sábado, 10 de mayo

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Estreno en Royal City

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Déjame salir ()

Director: Jordan Peele

Intérpretes: Daniel Kaluuya, Bradley Whitford, Allison Williams, Catherine Keener, Betty Gabriel, Caleb Landry Jones, Lyle Brocato, Ashley LeConte Campbell, Marcus Henderson, LilRel Howery, Gary Wayne Loper, Jeronimo Spinx, Rutherford Cravens

Sinopsis: Un joven afroamericano visita a la familia de su novia blanca, un matrimonio adinerado. Para Chris (Daniel Kaluuya) y su novia Rose (Allison Williams) ha llegado el momento de conocer a los futuros suegros, por lo que ella le invita a pasar un fin de semana en el campo con sus padres, Missy (Catherine Keener) y Dean (Bradley Whitford). Al principio, Chris piensa que el comportamiento "demasiado" complaciente de los padres se debe a su nerviosismo por la relación interracial de su hija, pero a medida que pasan las horas, una serie de descubrimientos cada vez más inquietantes le llevan a una descubrir una verdad inimaginable. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Esperaba con muchas ganas este estreno. Su visionado las justifica con creces.

Considero un hecho, feliz y contrastado, que el cine de terror estadounidense lleva por lo menos un lustro de revitalización y esplendor. No voy a volver a enumerar la cantidad de magníficos títulos, y otros no tan grandes pero respetables, vistos en ese tiempo. Lo que sí manifiesto rotundo es que a ellos se viene a sumar este que reseño.

Constituye una variante afortunada del género, en la que están entremezcladas con pleno acierto, suspense, humor y pinceladas sociales. Estas últimas vienen determinadas de una manera sutil, de lo más sugerente. Como certeramente apunta Juan Manuel González, recoge ese “racismo que pervive de formas ladinas” en la sociedad estadounidense y, por extensión, en cualquier otra, aunque por aquellas latitudes, el profundo Sur principalmente, se muestre mucho más palpable, más acentuado.

Se expone de una manera entre cáustica y por momentos casi caricaturesca. Tirando no de carcajadas facilonas sino de paulatinos y abrasivos rasgos satíricos. Dándole la vuelta al calcetín a aquél entrañable clásico antirracista de los 60 titulado ADIVINA QUIEN VIENE ESTA NOCHE. Admitiendo por parte de los supremacistas blancos aquí retratados la fortaleza afroamericana a todos los niveles, incluso el auge que supone como tendencia o moda, y reconvirtiéndola para sus fines.

Lobotomías o hipnosis, mezclado ello con un oportuno toque Ira Levin (LA SEMILLA DEL DIABLO, THE STEPFORD WIVES, EL HOMBRE DE MIMBRE) se ajustan aquí a unos fines y propósitos concretos.  Son elementos convenientemente centrifugados para mostrar un diagnóstico nada facilón y complaciente de los nuevos tiempos que  se vislumbran de manera aún más sombría ante la recién estrenada era Trump, incluso a la hora de dar testimonio de unas pautas de conductas maquilladas, jamás idas. Para las cuales hasta la etapa Obama les sirve como símbolo icónico y lava conciencias (los patriarcas se declaran votantes, el padre al menos) de supuestos cambios enmascarados, que intentan camuflar que el estado de las cosas continúa igual o hasta pudiera agravarse en los inminentes tiempos.

Tampoco se libran de la diatriba algunos “hermanos”, bien por su carácter privilegiado, por seguidismo o por ser “abducidos” por la raza todavía dominante.

El caso es que, apelando a un pasaje de la propia película que no desvelaré, no está de más traer esos versos de Ramón de Campoamor que dicen: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color, del cristal con que se mira”. Pues eso, esta supone una demostración de que uno no debe fiarse muchas veces de las falsas apariencia, o de las falsas complacencias, o de encubrimientos de un supuesto pensamiento de igualdad racial que no es tal.

Aquí, al poco de arrancada a la trama, se nos ofrecen motivos más que sobrados para cuestionar lo anteriormente expuesto. Para ello, exhibe una primera hora verdaderamente extraordinaria. La desazón, la inquietud, la ansiedad se apodera de mí. Las risas no son tales en su estado más epidérmico sino que se manifiestan en su aspecto más bien sordo, nervioso.

Un plano general cuando la pareja llega a la residencia y contempla el encuentro con los padres, ya pone sobre aviso del carácter permanentemente amenazador que alberga el relato. La cámara contempla la escena desde fuera, desde el lugar en el que se encuentra el jardinero.

Y así hasta el final. En un momento determinado asoma un cierto paroxismo gore, pero éste resulta liberador, catártico.

Desde luego esta obra supone la demostración de un enorme talento por parte de su novato director, el en cambio avezado como actor y humorista Jordan Peele, uno de los componentes del dúo cómico Key & Peele. Emparejado en la vida real con una mujer blanca, seguramente haya extraído muchos matices de su propia relación para perfilar a los protagonistas. Nada como la ficción, por fantasiosa que sea como es el caso, para reflejar la realidad.

Téngase en cuenta también el hecho de quienes se encuentran detrás de este proyecto, dato que resulta positivo y revelador. Por una parte, el productor Jason Blum, el responsable de éxitos incontestables a todos los niveles como INSIDIOUS y PARANORMAL ACTIVITY. Y también del sello auspiciador, financiador… Blumhouse, productora que se está especializando a través de este género de mostrar algunas grietas evidentes de la sociedad norteamericana, recuérdese si no la franquicia de ANARCHY. LA NOCHE DE LAS BESTIAS. Es curioso como la comedia o el terror, que suelen estar ninguneados a la hora de conceder premios importantes, pueden ser más críticos y ofrecer una valoración más severa e imaginativa de los males que nos aquejan.

Otra nueva demostración de la (casi) falta de argumentos de tanto profesional del cine español cuando se queja de falta de presupuesto. El coste de DÉJAME SALIR es una industria como la hollywoodense, o incluso en la de estos pagos, resulta irrisorio, apenas cinco millones de dólares. De hecho, como hiciera recientemente M. Night Shyamalan en la sensacional LA VISITA, pareciera que se han ido a rodarla con una serie de actores más bien desconocidos a una (vistosa) casa de campo durante unas semanas.

En fin… Lo verdaderamente importante es que no dejen pasar la oportunidad de ver este refrescante “thriller” con algún que otro susto, irónico, que genera permanente incertidumbre y que despliega inteligentes tintes sociales y políticos. Y, lo más importante, de lo más disfrutable en primera instancia, sin tener que buscar algunas de estas coartadas intelectuales que acabo de exponer… que por supuesto están bien, le confieren otra dimensión, pero que sin el dinamismo y la capacidad narrativa desplegada de nada servirían. 

José Luis Vázquez