jueves, 21 de agosto

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Estreno en Royal City

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Todos lo saben ()

Director: Asghar Farhadi

Intérpretes: Penélope Cruz, Javier Bardem, Ricardo Darín, Eduard Fernández, Inma Cuesta, Bárbara Lennie, Elvira Mínguez, Ramón Barea, Carla Campra, Saadet Aksoy, Sergio Castellanos, Sara Sálamo, Roger Casamajor, Nella Rojas, Jaime Lorente

Sinopsis: Laura viaja con su familia desde Buenos Aires a su pueblo natal en España para una celebración. Lo que iba a ser una breve visita familiar se verá trastocada por unos acontecimientos imprevistos, que cambiarán por completo las vidas de los implicados. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Cuando tengo que escribir tan inmediatamente, sin tiempo para reposar, sobre películas tan complejas, elaboradas, densas en el mejor sentido e intrincadas como TODOS LO SABEN, tengo siempre la sensación de que se me van a quedar muchas cosas en el tintero, que necesitaría abordar su crítica con más distancia temporal. Pero no es menos cierto que, a cambio, gano en frescura, en primeras –y casi siempre certeras- impresiones.

Las que me invaden con esta obra tan española del extraordinario cineasta iraní Asghar Farhadi (2 merecidísimos Oscar en sus mochilas por NADER Y SIMIN. UNA SEPARACIÓN y EL VIAJANTE) son variadas y mayoritariamente positivas.

Me resulta inevitable remitirme al primer trabajo suyo que descubrí hace casi una década, el cuarto de su filmografía como director de un total de ocho, el inquietante y perturbador “thriller” A PROPÓSITO DE ELLY. Vuelve a inquietarme y perturbarme de nuevo con esta historia familiar. Como aquella, vuelve a ofrecer dos partes, no precisamente simétricas, pero que se contraponen perfectamente. La primera más breve, festiva, muy de estas latitudes, la conformada por la celebración de una boda. Abruptamente da paso a la segunda, dramática, desasosegante. Jarana y aflicción vuelven a rebozarse casi sin solución de continuidad, Una argamasa ésta en la que siempre se ha desenvuelto nuestra especie, pero con un algo especial implícito en el ADN hispano desde tiempos inmemoriales… o a lo mejor no tanto, la Guerra Civil seguro que contribuyó poderosamente a activar aún más los resortes.

Es quizás en esta parte donde surge el pero un tanto atenuado que me impide que no la pueda considerar redonda. Ese recargar un tanto la historia de secretos familiares, de folletón estilizado, pero folletón, al fin y al cabo, un tanto dilatado, provoca en mí cierto retraimiento. Pero el plano final acaba redimiéndola de este pequeño lamparón, pone las cosas en su sitio. Ahí se encuentra el Farhadi más puro, el sugerente, el sutil, el que no necesita de la explicitud a la pata llana para ser deslumbrante (unas botas manchadas de barro han sido el detonante… y nada chafo, ya lo comprobarán). Un excelente broche para los que valoramos tantas veces lo sugerido más que lo obvio… aunque esto nos pueda encantar también.

En lo que no pierde comba en ningún instante es en crear una atmósfera concreta, en resultar cinematográfica pese a que era fácil la tentación teatrera. Es climática en el mejor sentido del término. Y cuida en todo momento, es plenamente capaz de transmitir la asfixia, la angustia que siente, que padece ese núcleo familiar aparentemente compacto, incluyendo al ajeno con vínculos permanentes desde su niñez.

Donde se manifiesta en todo su esplendor en la hierba –no se olvide, además, dato fundamental, que la historia y el guion también le pertenecen- su estilo es en la ingente cantidad de asuntos consustanciales y recurrentes de su cine que aquí vuelven a tener plasmación: la mentira, los secretos, la culpabilidad, la memoria (ahora que está tan de moda por estos pagos), las dudas, las sombras de sospecha, principalmente el tema del pasado y de los surcos dejados por este y que alcanzan el presente.

Todas estas cuestiones se encuentran aquí contenidas, vertidas en odres no ya de vino sino en estados anímicos, en jirones de dolor demasiado humano. Como el que siente esa madre rota, deshilachada ante la posible pérdida –otro de sus leiv motiv habituales- de su hija, en una composición notable de una Penélope Cruz desmaquillada y que vuelve a las mejores esencias mostradas en VOLVER (su mejor trabajo hasta la fecha junto al de LA NIÑA DE TUS OJOS y NO TE MUEVAS) de Pedro Almodóvar, alguien relacionado también con este proyecto. Téngase en cuenta además que la trama transcurre en un pueblo manchego (la mayor parte del rodaje tuvo lugar en zonas rurales de Guadalajara).

Todo ello muy enraizado en nuestras tradiciones y en nuestras señas de identidad. Y es que no hay nada más universal que lo localista, como así ha quedado atestiguado a lo largo de la historia, prácticamente desde el origen de los tiempos: la épica homérica, el western, LA CASA DE BERNARDA ALBA…

Y es que debe ser cierto lo comentado por el propio Farhadi acerca de que España es de los pocos países en los que consiguen convivir tradición y modernidad. Y, también suya es esta otra reflexión acerca de que aquí siempre se piensa en el pasado (así se titulaba otro de sus grandes títulos rodados en Francia… EL PASADO, a secas, tan intimista y tan generalizado a la vez… su sombra).

Pero retomando el aspecto interpretativo, algo fundamental y de las cualidades más sobresalientes en el universo del persa, destacar que si ellos son formidables (el siempre enorme Darín, unos magníficos Bardem y Eduard Fernández, el veterano Ramón Barea como el patriarca), ellas no solo no le van a la zaga, sino que están inmensas.

Y si Cruz aborda con nota el reto (hay un plano subiendo una escalera como sonámbula y pronunciando el nombre de su hija que resulta devastador), tengo que confesarles que siento una debilidad especial por Bárbara Lennie (la pareja ficticia de Bardem… Bea). Y por Elvira Mínguez, que ya que antes mencionaba un referente lorquiano parece un personaje extraído de su obra, atenta a su entorno y de resignada fortaleza. O Inma Cuesta, que inunda de luz los primeros minutos (como siempre, sensacional la fotografía del maestro Alcaine), volviendo a dar vida a una novia, sobre la justamente aclamada adaptación de Paula Ortiz –Lorca de nuevo en la base literaria- que le proporcionara merecida fama y reconocimiento. También está muy bien la joven y descollante tinerferña Sara Sálamo –obviaré información de prensa rosa que no viene a cuento- en un papel nada fácil y que solventa con admirable naturalidad, como si fuera una copia juvenil de Cruz, pero con una naturalidad de lo más plausible.

Tal vez solo sea algo cuestionable ese punto de ebullición a propósito de acumulaciones propias de culebrón anteriormente señalado, o alguna cosilla que se me escapa en este momento, para alcanzar mi absoluta incondicionalidad… pero es una película muy buena. Es un gran trabajo, una brillantísima incursión en tierras que inicialmente parecían ajenas a su autor, lo cual vuelve a constatar que los grandes talentos lo son en cualquier lugar o latitud.

Disfruten, de paso con las perfectamente insertadas y significativas canciones de Nelia Rojas y Javier Limón. España pura… en su dolor.

No se la pierdan. Es el segundo mejor estreno español visto este 2018, tras el formidable CAMPEONES.

José Luis Vázquez