Director: John Wayne
Intérpretes: John Wayne, Richard Widmark, Laurence Harvey, Ken Curtis, Frankie Avalon, Patrick Wayne, Linda Cristal, Joan O'Brien, Chill Wills, Richard Boone
Sinopsis: En 1836, algunos texanos que luchaban por independizarse de México fueron sitiados en El Álamo, una misión cerca de San Antonio de Béjar, por las tropas mexicanas (más de 7.000 soldados) al mando del general Santa Anna. Entre los sitiados, unas doscientas personas, se encontraba el legendario David Crockett (John Wayne).
El primer trabajo como director (solo volvería a filmar uno más, un alegato a favor de la guerra de Vietnam, creo que el único existente de tal carácter, BOINAS VERDES) dura 160 minutos, pero siempre que me pongo a revisarlo no puedo sustraerme jamás al irresistible encanto que emanan sus imágenes, su proclama de valores permanentes, su vigorosa acción y su perfecto acabado en todos los sentidos.
Ya la conocerán muchos, es la historia del asedio de una antigua misión religiosa del nombre que otorga título a la película, en la que una milicia de secesionistas tejanos, en su mayoría colonos estadounidenses (naturalizados mejicanos) resistió durante 13 días el acoso del poderoso ejército del país azteca. Lo que posibilitaría que el general Sam Houston reagrupara a sus tropas y diera lugar a la posterior independencia del estado de la estrella solitaria.
Así pues, un reducido grupo de individuos, 185 tipos valerosos, volverían a cambiar el curso de la historia (¿cuántas veces hemos escuchado esto?, sin ir más lejos refiriéndonos a las batallas de la 2ª Guerra Mundial). Y que jamás sean olvidados, como los espartanos de Leónidas que defendieron las Termópilas y tantos miles de episodios más de este heroico calado a lo largo de los siglos. Supongo que hoy en día esto suena anticuado –o no, igual está más vigente que nunca, porque los hechos acaban siendo cíclicos, no hay más que mirar a nuestro alrededor, en nuestro propio país-, pero saben que les digo… pues eso, que mientras a mí me atrapen en una butaca, pues me importa un bledo que diría Clark Gable en LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ (GONE WITH THE WIND), me da lo mismo que sea antiguo o moderno, pues todo acaba resultando intercambiable. Pero es que, además, como se dice en el desenlace, yo también asumo que lo mejor del ser humano es la honradez, el amor y el valor.
Buenas y malas lenguas afirmaron que John Ford se dio más de una vuelta por el set de rodaje, encargándose de la filmación de algunas escenas. Cierto o no, Wayne demostró una pericia, robustez y capacitación dignas de todo elogio. Wayne/Widmark/Harvey, o sea Davy Crockett/Jim Bowie/William Travis, forman un trío artístico/histórico verdaderamente invencible. Desconozco cuánto hay de verdad o leyenda en lo que aquí se cuenta, pero como proclamó el propio Ford en la imprescindible EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE, “cuando los hechos se convierten en leyenda, imprime la realidad”.
Antológico es su final, con las tropas del general mejicano Santa Ana haciendo un pasillo a la mujer y los dos críos supervivientes, a los que se acaba uniendo el adolescente Smitty, personaje encarnado por Frankie Avalon, al ritmo de los compases de la emocionante banda sonora de Dimitri Tiomkin. Toda ella, todos sus cortes, desde los primeros estribillos que acompaña el galope inicial de Sam Houston hasta el momento anteriormente referido, pasando por el icónico LAS HOJAS VERDES DEL VERANO (THE GREEN LEAVES OF SUMMER) o el que introduce a los chicos de Tennessee, no tiene desperdicio alguno, ni siquiera sus motivos más descriptivos.
Este tipo de cine es culpable de mi definitiva adicción al Séptimo Arte, a los USA y a la marimorena padre (o madre) que se tercie. Siempre me resulta vibrante, dinámico mientras lo contemplo, perdurable en el momento y en el recuerdo.
Épica pura y dura al servicio de la independencia tejana y su posterior adscripción a los Estados Unidos, fortaleciendo aún más a estos. Una del Oeste para la eternidad. Irresistiblemente divertida, entretenidísima, emotiva.
José Luis Vázquez