miercoles, 18 de junio

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Estreno en Royal City

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Lucky ()

Director: John Carroll Lynch

Intérpretes: Harry Dean Stanton, Ed Begley Jr., Beth Grant, James Darren, Barry Shabaka Henley, Yvonne Huff, David Lynch, Hugo Armstrong, Bertila Damas, Ron Livingston, Ana Mercedes, Sarah Cook, Amy Claire, Ulysses Olmedo, Mikey Kampmann, Otti Feder, Mouse, Pam Sparks, Tom Skerritt

Sinopsis: 'Lucky' se centra en el viaje espiritual de un hombre ateo de 90 años. Habiendo sobrevivido más que sus contemporáneos, Lucky se encuentra en el tramo final de su vida, donde se verá impulsado a un viaje de autodescubrimiento cuyo objetivo final es la iluminación. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Otro de esos retratos humanos minimalistas a los que nos tiene tan acostumbrados –felizmente, en muchos casos- el cine estadounidense de reciente cuño (los encabezaría el magistral PATERSON), aunque igualmente se pueden encontrar dentro del mal denominado cine comercial (MOLLY´S GAME por poner un ejemplo de este mismo 2018).

El ofrecido en esta ocasión es el de un anciano descreído, ateo, un poco cascarrabias, bastante indomable, agudamente reflexivo y "desarmante", el tal Lucky (Suertudo) del título. Lo que se/nos ofrece no es un trazo convencional, sino retazos de conversaciones, reflexiones, saludables rutinas, en definitiva… vida.

Constituye el último trabajo –justo poco después de esta filmación fallecería- de ese extraordinario y prolífico actor (lo de secundario, me sobra) estadounidense llamado Harry Dean Stanton.

Supone una maravillosa despedida, un homenaje, casi inmejorable y en toda regla, a alguien que dedicó al cine 56 años de su existencia. Y eso que su irrupción fue más bien tardía, cuando ya había cumplido 36 primaveras, sobre este planeta que nunca deja de asombrarnos a algunos. Por esta interpretación sería justamente premiado en la última edición del Festival de Cine de Gijón.

Compone un personaje que difícilmente deja indiferente dentro de su asumida imperturbabilidad. Es la imagen viva del ocaso llevada con socarronería y dignidad. Varias de sus soflamas me ganan incondicionalmente para su causa, que por otra parte no es ninguna, pues bastante es ya haber llegado a la provecta edad de 90 años –como el actor en la vida real- al igual que esa simbólica tortuga que atraviesa la pantalla (y conste que este animalito puede llegar a vivir 200 años).

La plasmación viva –creo haberlo leído por algún sitio y no puedo estar más de acuerdo- de la inexorabilidad de la muerte, de la asunción de la Parca por hacer figuración más o menos poética sobre tan imbatible presencia, única certeza en este mundo. El director ha llegado a afirmar al respecto que “el mayor canto a la vida es aceptar la muerte”. Lo obtenido es luminosamente testamentario.

Una modesta y deliciosa película que como certeramente ha definido el colega Joe Leydon, “sobre nada en particular, pero todo lo que es importante”, que seguramente ahuyentará o sofocará de aburrimiento a la mayor parte de espectadores, pero que a mí –les doy mi palabra que no es impostura ni pose intelectual por mi parte, sino pura convicción- me atrapa desde su mismísimo comienzo.

Pura poesía parsimoniosa de desierto, de pedregal, aromatizada con la presencia de veteranos de recia estirpe, como ese Tom Skerritt encarnando a un muy veterano marine de la Segunda Guerra Mundial, o Ed Begley Jr.

Atención a la aparición de David Lynch como compañero de charlas en ese tugurio de resistentes veteranos. De alguna manera podría buscarse en esta presencia cierta complicidad –muy cogida por los pelos, claro, pero sí en lo referido en que ambos exponentes hacen gala de una clara vocación humanista, aunque podría interpretarse también como una libre secuela- con su magistral UNA HISTORIA VERDADERA, para mí su mejor obra como cineasta junto a TERCIOPELO AZUL y EL HOMBRE ELEFANTE (con el otro, con el de su última etapa, no engancho, hasta me resulta atragantable, me remito por ejemplo a INLAND EMPIRE).

Es la ópera prima del actor –otro más que se pasa al otro lado del espejo norteamericano –de Colorado- John Carroll Lynch, el que hiciera de –en su idéntica réplica parsimoniosa, tal para cual- tronchante marido de Frances McDormand en FARGO. O rostro familiar en obras maestras como GRAN TORINO, SHUTTER ISLAND, CRAZY STUPID LOVE e incluso un título hoy en día olvidado y a reivindicar como HEREDARÁS LA TIERRA.

Tengo que destacar que se luce en su –solo aparente- austeridad narrativa. Hace bandera de lo sobrio, escueto y sencillo. Lo obtenido es de una plausible solidez. Una hermosa reflexión sobre la vejez y la soledad, rodada con mínimos elementos y medios (para que luego se quejen los eternos llorones carentes de talento de lo fundamentales que resultan estos).

Y qué bonitas las canciones de mariachis insertadas y esa larga secuencia de la celebración del cumpleaños de un niño en ambiente hispano, mejicano para más señas… Otra merecida bofetada que te crío –sin nombrarlo- a Donald Trump. Una pasada escuchar al protagonista de PARÍS TEXAS o ALIEN desgranar sentidamente ese VOLVER VOLVER en un español impoluto con tono gringo (para apreciar esto se impone escuchar la versión original). Ah… y qué esclarecedor resulta ese frecuente RED RIVER VALLEY, estandarte de los desclasados y que fuera tan memorablemente utilizado por John Ford en su gloriosa –bueno terrenal, más bien- LAS UVAS DE LA IRA.

Delicatessen al canto… no apta para todos los paladares. Y con ello no estoy diciendo que a quienes nos gusta seamos más exquisitos, ni muchísimo menos. Ello no iría con mi filosofía de pensamiento. Sencillamente, como tantas cosas en la vida, es cuestión de gustos o según el momento en que te pille.    

 

José Luis Vázquez