viernes, 19 de abril

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Estreno en Royal City

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El rascacielos ()

Director: Rawson Marshall Thurber

Intérpretes: Dwayne "The Rock" Johnson, Neve Campbell, Pablo Schreiber, Roland Møller, Paul McGillion, Adrian Holmes, Noah Taylor, Kevin Rankin, McKenna Roberts, Byron Mann, Matt O'Leary, Tzi Ma, Chin Han, Hannah Quinlivan, Beatrice King, Kathy Wu, Venus Terzo, Vivian Full, Elfina Luk

Sinopsis: Will Sawyer, antiguo líder del Equipo de Rescate de Rehenes del FBI y veterano de guerra del ejército de Estados Unidos, ahora se encarga de evaluar la seguridad de los rascacielos. Durante un viaje de trabajo en China, se ve incriminado en el incendio del edificio más alto y seguro del mundo. Perseguido y a la fuga, Will deberá encontrar a los que le han tendido la trampa, limpiar su nombre y rescatar a su familia, atrapada en el interior del rascacielos… sin sucumbir a las llamas. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 2 estrellas

Este cruce de JUNGLA DE CRISTAL con EL COLOSO EN LLAMAS, rociado con algunas gotas de –nunca mejor dicho- DURO DE MATAR, más alguna cosita de EL FUGITIVO –admitido por sus propios creadores- y un final multi espejos a lo –ni más ni menos- DAMA DE SHANGHAI, repleto de CGI, o sea, para quien no esté familiarizado con esta expresión (yo la aprendí no hace mucho), de efectos especiales digitales, cuenta con una media hora pasable. A partir del primer imposible salto del protagonista que carece de una pierna, desde una grúa a un rascacielos, el andamiaje ya cogido por los pelos hasta ese instante se me viene definitivamente abajo.

Leo al colega Nando Salvá definirla agudamente como aquejada de “aluminosis narrativa” y no puedo estar más de acuerdo, pues incluso en la magnífica y anteriormente citada JUNGLA DE CRISTAL, las desventuras del héroe estaban impregnadas de consistencia y vulnerabilidad en cuanto a lo que le pudiera pasar a su protagonista. Aquí no, tanto las reacciones como la odisea parecen escritas por un guionista de vídeo juego, sin pulso dramático alguno, salvo el típico tópico en torno a sufrimientos, abrazos y reencuentros de la familia felizmente aguerrida. Pero sin pulsión, sin emoción alguna.

Demasiada pirotecnia –las leyes de la física no rigen- vaciada de contenido o, sin tener por qué ponerme fino, sin un ritmo adecuado y verosímil. Una vez más se impone el apabullamiento por encima de cualquier otra consideración o matiz. Y en esta ocasión hace pecado grave de la inverosimilitud. Además, lo que era tensión vertical u horizontal en los dos primeros referentes citados al inicie, resulta planicie sin relieve alguno.

Sin duda, habrá quien dé por bueno el despropósito, a mí en otras ocasiones y con otras películas así me ha ocurrido, y que disfrute con esta desprejuiciada, nada pudorosa y aparatosa ensalada de ruido y florituras. Pero esta vez a mí no me ganan para su disparatada causa.

Para protagonizar este tipo de cosas, se las pinta solo Dwayne “The Rock” Johnson. Pero yo a estas alturas de su carrera y de la jugada, me siento saturado por lo que ofrece tanto él como este enésimo producto de testosterona sin sutileza alguna y con empacho continuo de mamarrachadas.

No dudo que tendrá su público, pero no se cuente esta vez conmigo salvo que alguien quisiera imponerme tortura. Y conste que no es de las peores del género, las hay todavía más rechazables (estoy pensando por ejemplo en la rusa PÁNICO EN EL METRO o en POMPEYA, por poner dos ejemplos recientes, podrían citar otros muchos). Tiene alguna cosilla que podría defender (el diseño del edificio, la ambientación hongkonesa, Neve Campbell lo poquito que sale, esos minutos iniciales…), pero nada más.

 

José Luis Vázquez