Director: Andrew Erwin y Jon Erwin
Intérpretes: J. Michael Finley, Dennis Quaid, Cloris Leachman, Madeline Carroll, Trace Adkins, Priscilla Evans Shirer, Brody Rose
Sinopsis: La historia real de la aclamada canción "I Can Only Imagine", la canción cristiana contemporánea más escuchada de todos los tiempos, compuesta por el cantante Bart Millard, de la banda cristiana MercyMe, basado en su propia vida. (FILMAFFINITY)
Dignidad y afectividad más o menos contenida es lo que distingue a esta producción estadounidense diríase que –legítimamente, por supuesto- financiada por alguna Iglesia Cristiana de Estados Unidos.
Evidentemente, supone un salto cualitativo respecto a numerosas y recientes producciones de este tipo que se dejan llevar por una religiosidad de tarjeta postal y por un proselitismo a veces agotador o sencillamente cursilón.
De alguna manera podría ser considerada una “biopic” un tanto particular, al narrar la historia –real, por tanto- de la canción –o single- cristiana más aclamada y vendida de la historia, la I CAN ONLY IMAGINE del título original. Algo así como SÓLO PUEDO IMAGINAR si los traductores de Google no son erróneos. Un tema compuesto por Bart Millard, integrante de la banda cristiana MercyMe, en cuya vida se basa igualmente la película.
El trabajo de los hermanos Irwin –Andrew y Jon- resulta inspirador y plano casi a partes iguales, pero insisto, supone un paso adelante dentro del cine de esta temática y registros. Y por supuesto, les aseguro –empeño mi palabra en ello- que no existe prejuicio religioso alguno por mi parte, adoro SIGUIENDO MI CAMINO o LAS CAMPANAS DE SANTA MARÍA por ponerle dos entre muchos otros ejemplos laudatorios.
Me agrada reencontrarme con un Dennis Quaid, entrañable actor principalmente ochentero (recuerdo con felicidad películas e interpretaciones tan estupendas como QUERIDO DETECTIVE, EL CHIP PRODIGIOSO, CUANDO ME ENAMORO, ENEMIGO MÍO, GRAN BOLA DE FUEGO, SOSPECHOSO, BIENVENIDO AL PARAÍSO, MUERTO AL LLEGAR o LA GRAN HUIDA…de la década de los 90 es la extraordinaria WYATT EARP, es Doc Holliday, el pistolero tuberculoso y amigo de Wyatt) que lleva a cabo una actuación con cierto riesgo, con tintes no precisamente luminosos.
En Estados Unidos ha supuesto un bombazo de taquilla, pues su coste apenas alcanzó los 8 millones de dólares y lleva recaudados hasta la fecha casi 100 millones de dólares. Un “sleeper” en toda regla.
La veo y escucho con agrado y con algún punto de emotividad. Y no soy precisamente creyente de religión alguna. Con el cine o el arte en general que está bien, no hace falta ser nada, sino dejarse llevar por lo que merece la pena, aunque como en este caso, sea sin echar del todo las campanas a repicar… como sucedía en el finalde la divina HORIZONTES PERDIDOS.
José Luis Vázquez