Director: Laurent Tirard
Intérpretes: Jean Dujardin, Noémie Merlant, Mélanie Laurent, Christophe Montenez, Evelyne Buyle, Christian Bujeau, Fabienne Galula, Laurent Bateau, Jean-Michel Lahmi, Feodor Atkine
Sinopsis: Francia, 1809. El capitán Neuville es un gran seductor. Acaba de pedir la mano de la joven Pauline bajo la desconfiada mirada de la hermana mayor de ésta, Elisabeth. Sin embargo, Neuville es llamado a filas y Pauline deja de recibir noticias suyas. La joven se marchita con cada día que pasa y Elisabeth decide tomar la pluma y empezar una correspondencia con Pauline haciéndose pasar por Neuville, al que convierte en sus relatos en un verdadero héroe de guerra. El capitán acabará reapareciendo, muy a pesar de la joven… (FILMAFFINITY)
EL REGRESO DEL HÉROE, ese es el título original y mucho más certero que el corriente y común UN SEDUCTOR A LA FRANCESA con el que ha sido rebautizada en España ésta producción gala, amago de vodevil y teatro filmado al borde en algunas ocasiones de la caída en el más puro acartonamiento.
Consigue evitar ese escollo gracias a cierta ligereza en su puesta en escena por parte del avezado Laurent Tirard (gran cinéfilo y admirador del cine norteamericano, en especial del de Spielberg) y a unas buenas interpretaciones de la pareja protagonista, un Jean Dujardin (THE ARTIST será seguramente su papel para la posteridad) y una atractiva y de lo más desenvuelta Mélanie Laurent (también es directora, productora y cantante… perdurable en el recuerdo por su intervención en MALDITOS BASTARDOS… César a la mejor actriz por JE VAIS BIEN, NE T´EN FAIS PAS).
No quisiera tampoco dejar de constatar la divertida composición de Noémie Merlant como la inesperadamente lasciva y sado maso hermana de la protagonista.
Gasta un humor anticuado, y ya no me refiero al hecho de que esté ambientada a comienzos del siglo XIX, pero también resulta efectivo en determinadas situaciones de confusión o picaresca. En cambio, el tonillo burlesco y parcialmente jocoso del que tira le sienta bien a la trama… una historia en tiempos napoleónicos en la que farsa, dulces venganzas, ardores sexuales o reprimidos afectos, algún que otro dardo crítico sobre las clases sociales y la valentía, se alían en inofensiva pero agradable armonía.
Es mona, bonita, decorativa, pero sin pegada alguna. Cine de prestigio a la manera francesa, ese que los inicialmente airados chicos de la Nouvelle Vague cuestionarían de sus predecesores… y a los que el paso del tiempo no les ha dado demasiado la razón pues, al fin y al cabo, el de este corte y confección –con mayor o menor acierto- no suele pasar de moda… por mucha revolución tecnológica y alternativa que acontezca. Y así espero que sea siempre… por el bien de su futuro.
Si no la ven, tampoco pasa ni se pierden nada, pero no deja de procurar distracción para una de esas tardes tontas de fin de semana otoñal.
José Luis Vázquez