miercoles, 7 de mayo

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Estreno en Royal City

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Llévame a la luna ()

Director: Pascal Chaumeil

Intérpretes: Diane Kruger, Dany Boon, Etienne Chicot, Yoli Fuller, Robert Plagnol, Alice Pol

Sinopsis: Una exitosa mujer con suerte en el amor trata de romper la maldición de su familia: el primer matrimonio termina en divorcio; para evitarlo, decide buscar a alguien al azar con quien casarse y divorciarse, antes de casarse con su querido novio.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 2 estrellas

Comedia romántica a la francesa, eso en principio quiere decir no tan cargada de azúcar como las norteamericanas –que suelo adorar- y con la insulina siempre a punto, pero en esta ocasión hay un calificativo que la puede definir adecuadamente: gansa.  

Porque gansadas sin fin son las que salpican su recorrido y gansos resultan sus principales intérpretes. Inicialmente, resulta curiosa esa faceta payasa de la guapa y talentosa actriz germana afincada en los USA Diane Kruger. De Danny Boon, el divertido protagonista de la considerablemente divertida BIENVENIDOS AL NORTE, ya teníamos suficientes noticias al respecto. El problema es que aquí su personaje resulta un tanto bobalicón, aunque no negaré que en algún pasaje tiene su gracia alguna de las calamidades que le suceden.

En esta ocasión, el director Pascal Chaumeil (LOS SEDUCTORES) no ha dado con la tecla adecuada para mantener ese ritmo interno y convincente que necesita cualquier película de este tipo por muy disparatado que sea su argumento. Los gags no tienen la suficiente entidad y participan de ese tono bufonesco que provocan que no consiga meterme en ningún instante en su vodevilesca y simplona trama. Pero, a cambio, destila una cierta simpatía que hace llevadero su visionado.  

Desde el primer momento todo se desarrolla sobre patrones preestablecidos, algo que estaría dispuesto a darlo por bien empleado a condición de que destilara algo más de imaginación. Y claro, camuflar limitaciones ofreciendo abundantes y vistosas localizaciones de países  como Kenia o Rusia, no palian su discreta aportación de recursos narrativos y cómicos. Todo queda reducido a un grado un tanto elemental.  

El verano pasado otra comedia romántica del país galo, dentro de ajustarse también a tópicos y situaciones sobadas y sin ser nada del otro jueves, conseguía resultados algo más apañados. Me refiero a LA FELICIDAD NUNCA VIENE SOLA, protagonizada por Sophie Marceau y Gad Elmaleh.  

No deja huella, es más bien olvidable, pero bueno, por lo menos les resarcirá de tantos títulos dramáticos y aparatosos. Y el bailecito ruso de Kruger tiene su aquél. 

José Luis Vázquez