miercoles, 30 de abril

Ciudad Real

Visita nuestra página en Facebook Síguenos en Twitter Síguenos en Instagram Síguenos en YouTube
Buscar
Logotipo de Ciudad Real Digital

Estreno en Royal City

Compartir en Facebook Compartir en Twitter Imprimir crítica

Su majestad de los mares del Sur ()

Director: Byron Haskin

Intérpretes: Burt Lancaster, Joan Rice, Andre Morell, Abraham Sofaer, Archie Savage, Benson Fong, Lloyd Berrell, Charles Horvath, Teresa Prendergast

Sinopsis: Un marinero aventurero es abandonado en un bote a la deriva a causa de un motín. En medio del mar, y a causa del sol, pierde el conocimiento, que recobra ya cuando está en una pequeña isla bajo los cuidados de un curandero indígena y de un comerciante alemán.
El aventurero pronto se hace con la confianza de los indígenas, a quienes enseña nuevas costumbres y a defenderse de los piratas. Así, consigue también el control sobre la producción de copra del que se extrae un rico aceite, que también una compañía alemana pretende monopolizar. Poco a poco se va convirtiendo en el rey de la isla. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Me enteré de lo que era la copra (y el fei), la pulpa seca del coco, viendo de adolescente en televisión esta colorista, vitalista y reconstituyente película de aventuras, fechada en el esplendor físico –que se prolongaría en el tiempo, el artístico llegaría hasta el final de sus días- de ese intenso, acrobático y formidable actor estadounidense llamado Burt Lancaster, aquí traspasado ya el umbral de la cuarentena.

Acababa de protagonizar otra producción ambientada en pasajes exóticos –HURACÁN DE EMOCIONES- y la arrasadora y oscarizada DE AQUÍ A LA ETERNIDAD. Y al finalizar el rodaje, le esperarían dos westerns memorables, APACHE y VERACRUZ. Téngase en cuenta que ya había encabezado esas dos joyas del género para cualquier niño y mayor que –es un decir- se precie que serán siempre EL HALCÓN Y LA FLECHA –una mezcla/variante de ROBÍN DE LOS BOSQUES y GUILLERMO TELL- y EL TEMIBLE BURLÓN (la mejor parodia jamás hecha sobre el cine de piratas). Todavía faltaban seis años para que la Academia de Hollywood le recompensara con un merecidísimo Oscar por el predicador Elmer Gantry de EL FUEGO Y LA PALABRA.

Pero no solo la presencia del neoyorquino se erige en punto fuerte de esta producción. La dirección fluida, amena en todo momento, vigorosa en varios instantes del igualmente especialista en efectos especiales Byron Haskin, uno de esos todoterrenos artesanos que han hecho siempre la gloria de Hollywood (responsable de obras maestras como CUANDO RUGE LA MARABUNTA, LAS AVENTURAS DE SIMBAD, LA ISLA DEL TESORO en su versión de 1950, LA CONQUISTA DEL ESPACIO, ROBINSON CRUSOE DE MARTE o LA GUERRA DE LOS MUNDOS), le imprime un ritmo y un sello de lo más gratificante. Al no haber sido estudiado por los críticos de Cahiers du Cinema, el dedicarse a todo tipo de géneros y carecer del prurito de un Walsh o Hawks, lamentablemente nunca ha gozado del reconocimiento al que debería haberse hecho acreedor. Bueno, no somos pocos los que le reconocemos méritos.

La presencia de la muy atractiva Joan Rice también suma un plus, aporta la nota femenina para la casi obligada historia de amor.

Por otra parte, algo tan fundamental como las localizaciones (en Islas Fiji), responden a lo previsto, son verdaderamente vistosas, fascinantes. Y aún ahora, sesenta y cinco años después de su realización, continúan generándome sensaciones escapistas, felices y placenteras.

Y luego, sobre todo, está la historia, el excelente guion de ese escritor cinematográfico apasionante donde los haya, ese poeta especializado en retratar a tipos errantes que fue Borden Chase (LA PRADERA SIN LEY, RÍO ROJO, VERACRUZ, HORIZONTES LEJANOS, TIERRAS LEJANAS, WINCHESTER 73). De gran interés y con suficiente contenido, aunque lo expuesto no les vaya a suponer ningún hallazgo. Ni falta que hace, pues exhibe lo más importante, una intachable manera de contar las cosas.

Trata sobre sobre imperialismos coloniales en ultramar, la explotación a indígenas o la vil utilización de mano de obra barata, la codicia, la ambición desmesurada, la pérdida de la inocencia y otros asuntos de no menor enjundia.

Es una verdadera y evasiva delicia de principio a fin. De esas veces en que se hace más cierto que nunca ese aserto de José Luis Garci –el mejor crítico de cine español y uno de los cinco mejores del mundo- que dice “el cine es una vida de repuesto”. Y sin tener que moverse del salón de casa o de la sala, eso sí, siempre que se tenga en cuenta que lo fundamental es vivir, sorber la vida, como hace, en un momento determinado erráticamente, el señor O´Keefe de esta función.

Absolutamente recomendable por los motivos anteriormente expuestos y por unos cuantos más dejados en el tintero digital.

José Luis Vázquez