, que serviría posteriormente de inspiración para innumerables spots televisivos. Los heterosexuales masculinos la disfrutarán particularmente, resulta muy sensual y sin artificios.
Cuenta con otra secuencia, bueno la verdad es que tiene muchas más, por las que es recordable y perdurable LA LEYENDA DEL INDOMABLE. La de la apuesta de la ingesta de 50 huevos por parte de Luke/Newman que, en la realidad, para darle mayor veracidad a la cuestión, llegó a tomar en realidad unos veinte (algunos podridos), con el consiguiente ingreso en un centro de urgencias. Eso cuenta al menos la leyenda. Y protagonizándola él yo me creo la anécdota a pies juntillas.
Pero ya digo, hay más momentos que perduran en el tiempo, el combate de boxeo o la escena del alquitrán (usada su melodía en las aperturas de diversos noticiarios made in USA).
Una buena parte de su mérito y del magnífico acabado que presenta reside en un guion preciso, duro, sensible también, rico en matices y contundente, basado en la novela de Donn Pearce, al que encargaron junto a Frank Pierson trasladarlo a la gran pantalla. Parece ser que cuenta con tintes eminentemente autobiográficos, pues su autor había sido previamente un experto en cajas de seguridad que estuvo encerrado una temporada haciendo trabajos forzados. Incluso se permite un cameo como uno de los internos.
En esencia, supone una diatriba contra el abuso del poder, el autoritarismo sin medida e injustificadamente. También alude a la fe como desafío.
Conviene no olvidar que el rodaje se emprendió en plena época contestaría en los Estados Unidos, con la oposición a la guerra de Vietnam en uno de sus puntos álgidos.
Archivada en el Registro Nacional de Filmes de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, estuvo nominada a cuatro estatuillas –actor principal, secundario, guion adaptado y música original- obteniendo tan solo la anteriormente citada a Kennedy.
Y precisamente referida a su banda sonora (de Lalo Schifrin), a su tema principal, cabe destacar un score repleto de música popular y jazz, utilizando preferentemente instrumentos como guitarras, banjos y armónicas, sonidos del sur de los Estados Unidos. Al respecto, Newman (para cuyo papel se había pensado inicialmente en Telly Savalas o Jack Lemmon, cuya productora es la que se encargó finalmente de avalar este proyecto) se trasladó a West Virginia para grabar acentos locales –no se olvide que la acción transcurre en una penitenciaria de Florida-y examinó escrupulosamente el comportamiento de los lugareños. Una técnica muy del Actor´s Studio en el que se formó.
Fue su cuarta nominación a los Oscar tras LA GATA SOBRE EL TEJADO DE ZINC, EL BUSCAVIDAS y HUD. Menuda terna.
Constituyó un incuestionable éxito de taquilla. Y cada vez que se pasaba o pasa en televisión gozaba de unos considerables índices de audiencia.
De obligado visionado.
José Luis Vázquez