Director: Rob Reiner
Intérpretes: Wil Wheaton, River Phoenix, Corey Feldman, Jerry O'Connell, Kiefer Sutherland, Casey Siemaszko, Gary Riley, Bradley Gregg, Jason Oliver, Marshall Bell, Frances Lee McCain, Bruce Kirby, William Bronder, Scott Beach, Richard Dreyfuss, John Cusack, Madeleine Swift, Geanette Bobst, Art Burke, Matt Williams, Andy Lindberg, Dick Durock, O. B. Babbs, Charlie Owens, Kenneth Hodges, John Hodges, Susan Thorpe, Korey Scott Pollard, Rick Elliott, Kent Lutrell, Chance Quinn, Jason Naylor
Sinopsis: En un pequeño pueblo de Oregón, cuatro adolescentes se lanzan a la aventura de buscar a un muchacho desaparecido. Jugando a ser héroes, el inteligente Cornie, el rudo y sentimental Chris, el extravagante Teddy y el miedoso Vern se adentran en un ambiente hostil en el que deberán valerse por sí mismos. (FILMAFFINITY)
Siempre que veo o acudo a STAND BY ME, o sea CUENTA CONMIGO, y van ya unas cuantas decenas de veces, al escuchar esas palabras finales de Richard Dreyfuss –aseguro a quien no la conozca que no le reviento spoiler alguno-, unos enormes lagrimones suelen surcar casi siempre a mares mi rostro. Son aquellas en las que dice “Nunca he vuelto a tener amigos como los que tuve cuando tenía doce años. Dios mío ¿los tiene alguien?”
Aprovecho para apelar también a ese buen dios en el que me cuesta tanto creer para dar gracias y haberme permitido disfrutar en tantas ocasiones a lo largo del tiempo de una película como esta. Podría ser perfectamente el retrato de mi infancia, de tantísimas infancias, de casi todas diría.
Porque de esto va fundamentalmente esta obra maestra del responsable de otras cuantas como LA PRINCESA PROMETIDA, MISERY (basada en un una novela del mismo autor aquí adaptado, ahora me referiré a él), CUANDO HARRY ENCONTRÓ A SALLY, ALGUNOS HOMBRES BUENOS, JUEGOS DE AMOR EN LA UNIVERSIDAD y una de no hace mucho, bastante desconocida y que vuelve sobre muchos lugares aquí comunes, FLIPPED, estupenda por cierto.
Y es que esta melancólica, casi elegíaca película es una oda a la niñez, a esos primeros y trascendentales descubrimientos afectivos, a las primeras inmersiones serias en el siempre complicado mundo de los adultos, a la pérdida de la inocencia.
Ello está expuesto a través de un viaje iniciático. aquí la excusa es la búsqueda del cuerpo arrollado por un tren de un crío de la misma edad que el grupo de cuatro amigos protagonistas. Precisamente esa máquina de acero, las vías por las que discurre, resulta fundamental tanto en una espléndida secuencia (esa locomotora zigzagueante a punto de pillarles sobre un puente) como otorgándole representación gráfica a esa metáfora de la vida que acaba suponiendo esta historia (pero sin dar la brasa, desde un naturalismo y una naturalidad acongojante). En la que lo que cuenta es hacer ruta, comenzar a transitar hacia una madurez que comienza a vislumbrarse en el horizonte, claro, que a algunos se les va notando más que a otros. Al respecto, hay una secuencia definitoria en la que mientras dos de los críos hablan de quien es más poderoso si Super Ratón o Superman, los otros dos se refieren a cuestiones de de mayor trascendencia.
Y ahora sí, ahora toca citar al autor literario en el que está basado esto. A Stephen King. De cuyo relato THE BODY/EL CUERPO ha sido extraído este material. Recordar a modo de una mayor precisión, que el mismo pertenece a su novela LAS CUATRO ESTACIONES.
Parece ser que esta fue la primera adaptación plenamente exitosa de su bibliografía, aunque CARRIE y EL RESPLANDOR ya habían abierto fructíferos surcos, populares boquetes y esplendorosa apertura.
Su capacidad de fabulación queda patente no solo en la trama central sino en esa expresiva recreación de un relato dentro de otro relato, CULOGRASA.
Apuntálese todo esto con un reparto no, lo siguiente, repartazo, de jóvenes promesas varias de las cuales acabarían fructificando al cabo de un breve período de tiempo. Entre ellas el malogrado River Phoenix, en un precioso, duro y paternal papel de chico siempre dispuesto a echar una mano a los demás, pese a que a él se las hayan echado más bien al cuello en ambientes familiares.
El resto de ese cuarteto lo conforman Will Wheaton (el narrador, el que en su edad adulta acoge la figura de un fugaz pero emotivo Dreyfuss), el felizmente inevitable en aquellos tiempos ochenteros Corey Feldman (fíjense qué filmografía más benditamente representativa: LOS GOONIES, GREMLINS y JÓVENES OCULTOS) y Jerry O´Connell (JERRY MAGUIRE, MISIÓN A MARTE).
Junto a ellos, apariciones más o menos breves pero sustanciosas de John Cusack (como el hermano fallecido de Gordie, al que vemos en flash back) y Kiefer Sutherland, que como leyera en alguna ocasión con un simple pitillo y un peinado concreto compone perfectamente a su personaje.
No se olvide que estamos en la rutilante y relativamente ingenua América de los finales de los 50. La ambientación no tiene que tirar de parafernalia para hacerse absolutamente creíble y transmitírnosla con el máximo acierto.
Y ya se encarga también la música de teletransportarnos, de contribuir a esta extraordinaria operación nostalgia. Resulta estupenda la banda sonora de Jack Nietzsche y esa selección de temas de finales de la década de los 50, desde el LOLLIPOP de The Chordettes hasta el que otorga título a esta entrañable película, el emblemático y emocionante hasta los tuétanos STAND BY ME de Ben E. King, mi segunda canción de cine y en general favorita tras MOON RIVER. Todo un himno a la solidaridad, a la amistad con un tono evocador que traspasa las entrañas.
Finalizo como comencé, pongan los acordes de esta última canción y recuerden, “nunca he vuelto a tener amigos como los que tuve cuando tenía 12 años…”. No es del todo cierto, pero sí lo es la lejanía, la dicha con todos sus sinsabores y reveses de aquellos divinos tiempos en los que éramos jovencitos y comenzábamos a transitar por este difícil mundo plagado de asperezas, engaños, traiciones, violencia, espinas y dañinas mentiras.
José Luis Vázquez