sábado, 10 de mayo

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Estreno en Royal City

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Glass (Cristal) ()

Director: M. Night Shyamalan

Intérpretes: James McAvoy, Bruce Willis, Samuel L. Jackson, Sarah Paulson, Anya Taylor-Joy, Shayna Ryan, Spencer Treat Clark, Charlayne Woodard, Luke Kirby, Rob Yang, Brian Donahue, Adam David Thompson, Marisa Brown, Kyli Zion

Sinopsis: Continuando desde donde lo dejó "Split", "Glass" sigue los pasos de David Dunn (Bruce Willis) mientras busca a la figura superhumana de La Bestia en una serie de encuentros puntuales. En la sombra, Elijah Price (Samuel L. Jackson) parece emerger como una figura clave que conoce los secretos de ambos. Secuela de "El protegido" y "Split" de M. Night Shyamalan. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

“Elogio de lo fantástico” o “fe en lo extraordinario”. Esta es una mínima muestra de algunos de los titulares o comentarios leídos a propósito de la tercera entrega de una trilogía atípica, singular y heteredoxa que se ha extendido a lo largo de dos décadas.

No sé hasta qué punto estaba en la cabeza de su director, M. Night Shymalan cuando estrenó la primera entrega, EL PROTEGIDO en el año 2000 (curioso para supersticiosos y cabalísticos en general: comienzo de milenio), o la idea tal vez le sobreviniera a raíz de la segunda aportación a finales de 2016, MÚLTIPLE.

Lo que sí tengo claro es que lo obtenido presenta una calidad, coherencia (con su previa obra) y personalidad arrolladora. Llegado a este punto he de confesarles –a algunos lectores habituales igual no les pilla de nuevas- mi enorme querencia por la filmografía de un cineasta excepcional, y no solamente aplico dicho calificativo por los asuntos sobrenaturales que aborda habitualmente.

Y por sobrenatural me refiero a una de las acepciones más precisas del adjetivo, aquella referida a “que no puede explicarse por las leyes de la naturaleza o que supera sus límites”. Esta definición le cuadra que ni pintado al cine de Shyamalan, el firmante de obras maestras –a caballo entre el “fantastique” y el terror más genuino y psicológico, a la manaera, en parte, del que se estilaba en los USA de los 70- tales como EL SEXTO SENTIDO, EL BOSQUE, SEÑALES, LA VISITA y –sí, estas también, pese a lo de uñas que fueron recibidas por tantos- LA JOVEN DEL AGUA y EL INCIDENTE. Por supuesto, incluyo la trilogía anteriormente mencionada y cuya culminación es la que me ocupa en esta ocasión.

Por cierto, algunos modernos, no sin que les falte razón, apuntan a la brillante deconstrucción –el término, he de confesarlo, a veces me repele- a cabo del género.

Una de sus marcas de fábrica, esos giros o volantazos inesperados, principalmente adscritos a su parte final, vuelve a ser aquí una de sus grandes bazas. Pero no solo en esto fundamenta sus –véase como un guiño- múltiples cualidades. Principalmente, el mayor logro surge de una puesta en escena suntuosa en lo fundamental, en el manejo del espacio y los movimientos de cámara sagaces y justificadamente deslumbrantes. Desde luego su carpintería no rechina, o yo desde luego no lo advierto. Me la cuela –felizmente- bien colada. Y tan feliz en lo a mí referido, ya se encargarán otros de buscarle las vueltas o ponerlas en solfa.

Además, de sus imágenes siempre emana una extraña poesía, un misterio o un lirismo nada convencionales. Véase o tradúzcase por ejemplo en esa breve, afectuosa y hasta tierna relación entre verdugo (víctima) y víctima, entre Kevin y la joven a la que raptara, una impecable y atractivamente lánguida Anya Taylor-Joy (no es un spoiler, tranquilos, serán conscientes –casi- a las primeras de cambio.

De nuevo, lleva a cabo un cameo a la manera de su admirado Alfred Hitchcock. Al ser sus rasgos netamente indios (de la India), no creo que haga falta señalar en qué momento aparece. Aparte de que seguro supone ya un juego para muchos cinéfilos.

Sí, en cambio me parece oportuno comentarles que la reunión entre esos tres tipos sobre los que planea la duda de sus supuestos sus súper poderes, resulta un recital interpretativo en orden creciente y revelador. Me refiero a David Dunn, ese protegido inicial derivado en protector; Kevin Wendell Crumb (James McAvoy) y sus otras 23 personalidades albergadas en su interior, en especial la escalofriante de La Bestia, y, Mr. Glass (Samuel L. Jackson), el hombre de cristal y el supuesto desencadenante de este cómic. Al respecto se encontrarán con sorpresas y con golpes de timón, pero nada desvelaré ni, aunque me amenazaran con no poder asistir al siguiente y anhelado trabajo de uno de mis cineastas favoritos desde hace veinte años, desde su rompedora irrupción con EL SEXTO SENTIDO (antes había firmado un par de trabajos parece que interesantes, pero que a fecha de hoy desconozco –PRAYING WITH ANGER y LOS PRIMEROS AMIGOS-, algo que espero subsanar en breve.

Precisamente algunos que la han elogiado se han referido a su vigoroso comienzo, algo en lo que coincidimos bastantes colegas, y a que en su tramo final se desinfla. Yo no estoy de acuerdo. Precisamente su colofón es lo que acaba de otorgar sentido al tríptico.

Una verdadera gozada para los amantes de los asuntos ¿fantásticos? Y perturbadora también.

José Luis Vázquez