Director: Alexander Payne
Intérpretes: Matt Damon, Christoph Waltz, Hong Chau, Jason Sudeikis, Kristen Wiig, Neil Patrick Harris, Laura Dern, Margo Martindale, Kerri Kenney, Maribeth Monroe, Niecy Nash, Udo Kier, Donna Lynne Champlin, Joaquim de Almeida, Rolf Lassgård, Ingjerd Egeberg, Søren Pilmark, Jayne Houdyshell, James Van Der Beek, Patrick Gallagher, Kevin Kunkel, Kristen Thomson, Brendan Beiser, Don Lake, Mary Kay Place, Juan Carlos Velis, Veena Sood, Jeff Clarke, Pepe Serna
Sinopsis: Paul es un hombre que se da cuenta de que tendría una vida mucho mejor si encogiese, pues todo lo que necesita en la vida lo tendría igualmente pero en abundancia. Así que decide reducir enormemente su tamaño... (FILMAFFINITY)
Son tan sólo siete las películas dirigidas desde 1996 (debutó con la francamente curiosa RUTH, UNA CHICA SORPRENDENTE) pero suficientes para elevar a Alexander Payne (Omaha, Nebraska, 1961) al Olimpo de los mejores cineastas estadounidenses, por extensión mundiales, surgidos en las dos últimas décadas. Títulos como A PROPÓSITO DE SCHMIDT, ENTRE COPAS, LOS DESCENDIENTES o NEBRASKA así me lo confirman inapelablemente.
Su cine se caracteriza por un humanismo con un sustrato casi imperceptiblemente irónico, escéptico o como lo ha denominado el colega Sergio Sánchez, cínico. Y creo que en este su último e insólito trabajo todo ello resulta más patente que en anteriores ocasiones.
No deja por otra parte de ser una fábula capriana que se basa en el “leiv motiv” de la reducción de talla de nuestra especie, pero sin tener que ver con antecedentes ilustres, inscribibles la mayoría en el más puro y genuino cine de ciencia-ficción. Me refiero a DOCTOR CYCLOPS, EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE, MUÑECOS INFERNALES, LA NOVIA DE FRANKENSTEIN, LOS VIAJES DE GULLIVER (quizás de todos ellos es con el que más puntos de contacto tenga, con la obra original de Jonathan Swift, por ese empeño logrado en buena medida de hacer a la vez crítica social) o VIAJE ALUCINANTE.
Las intenciones de Payne son menos genéricas, un poco más espurias, por momentos incluso suponen una mezcla de tonos o cambio de rasante que, tal vez, sean la causa de que su propuesta no alcance la categoría de obra maestra. Pero me da en la pituitaria que el paso del tiempo le puede sentar bien. Y aunque no fuera así, no me importaría, pues me seguiría pareciéndome igualmente una propuesta valiosa, atrevida y positivamente llamativa.
Matizo estos tres últimos calificativos por aquello de utilizar las hechuras de una gran superproducción hollywoodiense para introducir una no tan habitual –en éstas- y encubierta exposición crítica y reflexión.
Porque esta fábula de seres minúsculos, que lo son por propia voluntad, se convierten en tales para optimizar los recursos ecológicos, naturales y económicos de un planeta abocado a la extinción por la sobreexplotación de estos y por la superpoblación.
En sus pliegues pueden encontrar abundantes apuntes entre plausiblemente bienintencionados y maliciosos: un tipo balbuceante que acaba adquiriendo conciencia gracias principalmente a la intermediación de una activista vietnamita, el mismo tipo que acaba concediendo importancia a algo fundamental que rige nuestras vidas (y que no pienso desvelar, obviamente), congéneres que tras la miniaturización aspiran a las más aparatosas apetencias burguesas de los más grandes… y así un largo etcétera que no conviene desglosar mucho más para que sean ustedes mismos quienes le saquen punta si lo consideran oportuno o que así lo puedan percibir o sentir.
Contribuyen a su muy conseguido acabado un Matt Damon que vuelve a ofrecer una interpretación meritoria como buen hombre, como “ordinary people”, sorprendido por unos extraordinarios acontecimientos que le harán recapacitar sobre su propia existencia; una Kristen Wiig que le saca mucho partido a su corta aparición, y dos sorpresas, Christoph Waltz, este porque vuelve a superarse a sí mismo (aquí como un yugoslavo de lo más singular) y una verdaderamente imprevista Hong Chau.
Sin duda es una película rara, original, sorprendente, en las mejores acepciones de esos términos. Diferente a lo que pueden ver actualmente en pantalla (léase como un elogio a ambas cosas, por su propio valor y por una variada cartelera en la que pueden disfrutar con WONDER, COCO, PERFECTOS DESCONOCIDOS, SUBURBICON o WONDER WHEEL entre otras perlas). Y, de acuerdo, no acaba finalmente de estar a la definitiva altura de las obras maestras citadas al comienzo de esta reseña, pero desde luego las roza con la yema de los dedos. No la dejen pasar.
José Luis Vázquez