sábado, 26 de abril

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Estreno en Royal City

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La isla del tesoro ()

Director: Victor Fleming

Intérpretes: Jackie Cooper, Wallace Beery, Lewis Stone, Lionel Barrymore, Otto Kruger, Nigel Bruce, Charles McNaughton, Douglass Dumbrille, Charles Sale, Dorothy Peterson

Sinopsis: Jim Hawkins es un joven inglés que trabaja en la posada de sus padres, Almirante Bembow, situada en un pueblo costero inglés. Un día llega al establecimiento un viejo bucanero llamado Billy Bones, que trae consigo un cofre con el mapa de "La isla del Tesoro". En él se revela el paradero de las formidables riquezas acumuladas por el Capitán Flint. Los piratas que componían la tripulación de Flint, entre ellos Perro Negro, están buscando a Billy Bones para arrebatarle el mapa y poder encontrar el tesoro. Pero antes de conseguirlo el joven Jim, aprovechando que Billy Bones muere, roba el cofre y escapa. Jim pide ayuda al doctor Livesey y al squire Trelawney, que deciden ir a la isla a por el tesoro. En el mundo de tabernas del puerto de Bristol, el squire lleva a cabo los preparativos para el viaje. Tras adquirir "La Hispaniola", una fragata que los llevará hasta la isla, la equipa con todo lo necesario y contrata a una tripulación. Entre ellos está Long John Silver, que embarca como cocinero, pero que en realidad es un capitán pirata que, tras ganarse la confianza del squire, consigue que un grupo de marineros a sus órdenes componga la tripulación. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Cuatro años antes de que firmara la que tal vez sea la más monumental de las historias cinematográficas, LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, la PELÍCULA, el director estadounidense Victor Fleming filmaría, todavía en blanco y negro (el color oficialmente irrumpiría un año después, en 1935, con LA FERIA DE LAS VANIDADES) una abigarrada y maravillosa adaptación de la novela de aventuras por excelencia, LA ISLA DEL TESORO de Robert Louis Stevenson (un siempre ameno y profundo taxidermista de la naturaleza humana).

Tal fue el magnífico trabajo obtenido que la Metro Goldwyn Mayer, productora del filme, volvería a confiar en él para otro título mítico del género, CAPITANES INTRÉPIDOS, en esta ocasión con Spencer Tracy y Freddie Bartholomew al frente del reparto.

 A modo de recordatorio, van indisolublemente asociada ambas –novela y adaptación cinematográfica- a nombres míticos como Jim Hawkins, Long John Silver, Billy Bones, Ben Gunn, el capitán Jonathan Flint, Hands, Perro Negro, la goleta La Hispaniola, doctor Livesey, almirante Bembow, capitán Alexander Smollett (representación de la responsabilidad frente a la imprudencia propia de la juventud o de la propia condición aventurera), ciego Pew, canciones de ron, Black Dog, magistrado Trelawney, la taberna El Catalejo…

Apelativos evocadores de una infancia dichosa trufada por las mejores ensoñaciones de aventuras, de abordaje de barcos piratas, de primeras decisiones en la adolescencia, de iniciaciones y aprendizajes y, como alguien destacara sabiamente, de una primera y decisiva elección moral a tomar en la vida.

Para esto último es fundamental, sirve de perfecto detonante, la relación entablada –al fin y al cabo, estamos ante una historia de generosa amistad- entre ese fascinado crío y su mentor, ese simulador y astuto pirata de loro en el hombro (el mismo que acabará constituyendo su legado). Al respecto de la misma, e igualmente en lo referido a diálogos y pasajes seleccionados, resulta modélica la traslación a la gran pantalla por parte del avezado y curtido guionista John Lee Mahin, de la que no queda exenta en ningún momento la emoción (ahí queda para los anales su memorable desenlace), la tensión (esa inolvidable secuencia de la manzana y el barril) o el humor (esa taberna repleta de piratas que acaban trocando sus modales y peleas ante la irrupción de la autoridad pertinente).

Los actores encargados de encarnar a estos dos protagonistas sobre los que se ensambla la trama principal, Jackie Cooper y Wallace Beery, habían sido un tándem exitoso tres años antes con el memorable melodrama lacrimógeno CHAMP, EL CAMPEÓN, merecidísimo Óscar para el segundo, el más veterano de la dupla.

También pueden disfrutar del talentazo de actores hoy en día difuminados para el común de aficionados, pero absolutos referentes en su época. Me refiero a nombres como el del ilustre Lionel Barrymore (el pirata Bones que llega inicialmente a la posada de un pueblo costero inglés) o Lewis Stone (el ya citado capitán Smollett) o Nigel Bruce (Trelawney). Inolvidable resulta la aparición de Charles “Chic” Sale como el pintoresco Ben Gunn.

Reconozco que es la mejor versión que conozco de tan referencial e imprescindible material literario, seguidas muy de cerca por la muda de Maurice Tourneur (1920) y la de Disney de 1950 (de Byron Haskin). Aunque curiosamente la traslación más redonda y afortunada no tenga que ver con el original de partida. Me refiero a la sensacional LOS CONTRABANDISTAS DE MOONFLEET de Fritz Lang.

Con esta propuesta es como si asistiéramos a la lectura de esa fundamental lectura de primera edad. Resulta un inteligente e impagable entretenimiento de recordable atmósfera y ambientación ¡Y pensar que el Séptimo Arte tan solo llevaba poco más de tres décadas de existencia! ¡Cuánto talento ya desparramado!

José Luis Vázquez