Director: Ridley Scott
Intérpretes: Katherine Waterston, Michael Fassbender, Demián Bichir, Danny McBride, Noomi Rapace, Billy Crudup, Carmen Ejogo, Jussie Smollett, Amy Seimetz, Callie Hernandez, Benjamin Rigby, Alexander England, James Franco
Sinopsis: Rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia, la tripulación de la nave colonial Covenant descubre lo que creen que es un paraíso inexplorado, pero resulta tratarse de un mundo oscuro y hostil cuyo único habitante es un "sintético" llamado David (Michael Fassbender), superviviente de la malograda expedición de Prometheus... Secuela de "Prometheus" (2012), a su vez precuela de "Alien" (1979). (FILMAFFINITY)
Habiendo visto ya los dos primeros títulos de esta renovada franquicia, segunda entrega de la trilogía precuela galáctica, sobre el alienígena más famoso de la historia tras E.T., no creo que fuera necesaria recuperar la saga, estaba bien donde había quedado; pero no es menos cierto que el mero hecho de ofrecer la zanahoria resultaba un ofrecimiento irresistible a priori para quien, como el que esto escribe, se considera devoto de estas producciones e iconografía.
Lo de iconografía no es gratuito, pues el propio director Ridley Scott se ha definido así mismo como “ilustrador de mundos”. Y esto es esencialmente ALIEN, una perfecta recreación de ambientes en cualquiera de sus derivados, sobre todo los por él dirigidos, y así se podría calificar en esencia el grueso de su obra.
Con lo que estoy en profundo desacuerdo con colegas o cinéfilos es en proclamar que sus tres obras maestras se reducen tan solo a sus tres primeros trabajos, LOS DUELISTAS, ALIEN y BLADE RUNNER. Estos son incontestables, sin la mínima duda, pero yo añadiría varios más, alguno puede que les sorprenda, aunque puedo empeñar mi palabra de caballerete norteño que no los reivindico por epatar sino por pura convicción. Son LA SOMBRA DEL TESTIGO, BLACK RAIN, THELMA Y LOUISE, GLADIATOR, BLACK HAWK DERRIBADO, EL REINO DE LOS CIELOS (sí, este también, a ser posible en su versión extendida o definitiva), AMERICAN GANGSTER, ROBIN HOOD, EXODUS y MARTE. Como un escalón por debajo, notables en cualquier caso, figuran en mis preferencias LOS IMPOSTORES y UN BUEN AÑO, dos incursiones atípicas en registros policiales y románticos.
Y no, tampoco soy de los que piensan, al igual que se ha afirmado respecto a las últimas aportaciones de Clint Eastwood, que se encuentre en declive, ni mucho menos. Lo que pasa es que al contrario que el californiano que posee un tono medio intratable, en su filmografía ha ido alternando algunos títulos fallidos (HANNIBAL, TORMENTA BLANCA, LA TENIENTE O´NEILL) o con otros simplemente correctos, de aprobado raspado (EL CONSEJERO, PROMETHEUS, RED DE MENTIRAS, LEGEND, 1492: LA CONQUISTA DEL PARAÍSO).
ALIENT: COVENANT pertenece a este último apartado. Y no solo porque haya sido concebida teniendo demasiado en cuenta al referente original y fundacional (eso le pasaba a EL DESPERTAR DE LA FUERZA pero en su caso no me importó), sino porque en sí misma resulta agotadora, exhaustiva y demasiado seguidora de una mecánica, una estructura mil veces vista en el cine de este tiempo, debido precisamente a la propia influencia de aquélla primera mítica aparición hace casi cuarenta años. Es más, hasta resulta un tanto “petulantilla” o deudora en algún pasaje de la filosofía existencial de los replicantes de BLADE RUNNER, en concreto a la hora de abordar el personaje “desdoblado” de, eso sí, un magnífico y bipolar Michael Fassbender.
En ese aspecto, agradezco más ese tono serie B que gasta sin más la reciente LIFE (VIDA), menos aparatosa y cara que ésta, pero más eficaz en su cometido. Claro que si nos olvidamos de la pasta empleada, el final de la aquí reseñada tira un tanto de ese mismo espíritu aunque con el lastre de unas coordenadas muy delimitadas, paradójicamente por lo instaurado por el máximo responsable de ésta.
No encuentro nada novedoso en su desarrollo, se han esforzado poco los guionistas. Y de acuerdo que el fan tal vez vaya esperando justo lo que ofrece, pero después de tantas secuelas, precuelas y vídeo juegos (ALIEN VS. PREDATOR), sinceramente esperaba más, mucho más.
Por supuesto, negar que vuelve a hacer exhibición y músculo de una imaginería deslumbrante, sería negar la mayor, pero en este caso la misma me deja cusí cusá, sin que me provoque adhesión. La veo sin mayor problema, me fatiga y cansa un poco por el déjà vu que supone y me quedo un tanto impertérrito, inane, tras su finalización.
Y de acuerdo, Scott es un pintor y creador de ambientes, pero tengo claro que es también –como Tim Burton- y en contra de lo que opinan muchos, un gran narrador, solo que a veces no parece mostrarse tan inspirado o, sencillamente, es complicado superar algunos de sus propios elevados listones.
Los actores bien, gracias. Era casi tarea imposible que Katherine Waterston pudiera hacer olvidar a la inolvidable Sigourney Weaver. Y tampoco el resto de compañeros, a excepción del ya destacado Fassbender, muestran un relieve especial, salvo la esperada competencia profesional que casi siempre se puede esperar de los intérpretes en una producción estadounidense de estas características.
Uno de sus puntos más destacados es ese planeta en el que no se oye ruido alguno de pájaros, algo que me parece mucho más inquietante y amenazador que los excesos gore de la criatura.
En fin, hacer estas críticas tan aceleradas, acuciado por la premura y prácticamente casi sin reflexión posible, tal vez me impidan un mejor análisis y digestión. A cambio es el sentimiento más a flor de piel, seguramente el más importante, el que se impone. Y así, como les acabo de contar, he percibido, he sentido esta no despreciable pero irrelevante aportación. La veo sin enojo y seguramente la olvidaré en un breve plazo de tiempo. Ni mucho menos es el Scott que más me gana para su siempre defendible causa. Y claro prefiero un exponente suyo del atenuado calado aquí servido que los virtuosos de tantos otros cineastas más prestigiosillos y pretenciosos.
Previsiblemente solvente.
José Luis Vázquez