Director: Leopoldo Aguilar
Intérpretes: Animación
Sinopsis: Lucas descubre que no es humano después de que sorpresivamente se transforma en monstruo frente a los niños más populares de su escuela. Su búsqueda por Isla Calaca y sus monstruosas raíces lo llevan a un misterioso pero increíble viaje que lo pone cara a cara con muchos tentáculos, colmillos y situaciones fuera de control. Inclusive antes de que pueda controlar sus nuevas alas. (FILMAFFINITY)
A la anhelante espera del inminente estreno de la última producción Pixar, COCO, ambientada en el México más tradicional del Día de los Difuntos y parece ser que toda una bofetada a Donald Trump dado el bonito y sentido homenaje rendido al país vecino, sirva como aperitivo esta otra también animada pero procedente del país centroamericano.
Su factura, la parte técnica no presenta mayor interés, es endeble, quiero decir, es correctita pero en un tiempo como este en el que el género ha dado un salto cualitativo enorme, que continúa viviendo su edad de oro, es más bien discretita.
Tira como lastre de un híbrido argumental de monstruos materializados y maduración personal que resulta espeso y demasiado obvio, elemental.
Es, además, de un optimismo atontolinado, carece de verdadera gracia en el sentido más amplio del término, no ofrece encanto alguno y muestra demasiados clichés de manera atropellada.
Su director, Leopoldo Aguilar, ya se había adentrado en territorios declaradamente fantasiosos, siempre teniendo en cuenta que el género ya lo es de por sí, con EL SECRETO DEL MEDALLÓN DE JADE, en la que cuatro chavales y un perro se enfrentan a criaturas procedentes de antiguas civilizaciones y a dos delincuentes que se dedican a esquilmar tesoros.
Como dato curioso, indicar que su guión está firmado por Billy Frolick, responsable igualmente del de la simpática MADAGASCAR.
Inocua, intrascendente.
José Luis Vázquez