Director: Alexandre Espigares
Intérpretes: Animación.
Sinopsis: Croc-Blanc es un orgulloso y valiente perro lobo. Después de crecer en los espacios nevados y hostiles del extremo norte, es recogido por Castor Gris y su tribu india. Pero la maldad de los hombres obliga a Castor Gris a dejar al animal con un hombre cruel. Salvado por una buena pareja, Croc-Blanc aprenderá a dominar su instinto salvaje y convertirse en su amigo. Adaptación en formato animado de la novela "Colmillo blanco", de Jack London. (FILMAFFINITY)
Son ya varios los años, lo que llevamos de siglo XXI por lo menos, en los que el cine de animación galo me viene deparando gratas sorpresas: BIENVENIDOS A BELLEVILLE, EL ILUSIONISTA, ERNEST Y CÉLESTINE, BALLERINA, la reciente EL MALVADO ZORRO FEROZ y ahora COLMILLO BLANCO. Hay varios notables ejemplos más.
Son también varias las versiones acumuladas hasta la fecha del célebre referente literario de Jack London que ha dado origen a esta producción. Recuerdo un par de ellas de mi adolescencia y juventud, si no del todo logradas sí bastante dignas, la coproducción italo-francesa-española de 1973 protagonizada por Franco Nero y Virna Lisi, y la de Disney de 1991 con Ethan Hawke.
Lo mejor que se ha hecho teniendo como base la literatura del escritor estadounidense (fallecido a la prematura edad de 40 años) continúa siendo LA LLAMADA DE LA SELVA de William A. Wellman y protagonizada por “the King” Clark Gable y la adorable Loretta Young (Berenguela de Navarra en LAS CRUZADAS, se casaba por poderes con una espada en representación del mismísimo rey Ricardo Corazón de León). Está fechada nada más y nada menos que en 1935 y continúa intacta en todo su enorme valor.
La verdad es que los dibujantes del país vecino están alcanzando un elevado grado de calidad en lo que a dibujos en movimiento se refiere. Los aquí esgrimidos presentan un enorme nivel tanto en lo referido a su luz como a los fondos, así como a las representaciones gráficas tanto de humanos como de animales.
Es, además, un trabajo muy físico, diría que telúrico. La caída de copos de nieve (es encantador el momento en el que el cachorrillo intenta atrapar al primero de ellos), el crepitar del fuego, son momentos aparentemente de transición, irrelevantes, pero que acaban alcanzando un gran poder visual.
El relato es ameno, y si no capta en toda su esencia el espíritu de London –no era tarea fácil- sí resulta suficientemente divulgativo. Ojalá sirviera para que la muchachada se acercara a la obra de este maestro de la literatura, pero mucho me temo que ni la película va a convocar a demasiados parroquianos ni estos son tiempos como para que calen demasiadas recomendaciones de este tipo. Pero por persistir en ello no será. Basta que prenda en algún lector o espectador como para darme por satisfecho.
Posee encanto, se ve muy bien.
José Luis Vázquez