Director: Tony Bill
Intérpretes: Christian Slater, Marisa Tomei, Rosie Pérez, Kyle Secor, Willie Garson, Gary Groonel, James Cada
Sinopsis: Caroline es una camarera a la que persigue su mala suerte en el amor. Adam es el repartidor del restaurante, un chico solitario que está secretamente enamorado de Caroline, aunque es demasiado tímido para hablarle. Una fría noche, cuando Caroline se encuentra en peligro al dirigirse a su casa tras el trabajo, aparece Adam para rescatarla. Intrigada por su inesperado caballero de brillante armadura, Caroline tiernamente va introduciéndose en el solitario mundo de Adam... (FILMAFFINITY)
A propósito de CORAZÓN INDOMABLE (bien traducida del original UNTAMED HEART) dice Pablo Kurt en Filmaffinity: “sencillo pero conmovedor drama romántico de almas urbanas solitarias y corazones débiles”. Es una certera definición de esta preciosa y dolorosa película.
Estoy de acuerdo también con lo reseñado por Carlos Aguilar en su imprescindible GUÍA DEL CINE: “se centra en la historia de amor que surge entre dos seres atípicos (en mayor medida él que ella), enriquecida por estimables pinceladas costumbristas y sociológicas, cómicas y dramáticas, incluso fantasiosas en más de un momento; constituye una película atípica en su contexto industrial”.
No menos cierto es que la mirada, casi furtiva o de soslayo en algunos momentos, que muestra Christian Slater (previo e inolvidable aprendiz Adso de Melk en EL NOMBRE DE LA ROSA, tres años separan estas interpretaciones: resultan igualmente destacables sus apariciones en AMOR A QUEMARROPA y ENTREVISTA CON EL VAMPIRO) resulta un tanto especial, una de las mejores, más hondas de su carrera. Está fenomenal. Y le da réplica a idéntico nivel la adorable Marisa Tomei. Ambos hacen de la naturalidad bandera. Rosie Perez también está muy bien.
Resulta conmovedora su aproximación y esa relación trenzada con paciencia, mucha sinceridad y afecto. También consiguen transmitir tristeza, es casi inevitable. Y la discreción que desprenden sus personajes no es en este caso sinónimo de endeblez, sino de sentimiento.
Es curioso, pasa igual que con el cine de su director e inicialmente actor (su primera aparición fue como el hermano pequeño de Frank Sinatra en GALLARDO Y CALAVERA), el estupendo y nada prolífico Tony Bill, originario de la californiana San Diego. Nunca ha llegado a gozar de mucho retumbe ni distribución, pero puedo afirmar convencido que siete de sus siete trabajos –todo un pleno- me parecen simplemente emocionantes, espléndidos o divertidos. Entre ellos figura el que aquí me ocupa. Es obligado citar el resto: MI GUARDAESPALDAS (su feliz debut), SEIS SEMANAS, CINCO ESQUINAS, GENTE LOCA, NUESTRO PROPIO HOGAR y FLYBOYS, HÉROES DEL AIRE (con una exclusiva utilización de las cámaras digitales)
Una de las muchas virtudes que suele esgrimir es que los argumentos que ha modelado podían haber caído fácilmente en lo excesivo y lacrimógeno, pero él ha conseguido siempre sostenerlos sin recurrir a efectismos y llevando a cabo un magnífico manejo de los actores. Esto que acabo de señalar se puede comprobar en CORAZÓN INDOMABLE, como ya destacaba al inicio. Además, indaga profundamente en los recovecos del corazón y en el amor verdadero.
Como anécdota indicarles que obtuvo el premio MTV Movie Award al mejor beso –entre Slater y Tomei- en 1993. Y también el de actor más deseable, de nuevo a Slater.
Creo sinceramente que puede constituir una muy grata sorpresa para muchos, pues le sucede como a tantos títulos de antaño, de cualquier década, que muchas veces pasan desapercibidos por múltiples motivos: haber sido estrenados en épocas fértiles, no disfrutar de la distribución adecuada, haber sido relegados en la cartelera… Pero los nuevos tiempos permiten que siempre que así lo decidan cualquier momento puede ser una magnífica oportunidad para su recuperación. Por ejemplo, en una actividad de programación de clásicos en una taberna irlandesa en Ciudad Real.
Y qué bonito resulta algo que en principio no daría pie para serlo… tener el corazón de un mandril.
Remitiéndome a un término del comienzo repetido dos veces… Felizmente atípica. Y, de paso, hasta puede que echen unas reconfortantes lagrimitas.
José Luis Vázquez