Director: Peter Farrelly
Intérpretes: Viggo Mortensen, Mahershala Ali, Iqbal Theba, Linda Cardellini, Ricky Muse, David Kallaway, Montrel Miller, Harrison Stone, Mike Young, Jon Michael Davis, Don DiPetta, Mike Hatton, Dimiter D. Marinov, Craig DiFrancia, Gavin Lyle Foley, Randal Gonzalez, Shane Partlow
Sinopsis: Años 60. Cuando Tony Lip (Viggo Mortensen), un rudo italoamericano del Bronx, es contratado como chófer del virtuoso pianista negro Don Shirley (Mahershala Ali), durante una gira de conciertos por el Sur de Estados Unidos, deberá confiar en "El libro verde", una guía de los pocos establecimientos seguros para los afroamericanos, para encontrar alojamiento. Son dos personas que tendrán que hacer frente al racismo y los prejuicios, pero a las que la bondad y el sentido del humor unirán, obligándoles a dejar de lado las diferencias para sobrevivir y prosperar en el viaje de su vida.
Leo a varios colegas y espectadores y confirmo que GREEN BOOK (EL LIBRO VERDE, su título hace alusión a una guía turística para viajeros afroestadounidenses en la América segregacionista) desprende las mejores esencias del cine del genial y emotivo Frank Capra, esto es, buenos, magníficos sentimientos. También que es una conveniente actualización o puesta al día de la preciosa PASEANDO A MISS DAISY. Por tanto, tras esta afirmación puede que sean muchos los que deduzcan que es convencional, previsible y blablablá. Sí, es cierto, pero me da completamente igual.
Y es que en lo que concierne a la previsibilidad, en la pantalla o en la vida, es algo que siempre doy gustosamente por aceptado si a cambio me conmueven, me encandilan, me hacen ser feliz o ciñéndome a lo expuesto disfrutar en la butaca. Es lo me sucede con esta conmovedora, encantadora y fluidísima película de Peter Farrelly, uno de los dos hermanos Farrelly –el otro es Bob- que tantas carcajadas me hicieran soltar en su momento con DOS TONTOS MUY TONTOS, su secuela VAYA PAR DE IDIOTAS especialmente con ALGO PASA CON MARY, AMOR CIEGO, la curiosísima animación ÓSMOSIS JONES o AMOR EN JUEGO. He de comentar que cuentan igualmente con cosas tan fallidas como YO YO MISMO E IRENE o LOS TRES CHIFLADOS.
Además, la trama transcurre en un período cambiante de la historia, los Estados Unidos de la década de los sesenta del pasado siglo, 1962 para ser preciso- que es el que a mí más me fascina, algo que no debe extrañar en un “yancófilo” como el que esto escribe. En el que aparte de cambios sociales, relucientes carcasas, vitalidad a raudales, esplendor y no solo de neones o riqueza cultural de todo tipo, se podía escuchar la música que ha pasado a ser la de mi alma, ese rock o pop que tanto me alivian o enardecen siempre y que me han marcado para los restos. De ahí que la magnífica y variada banda sonora –que alcanza al jazz o a la denominada clásica- con temas del momento aquí desplegada sea otro de sus numerosos alicientes a tener en cuenta.
Pero uno de sus virtudes máximas se erige en el duelo, más bien complicidad, establecida entre ese músico negro, un virtuoso del piano, y su chófer, un camarero de origen italiano del neoyorquino Copabacabana en parcial restauración, O lo que es lo mismo, Mahershala Ali, uno de los protagonistas de la excelente MOONLIGHT (obtuvo la estatuilla dorada como mejor actor de reparto), y un rechoncho, pero perfectamente reconocible Viggo Mortensen.
El primero aporta distinción, aplomo, sobriedad en un cometido plausible. Pero lo del segundo es de fuegos artificiales, de traca a lo grande. Está inmenso Mortensen haciendo de un tipo normal y vulgarzote, comilón infatigable, alguien amistoso, cálido y tolerante, en cualquier caso. En unas breves apariciones, Linda Cardellini, como Dolores, su esposa, está estupenda. No tiene desperdicio su colofón/guiño a propósito de unas cartas.
Y aunque el término como tal parece ser que no existe en Estados Unidos, esta “road movie” está impregnada de un embriagador afecto y comprensión. Es de esos trabajos que algunos suelen desdeñar porque no descubre el Amazonas, pero ni falta que le hace. Me va calando sin casi darme cuenta, mediante una ligereza de ritmo admirable y una de esas fotografías que perfilan luminosamente un paisaje tanto geográfico –el Profundo Sur- como humano.
Enlazando con el comienzo de esta reseña, que me venga alguien con pamplinas de que se la sabe desde el principio o de que no cuenta nada nuevo bajo el sol, ni tan siquiera he de apostillarles nada, sencillamente reafirmarme en lo magníficamente bien que me lo he pasado contemplándola. En lo que me quede de vida acudiré a ella todas las ocasiones que me sean posibles, estoy seguro.
Desde luego es una de mis tres favoritas a mejor producción para los Oscar (del pasado 2018) tras BOHEMIAN RHAPSODY y ROMA, esta última presunta ganadora, aunque a mí me resulte dificilísimo elegir entre las tres.
José Luis Vázquez