Director: Dean Parisot
Intérpretes: Bruce Willis, John Malkovich, Mary-Louise Parker, Byung-Hun Lee, Catherine Zeta-Jones, Helen Mirren, Anthony Hopkins, David Thewlis, Neal McDonough, Xavier Laurent
Sinopsis: El agente retirado de operaciones encubiertas la CIA, Frank Moses (Bruce Willis), vuelve a reunir a su peculiar equipo de élite para emprender la búsqueda a nivel global de un dispositivo nuclear portátil desaparecido. Por el camino tendrán que enfrentarse a un ejército de implacables asesinos, despiadados terroristas y oficiales del Gobierno enloquecidos por el poder; todos ansiosos por hacerse con un arma devastadora… y todos muy poco conscientes de lo que puede suponer enfrentarse al equipo de Retirados Extremadamente Peligrosos y sus tácticas de la vieja escuela.
Su antecesora, RED (que supondría la última aparición en gran pantalla del gran Ernest Borgnine) sin numerales, fue un considerable éxito de taquilla hace tres años. Esta secuela surge con claro afán mercantilista, con obvio empeño de prolongar aquellas buenas cifras.
RED 2 vuelve a ser una parodia del cine de acción y espías hollywoodiense que tiene su gracia y en la que trasciende el colegueo entre guionistas y actores, pero que no presenta un mayor alcance ni vocación, sino la de resultar un pasatiempo de temporada. Algo de lo más legítimo y también disfrutable, hasta necesario si me apuran, pues no todo pueden ser obras sublimes, ni en cine ni en cualquier otra manifestación artística. Por tanto, no es para echar en saco roto. Tiene algunos momentos afortunados, divertidos y sus escenas espectaculares, abundantes, muestran competencia.
Por ahora, los directores que las comandan no están siendo determinantes, en la primera Robert Schwentke, en ésta Dean Parisot, son más bien esforzados y no muy conocidos peones puestos al servicio de la eficiencia del producto.
Posee un atractivo tratamiento de comic, de hecho ese es su origen, con la firma de Warren Ellis, lo que le confiere agilidad a sus continuas “set pieces” prácticamente “jamesbondianas”.
Y oigan, miren, de paso está bien esa reivindicación de los héroes sesentones de acción, como en menor medida artística, también lo es la ya saga de LOS MERCENARIOS. Una demostración palpable y guasona de que “los viejos agentes secretos nunca mueren”.
Repiten cuatro de los actores de la primera entrega: Bruce Willis, por supuesto, el patrón al mando, una más que desenvuelta Mary-Louise Parker, la siempre sólida Helen Mirren y un relajado John Malkovich. Aquí ya no está, en cambio, Morgan Freeman, pero a cambio entran en el campo de juego una exuberante Catherine Zeta-Jones y, cómo no, el (anti)héroe asiático de turno, en este caso el surcoreano Byung-Hun Lee, el villano de G. I. JOE.
No es un dechado de sutilezas precisamente, no ofrece grandes reflexiones o momentos especialmente perdurables, es un producto de entretenimiento puro y duro, vacuo si quieren, que se deja ver con cierto agrado. Sobre todo, en una de estas tórridas tardes-noches agosteñas, al amparo del reconstituyente aire acondicionado de la sala de cine.
José Luis Vázquez