Director: Agustín Díaz Yanes
Intérpretes: Raúl Arévalo, José Coronado, Bárbara Lennie, Óscar Jaenada, Luis Callejo, Juan José Ballesta, Juan Diego, Juan Carlos Aduviri, Anna Castillo, Antonio Dechent, Juan Echanove, Andrés Gertrúdix, José Manuel Cervino, Diego París
Sinopsis: En el siglo XVI, los conquistadores españoles Lope de Aguirre y Núñez de Balboa emprenden una épica expedición compuesta por 30 hombres y 2 mujeres, por la selva amazónica, en busca de una mítica ciudad que, según se dice, está hecha completamente de oro. (FILMAFFINITY)
Suelo temblar ante las producciones españolas de gran presupuesto. Es raro que me guste alguna, si acaso LOS OTROS, pero tampoco fue muy cara o LO IMPOSIBLE que no me apasionó. La relación no puede ser más desoladora. Ciñéndome tan solo a estos cuarenta años de democracia recuerdo por no extenderme mucho la infumable EL CABALLERO DEL DRAGÓN, ANTONIETA, ÁGORA, ALATRISTE y EL DORADO.
A propósito de esta última, firmada por el simpático Carlos Saura, me viene a la memoria una crítica de hace ya unos cuantos años del desaparecido colega Ángel Fernández Santos. No la recuerdo literalmente pero sí su esencia. Venía a decir que habiendo sido rodada en selvas, en junglas verdaderas, parecía más artificial, más de cartón piedra que el clásicazo bélico OBJETIVO: BIRMANA, rodado en el patio trasero de la productora Warner Brothers y en el que pese a ello todo ahí respiraba autenticidad. Obra y milagro, entre otros responsables, del impecable y ágil estilo de un maestro a la hora de contar historias principalmente de carácter físico, Raoul Walsh.
Precisamente el director de ALATRISTE, Agustín Díaz Yanes (su mayor logro es hasta la fecha, a gran distancia, es la excelente NADIE HABLARÁ DE NOSOTRAS CUANDO HAYAMOS MUERTO), demuestra todo lo contrario, su impericia, ante otra adaptación de novelas o relatos –el que aquí me ocupa inédito- del cartaginense Arturo Pérez Reverte, mucho mejor escritor que guionista de cine (recuérdense si no los fiascos GITANO, LA REINA DEL SUR), aquí de nuevo repitiendo en el segundo cometido.
Lo obtenido adolece ya no de altibajos o desequilibrios, sino de verdaderos socavones narrativos. Y esa atmósfera opresiva que trata de transmitir se convierte en plomiza, farragosa, muy pesada. Tan solo parece importarle mostrar una brutalidad casi exhibicionista y una sucesión interminable de atroces muertes, asesinatos la mayoría, aunque apelando a una manera de filmarlas carentes de auténtico fuste dramático. Como si su mayor empeño fuera ir acumulando toda una sucesión de escenas a cuál más desagradables sin que ninguna de ellas –y eso que son tremendas- quede alojada en mi cerebro.
Que su visión sobre quienes fueron a descubrir América, muchos de ellos en busca del codiciado oro, sea desencantada, escéptica, feísta, alejada de cualquier tipo de heroísmo, no habría sido un inconveniente si a cambio mostrara algo del aliento vital que recorría, por ejemplo, a la pandilla salvaje de facinerosos del extraordinario western crepuscular GRUPO SALVAJE de Sam Peckinpah.
Pero es que, además, la historia amorosa está metida con calzador pese a los agradecibles esfuerzos de la siempre plausible Barbara Lennie, el sonido a veces se hace inaudible, la voz en off inicial se prolonga en exceso y resulta casi anti climática, anti cinematográfica y el resto del fenomenal reparto –Arévalo, Coronado, Jaenada, Diego, Ballesta, Dechent…- bien gracias, pero no me transmiten ninguna emoción, no tanto por causa de ellos, todos respetabilísimos profesionales, sino por una dirección que tira en exceso del subrayado, otras del todo errática. Y pensar que ha sido el mismo responsable de haber extraído una de las mejores interpretaciones de sus carreras a Victoria Abril y Pilar Bardem en la anteriormente mencionada NADIE. HABLARÁ DE NOSOTRAS…
Al final me da igual sus supuestos valores a la hora de retratar una violencia seca o el tratamiento hiperrealista otorgado para capturar una época, pues mi deseo es que les exterminen cuanto antes los indígenas, que se los almuercen los caimanes o que vean algún clareado cuanto antes.
Dicen algunos que se parece más a AGUIRRE, LA CÓLERA DE DIOS –tampoco sería para tirar cohetes- que a la citada EL DORADO. Yo prefería que se hubiera aproximado a la extraordinaria APOCALYPTO de Mel Gibson o si acaso a ese estupendo entretenimiento que es DEPREDADOR.
Su amargura y pesimismo no me son contagiados, me resultan asépticos.
José Luis Vázquez