Director: Lily Wachowsky y Lana Wachowski
Intérpretes: Keanu Reeves, Laurence Fishburne, Carrie-Anne Moss, Joe Pantoliano, Hugo Weaving, Marcus Chong, Gloria Foster, Matt Doran, Belinda McClory, Julian Arahanga, Anthony Ray Parker, Paul Goddard, Robert Taylor, Marc Aden Gray
Sinopsis: Thomas Anderson es un brillante programador de una respetable compañía de software. Pero fuera del trabajo es Neo, un hacker que un día recibe una misteriosa visita... (FILMAFFINITY)
Cada generación tiene sus títulos cinematográficos de culto. Supongo que los chavales nacidos a comienzos de los 80 tienen a MATRIX como un referente ineludible. Son muchos los datos que así lo atestiguan. Y ya sé que no se trata de comparar, aunque tampoco hay porqué evitarlo, pero quien se crio –a mis 18 o 19 años- a los pechos de BLADE RUNNER o ALIEN, EL 8º PASAJERO (en su variante terrorífica), como es mi caso y por no salirme de los caminos del fantástico, les aseguro que no puedo por menos que ratificarme en la genial obra de Ridley Scott y sorprenderme relativamente por el eco obtenido por la –esto sí- visionaria y atrevida criatura de los hermanos –actualmente hermanas, pues ambos se cambiaron de género- Wachowski.
Cierto que en mí no entusiasmo tiene que ver la inevitable alergia que me causan estos inexorables tiempos de sofisticadísima tecnología de alta gama, que ya anticipaba MATRIX. Si quieren entono un mea culpa amortiguado, pero tampoco pretendo que suponga justificante alguno.
Hay mucha aparatosidad, mucho exhibicionismo hueco para contar lo que cuenta. Toda esa intencionalidad metafísica que se le achaca, la religiosa también, su intencionalidad simbólica sobre el proceso que transcurre en la conciencia de Neo y otras zarandas, me resulta prolijo e incluso espeso. Ya sé que esto supone una flagrante herejía para muchos. Y aseguro que no es mi intención de ir contra corriente porque sí o cuestionar las razones favorables de otros. Me refiero exclusivamente a lo que inspira. Y admito sinceramente humilde mis limitaciones o entendederas. O mi pereza.
Por supuesto, técnicamente supuso una mini revolución. Momentos como esas balas esquivadas por Reeves son ya historia del cine, iconos. También sus peleas, pero tampoco las de su antecesor tres décadas atrás Bruce Lee tenían nada que desmerecer sin necesidad de mostrar tantos artificios ni volatineras (o sí, pero más artesanales).
Algunas de las cosas que me pueden resultar atractivas, como su ambientación o algunos planos nocturnos o sombríos, bien se le podrían achacar a la influencia de la citada y para mí –ésta sí- referencial BLADE RUNNER.
Lo que en esta conseguía implicarme con el destino de sus personajes, en MATRIX me deja tan frío e imperturbable como las reacciones “softweras” de sus protagonistas.
Seguramente hace un tiempo que estoy iniciando un ocaso como el que embargaba a los pistoleros de la crepuscular DUELO EN LA ALTA SIERRA. Tal vez comience a moverme en un tiempo que avanza muy deprisa y que tal vez ya no sea el mío, aunque soy de los que probablemente me aferraré a la vida hasta el último aliento. Y conste que no soy del todo tan carca porque en varias ocasiones me he adaptado a gustos y propuestas actuales sin problema alguno (participo del fervor VENGADORES, por ejemplo, o de otras lindezas surgidas en Pixar… pero es porque soy capaz de detectar su alma, aparte de su magnífica envoltura formal). Supongo que no debería filosofar tanto con esta cuestión. No es menos cierto que las películas, al fin y al cabo, son como las personas, a veces ni nosotros sabemos por qué unas nos caen en gracia y otras no.
En cualquier caso, y no lo hago por quedar bien, ser diplomático o políticamente correcto, no seré yo quien la desdeñe. Le reconozco méritos, buenos efectos especiales, su “renovadora” estética, unas cuantas secuencias de acción, algunos momentos inquietantes y actores carismáticos (qué difícil es definir esto y dentro de la imperturbabilidad –supongo que el papel así lo requiere, tampoco él es un manojo de gestualidad- que muestra Keanu Reeves). Eso sí, revisada recientemente, me gusta actualmente más el anterior trabajo de los Wachowski, el “thriller” turbio (y lésbico) LAZOS ARDIENTES que esta aparatosa y pretenciosa distopía informática… o como quieran definirla, “cult movie”, cyberpunk, fantasía delirante. Debo confesar que me pierdo con las terminologías actuales e imperantes.
Please, no se ceben conmigo sus incondicionales e irredentos fans. Para ello, si es preciso la volveré a ver por tercera vez, tras haberlo hecho con motivo de su estreno y con esta remozada copia de aniversario en 4K que acabo de “disfrutar” en el ciudadrealeño Parque de Ocio Las Vías.
Nota: De la misma época, segunda mitad de la década de los 90 (su reposición tiene como motivo que ha cumplido veinte añitos) son DARK CITY y DÍAS EXTRAÑOS, que me parecen “infinitamente” mejores. Si no las conocen, a qué esperan…
PD: No solamente MATRIX supone una excepción de películas intocables o incuestionables que no me han tocado el corazoncito. Por ponerles algunos otros ejemplos recientes y reverenciados de lo que llevamos de siglo me sucede igual con BIRDMAN, EL RENACIDO o TONI ERDMAN (por no hablar de la insufrible THE SQARE). Ya saben, cada uno es cada uno.
José Luis Vázquez