lunes, 12 de mayo

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Estreno en Royal City

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Hechizo ()

Director: Irving Reis

Intérpretes: David Niven, Teresa Wright, Evelyn Keyes, Farley Granger, Jayne Meadows, Leo G. Carroll, Philip Friend, Shepperd Strudwich, Henry Stephenson, Colin Keith-Hohnston, Gigi Perreau, Peter Miles, Sherlee Collier, Warwick Gregson, Marjorie Rhodes, Edmund Breon, Gerald Oliver Smith, Melville Cooper, Dennis McCarthy, Steve Pendleton, Matthew Boulton, Robin Hughes,

Sinopsis: Un hombre decide pasar sus últimos días en su casa natal rememorando los recuerdos de Lark, su amor perdido. No quiere que nadie le moleste, pero la aparición de su sobrina y el romance entre ella y el sobrino de Lark, lo lleva a replantearse la vida y a aconsejar a la joven pareja para que no caigan en el mismo error que él cometió hace muchos años. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Obra maestra del melodrama, del cine sentimental, bastante, por no decir prácticamente desconocida hoy en día. Y parece ser que no considerada así en su momento por mi gremio. Da igual, así lo pienso desde que la descubriera en un inolvidable emisión de Televisión Española allá por 1978… Y en esto, en lo de los gustos cinematográficos, soy drástico por naturaleza, comulgue o no con las masas o con mis colegas, pues sigo siempre mi propio criterio.

El autor del material literario, Rumer Godden, fue un escritor de reconocido y más que justificado prestigio. Responsable también de la novela EL RÍO que inspiraría otra –en este caso sí existió quórum- pieza maestra, adaptada magistralmente tres años después de esta producción Samuel Goldwyn por el mítico cineasta francés Jean Renoir. Empleando para ello un arrebatador color en vez del flamante blanco y negro aquí vertido y primorosamente emulsionado por el extraordinario fotógrafo Gregg Toland, ese al que Orson Welles debiera tanto de la revolucionaria técnica -la profundidad de campo sin ir más lejos- con la que desembarcaría en Hollywood.

Uno de sus principales “leiv motiv” es el recuerdo del pasado y como éste incide, tiene repercusión, marca en el presente. También lo es el necesario aprendizaje que conlleva la experiencia, con los consiguientes reveses sufridos que ello conlleva, y que pudiera servir para tratar de aleccionar sin imposición alguna a los que les continúan en la rueda de la vida, para que así traten de no cometer parecidos errores.

Su director, Irving Reis (ROSEANNA McCOY, TODOS MIS HIJOS), puede que con éste llevara a cabo el mejor trabajo de una carrera plagada de títulos  si no memorables, casi siempre de una apreciable factura profesional en un elevado porcentaje. Hizo un uso inteligente, delicado, emotivo, original y brillante de los “flash-back”. Y además fue capaz de dotar de intensidad romántica y de un tono febril adecuado a un buen puñado de escenas. De hecho, la historia mantiene una atmósfera, un hálito evocador y melancólico muy especial.

Destila un toque por momentos casi fantasmagórico que le sienta como un guante y otorga distinción a la historia. Es bonita a rabiar, de exquisita sensibilidad e irreprochable puesta en escena. Algunos denominan a lo que acabo de exponer como académico, algo por otra parte a lo lo que en caso le concedo un calificativo positivo, pero creo muy convencido que va más allá de ello. Detrás de su construcción hay un buen puñado de profesionales que, probablemente, obraron el milagro de encontrarse encima en estado de gracia y ofrecer algo excepcional. Destaca su ambientación de estudio.

Están exquisitos un logradamente avejentado David Niven y una jovencísima y radiante Teresa Wright, recién salida de LOS MEJORES AÑOS DE NUESTRA VIDA, como respectivamente, ese abuelo marcado por los errores y la fatalidad de antaño y esa sobrina conductora de ambulancias en el Londres de la Segunda Guerra Mundial.

Adoro esta película. Su visionado siempre me provoca una enorme dicha y me genera una feliz tristeza. Sí porque ésta puede alcanzar unos grados artísticos considerables, como es el caso. 

José Luis Vázquez