sábado, 26 de abril

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Estreno en Royal City

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Día de patriotas ()

Director: Peter Berg

Intérpretes: Mark Wahlberg, John Goodman, Kevin Bacon, J.K. Simmons, Michelle Monaghan, Rachel Brosnahan, Alex Wolff, Melissa Benoist, Michael Beach, Khandi Alexander, Erica McDermott, Lana Condor, Dean Neistat, Vincent Curatola, John Enos III

Sinopsis: Película sobre el atentado terrorista de la maratón de Boston de 2013, en el que murieron 3 personas y otras 260 resultaron heridas, y sobre la investigación para detener a los autores. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Finaliza la proyección de esta recreación sobre los hechos vividos en torno al atentado del Maratón de Boston de 2013 (acontecido en el simbólico Día del Patriota, una festividad que celebran tres estados estadounidenses, Massachusetts entre ellos, para conmemorar las batallas que iniciaron la Guerra de la Independencia, las de Lexington y Concord), que tiene como remate un epílogo con los testimonios de algunas de las víctimas supervivientes (provocó más de 300 heridos, muchos de los cuales sufrieron la amputación de sus piernas, ello añadido a los 4 muertos provocados incluyendo un policía en las posteriores refriegas), representativos cargos políticos y miembros de las Fuerzas de Seguridad encargadas de “controlar” la situación, y yo también me siento bostoniano, norteamericano, ciudadano del mundo que se opone con amor o con lo que sea a esa peste inmunda, fanatizada, completamente deshumanizada y abominable llamada yihadismo.

Lo cuenta todo perfectamente, con vibrante precisión, el director especializado en relatos bélicos Peter Berg (EL ÚNICO SUPERVIVIENTE, LA SOMBRA DEL REINO). Por momentos parece deudor de ese estilo documental y verista característico de Paul Greengrass (UNITED 93), con una vertiginosa cámara manual que se incrusta en los personajes y que sigue a pie de obra todas las numerosas incidencias y las situaciones más llamativas que se produjeron en torno a los principales actuantes de aquellas fatídicas horas, tanto previas como posteriores.

No deja de sorprenderme, por muy manoseada que esté, la capacidad del cine y de la sociedad estadounidense para extraer de reveses o episodios luctuosos, confianza en los suyos, esperanza, reacción inmediata ante la adversidad y rearme moral.

Además, la facilidad con la que a pesar del escaso tiempo transcurrido muestran para hilvanar una historia en varios frentes, arrojar datos o hacer –parece ser- riguroso acopio de información, habla también de una cinematografía que no solo continúa siendo vigorosa y excelente en cuanto a calidad (y pese a que también escupa al año un número considerable de tostonazos) y a aspectos técnicos, sino comprometida con la más reciente actualidad. Una vez más no puedo por menos que inclinarme ante la misma y ante sus responsables.

Para esa verosimilitud lograda, resulta fundamental la credibilidad que transmiten un formidable puñado de actores, comenzando por Mark Wahlberg (en la que supone su tercera colaboración con Berg, tras EL ÚNICO SUPERVIVIENTE y MAREA NEGRA), como Tommy Saunders, ese sargento de la policía implicado desde el primer momento en la atención a las víctimas, en el control de la situación y la posterior persecución en las horas siguientes de uno de los dos hermanos terroristas.

En otros roles dentro del mismo cuerpo de seguridad (y en otros cometidos), me resulta también estimulante volver a contrastar el oficio y las estupendas maneras interpretativas de espléndidos característicos como un rejuvenecido y adelgazado John Goodman (el Comisionado), J. K. Simmons (sargento de la policía de Watertown), Vincent Curatola (el alcalde Thomas Menino), Michael Beach (como el gobernador de Massachusets Deval Patrick), un siempre espléndido o lógicamente ya veterano Kevin Bacon (el agente especial del FBI, lejanos ya los tiempos de la popular FOOTLOOSE) o la siempre atractiva Michelle Monaghan (como esposa de Tommy, Carol Saunders).

Por supuesto, los técnicos en efectos especiales, en diversas tomas aéreas o de refriegas, los encargados de recrear el propio atentado, se lucen. Pero lo hacen aludiendo a recursos clásicos sin por ello desdeñar las nuevas tecnologías. Logran un perfecto ensamblaje, una afortunada fusión.

Dentro del horror de lo narrado disfruto a lo grande, pues consiguen transmitirme lo que supongo estuvo en la mente de sus responsables, la angustia, la tensión, la emoción de este trágico –y podría haber sido aún peor dada la gran concentración humana- y a la vez aleccionador episodio… y quiero resaltar esto último porque me parece crucial. Ese discurso final en el estadio de los Boston Red Sox (los Medias Rojas) resulta de lo más ilustrativo al respecto. Con el mismo no solo me identifico en lo formal sino cien por cien en cuanto a su contenido.

Extraordinaria y emocionante reconstrucción.

José Luis Vázquez