Director: Dome Karukoski
Intérpretes: Nicholas Hoult, Lily Collins, Genevieve O'Reilly, Colm Meaney, Tom Glynn-Carney, Patrick Gibson, Anthony Boyle, Craig Roberts, David Puckridge, Pam Ferris, Derek Jacobi, Laura Donnelly, Mimi Keene, Harry Gilby, Albie Marber, Aaron Neil, Joel Phillimore, Jack Riley
Sinopsis: Biopic del escritor, lingüista y profesor universitario J.R.R. Tolkien (1892-1973), autor de "El Señor de los Anillos" y "El hobbit" entre otras muchas obras. Tolkien explora los años de formación del escritor en su búsqueda de la amistad, el amor y la inspiración artística en el grupo de inquietos estudiantes del que forma parte. En este contexto se produce el estallido de la Primera Guerra Mundial, que amenaza con destrozar esta "asociación". Todas estas experiencias inspirarían a Tolkien a escribir sus famosas novelas de la Tierra Media. (FILMAFFINITY)
Antes de acometer esta crítica, leo en Internet algunas cosillas sobre el célebre escritor inglés –nacido en Sudáfrica- J. R. R. Tolkien (John Ronald Reuel Tolkien), añadidas a algunas otras que ya conocía, y las contrasto con lo que voy contemplando, dando como saldo una –parece- ajustada aproximación a los años de aprendizaje y juventud del autor de las maravillosas EL HOBBIT y EL SEÑOR DE LOS ANILLOS entre otras impagables creaciones fantásticas.
Se refleja su determinante etapa de formación. Y aunque obvian su fervor católico, sí queda patente su querencia por la naturaleza, por los árboles, por su gran amor trufado por alguna puntual complicación por la también huérfana Edith Mary Bratt y su fortísima relación de amistad con Rob Gilson, Christopher Wiseman y Geoffrey Smith, especialmente con este último. Con quienes formara una especie de sociedad semi secreta y con los que tomar el té en el selecto club Barrow´s Stores. Todos ellos vinculados también por una enorme inquietud y diversos lazos artísticos. Ahí se puede encontrar la génesis de la que luego daría lugar o serviría de inspiración a la Comunidad del Anillo. Desde luego, aparte de sus méritos literarios, no deja de resultar un personaje francamente atractivo.
Todo esto tan interesante y bonito no tiene la emocionante plasmación que requería esta nueva entrega de “biopic”, género o subgénero que habitualmente defiendo con convicción, sobre todo si es de procedencia hollywoodiense o anglosajona, en contra de lo que suele provocar en colegas y cinéfilos. Por supuesto, hay de todo como en botica. Y aunque en los últimos años he visto magníficos exponentes, añoro los paridos en el cine clásico norteamericano (los dedicados a Glenn Miller, Emiliano Zapata, Louis Pasteur, Madame Curie, Emile Zola, George Armstrong Custer, George M. Cohan, Cole Porter… y me da igual en estos casos que se ajustaran con más fidelidad o no a la realidad).
El que aquí me ocupa no es precisamente uno de sus ejemplos más destacados o brillantes, pero se ve bien, es pulcro, correcto, aséptico, cuidado en su epidermis. Parece británico, pero es norteamericano. Y está dirigido con profesionalidad, a tono con los calificativos que les acabo de exponer, por el para mí desconocido Dome Karukoski. No puedo resistirme a buscar su nombre en Google (es de las cosas buenas que tienen estos tiempos tecnológicos, otros aspectos que conllevan no me acaban de convencer) y me encuentro con que su origen es finlandés con nacimiento en Nicosia. Presenta un currículum no muy conocido por estos pagos, pero en el que acumula seis premios Yusi –los equivalentes al Oscar o al Goya- a la mejor dirección por –los títulos no suenan mal- EL HOGAR DE LAS MARIPOSAS OSCURAS, ODISEA DE LAPONIA, LA BELLEZA Y EL BASTARDO, FRUTA PROHIBIDA, CORAZÓN DE LEÓN y EL GRUÑÓN. Lleva como profesional desde 2001.
Una de dos, o deben presentarse poco más de cuatro o cinco cada año –el cine del país nórdico es escaso en producción, aunque no desdeñable- o realmente es muy bueno y todavía no lo ha podido demostrar en este trasvase a la cinematografía made in USA.
Me queda claro que su estilo está impregnado por esa meticulosidad y parsimonia propia de aquellas latitudes, y que aquí se mimetiza bien con los esmerados y selectos ambientes por los que se desenvuelve.
Nicholas Hoult encarna con distinción y convicción al protagonista, así como el resto de camaradas de correrías cumplen adecuadamente con sus respectivos cometidos. Lilly Collins es una grata acompañante.
Francamente no encuentro ningún motivo que me lleve al arrebato, pero tampoco ninguno para el desdén. Se sigue bien, es delicada y tiene un colofón en el que parece asomar algo de esa emotividad que había echado en falta hasta el momento, dado el carácter y la biografía movida del susodicho.
No necesita recurrir a la épica ni a la “grandeur” para plasmar mínima y esclarecedoramente esos años de forja del novelista. Resulta moderadamente divulgativa. Aprueba sin holgura. Al menos deberían verla una vez, salvo que sean escrupulosamente selectivos. En la misma línea, prefiero la reciente CONOCIENDO A ASTRID.
José Luis Vázquez