martes, 23 de abril

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Estreno en Royal City

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Identidad borrada ()

Director: Joel Edgerton

Intérpretes: Lucas Hedges, Nicole Kidman, Russell Crowe, Joel Edgerton, Xavier Dolan, Emily Hinkler, Ron Clinton Smith, Jesse Malinowski, Troye Sivan

Sinopsis: El hijo (Lucas Hedges) de un predicador baptista de una pequeña ciudad norteamericana, se ve obligado a participar en un programa para "curar" su homosexualidad, apoyado por la Iglesia. Cuando a los 19 años Jared Eamons (Lucas Hedges) cuenta a sus padres Nancy y Marshall Eamons (Nicole Kidman y Russell Crowe) que es gay, el joven comienza a ser presionado para que asista a un programa de terapia de conversión gay, o de lo contrario será rechazado por su familia, su amigos y la iglesia. Dentro del programa Jared entrará en conflicto con el terapeuta jefe Victor Sykes (Joel Edgerton).

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

La homosexualidad no hay que tratarla, sencillamente hay que respetarla como cualquier otra opción sexual, como la heterosexualidad que practicamos otros. La que acaban de leer no es una cita de nadie, sino de cosecha propia.

IDENTIDAD BORRADA ahonda en un asunto no solo de rigurosa actualidad, sino parece que de lamentable redundancia. Cuenta una historia real, la del hijo de un predicador baptista de una pequeña ciudad norteamericana que es obligado por este y por la propia Iglesia, a participar en un programa para “curar” su “extravío”. Pone los pelos de punta en 2019, pero es tan real como la vida misma. El mismo día que se estrena veo en un informativo que un chaval norteamericano criado en una familia mormona cuenta un caso idéntico. Extiendan la cuestión a la España de hoy en día y a alguna propuesta de alguna cabeza visible de la iglesia de aquí,

El actor y desde hace justo tres años director de cine –debutó con el notable y curioso suspense titulado EL REGALO- Joel Edgerton confirma en este su segundo trabajo sus buenas maneras tras las cámaras. No elabora una narración lineal al uso, sino que acude a los “flashbacks” y a una serie de escenas que describen algunos de los métodos empleados por esas fuerzas de la moralidad para la reconducción de quienes, como sucede con el protagonista, consideran que sus pacientes tienen que ser sanados y liberados de sus tendencias.

No necesita de exabruptos o exhibicionismos, aunque algún momento desagradable sí lo hay (otros se obvian, tan solo se sugieren), para resultar efectiva en su discurso.

Tampoco está adornada por ningún colorido especial, ni técnico (sus tonalidades son más bien apagadas, mortecinas) ni argumental, que la apacigüe o la torne en amable, salvo una comprensible y afectuosa decisión a última hora de una madre a la que da brillo una Nicole Kidman que cada vez confirma más su condición artística de camaleónica.

Aunque para transformaciones, la efectuada físicamente por un Russell Crowe casi irreconocible por el peso alcanzado en los últimos tiempos.

Pero sobre todos ellos emerge uno de los actores revelaciones de este último lustro, un nuevo Sean Penn más calmado o Edward Norton, Lucas Hedges (tan solo 22 años), hijo del escritor, guionista (¿A QUIEN AMA GILBERT GRAPE?, MI MAPA DEL MUNDO) y cineasta Peter Hedges (LA INCREÍBLE VIDA DE TIMOTHY GREEN, COMO LA VIDA MISMA con Steve Carell o EL REGRESO DE BEN, en la que marcaba órdenes a su vástago), que hasta la fecha se está especializando tanto en producciones independientes o mal llamadas comerciales, en personajes muy doloridos o conflictos. Véase si no su aparición como un joven drogadicto terminal en la citada EL REGRESO DE BEN o sus dolientes apariciones en MANCHESTER FRENTE AL MAR, LADY BIRD o TRES ANUNCIOS EN LAS AFUERAS. No está desde luego nada mal la filmografía de prestigio que está acumulando con tan poca trayectoria.

Sin provocar una adhesión inquebrantable, otras virtudes se erigen en determinantes del buen acabado e interés que muestra esta desapacible obra. Y aunque sean varios los que hayan achacado a Edgerton una puesta en escena tosca, meramente funcional o hasta inexistente –algo que no comparto, pues la considero con tacto y alejada de cualquier veleidad rechinadora-, desprende desde luego sinceridad, todo me suena a bastante creíble sin tener que elevar el diapasón. El drama funciona bien en todo momento, principalmente a través de la conducción y fuerza de las principales actuaciones.

 

José Luis Vázquez