miercoles, 17 de septiembre

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Estreno en Royal City

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Stefan Zweig: Adiós a Europa ()

Director: Maria Schrader

Intérpretes: Tómas Lemarquis, Barbara Sukowa, Nicolau Breyner, Charly Hübner, Lenn Kudrjawizki, Ivan Shvedoff, Josef Hader, Harvey Friedman, Nahuel Pérez Biscayart, André Szymanski, Matthias Brandt, Nathalie Lucia Hahnen, Oscar Ortega Sánchez, Vincent Nemeth, João Cabral, Márcia Breia

Sinopsis: Biopic sobre el intelectual austriaco Stefan Zweig, centrado en los años de exilio del famoso escritor y activista social. Zweig fue uno de los personajes más irrepetibles del siglo XX. Como judío se vio obligado a huir de su país debido al régimen nazi. En su huida hacia adelante, se refugió en París primero y, más tarde, en Londres, pero Zweig acabó huyendo de Europa junto a su esposa a Sudamérica, instalándose finalmente en Brasil, donde acabará suicidándose en 1942 debido a su miedo a que el nazismo se extendiera por todo el mundo. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

Acudí a ver esta “biopic” prestigiada por la crítica con un plus de entusiasmo dada la figura del biografiado, el cultivado escritor e inteligente humanista vienés que tuvo que huir de su país por su condición de judío ante el devastador auge del nazismo.

Su contemplación me deja algo gélido, incluso en algunos instantes me resulta un poco premiosa, pero le reconozco méritos suficientes para otorgarle un aprobado amplio. Es rigurosa en sus planteamientos, pudorosa, atípica ante lo que suele ser una empresa de esta condición, sin innecesarios subrayados ni musicales ni de otro tipo. Tampoco cae en el melodrama facilón, más bien todo lo contrario, es de una absoluta austeridad. Lo que ya desconozco es si en su intención albergaba acercarse a la prosa despojada de todo artificio de su autor para así rendirle cumplido homenaje. Pero si así hubiera sido, carece de la profunda emotividad que envolvía la extraordinaria literatura de aquél.

Antonio Weinricher la ha definido certeramente, “la película es fragmentaria, apenas una sucesión de sketches que definen la condición de exiliado de manera casi impresionista”. Así es, porque los hechos aquí narrados aluden a su huida de Europa, a su deambular por América (Brasil, Argentina, Estados Unidos) para evitar represalias y alejarse todo lo posible de aquél régimen instaurado por Adolf Hitler en el que la barbarie, la brutalidad más depravada se impondrían a cualquier sombra o atisbo de razón o libertad.

La paisana –también vienesa- Maria Schrader, en su doble faceta de guionista y directora, reconstruye fielmente esos últimos años de su vida hasta desembocar en esa trágica decisión que tomaría en compañía su segunda esposa.

Lo hace desde una estructuración relativamente original. En cinco segmentos o secuencias de carácter escénico, perfectamente ambientadas, de leve y apagada fluctuación en algunos momentos, cierta frialdad en otros, que ponen de relieve su relación con su primera mujer, también más discretamente con la segunda, el reconocimiento en vida, la tibieza intelectual y, lo más importante, lo que acaba erigiéndose en el hueso de la aceituna, el pautado proceso depresivo, pesimista, que se va apoderando de él hasta desembocar en ese retiro voluntario y fulminante de un mundo que contempla cada vez con más pesimismo y horror.

Punto y aparte es lo extraordinariamente bien interpretada que está, tanto en el aspecto físico como en el puramente artístico. Un “desconocido” Josef Hader encarna como un guante al célebre escritor. Y las actrices encargadas de dar vida a sus esposas, una veterana y maravillosa Barbara Sukowa a la ex y una delicada Aenne Schwarz a la de tiempo presente, contribuyen poderosamente a otorgarle más credibilidad a la empresa.

Una de las cosas es que más me gusta es como está resuelto el epílogo, en concreto un plano de dos cuerpos reflejados junto ante el espejo de un armario. Supone un movimiento de cámara no por imprevisto de lo más plausible y eficaz.

Supongo que solo puede ser recomendable para seguidores del escritor o a quienes gusten de un cine calmo, denso en su discurso, A mí a veces me transmite frialdad, otras una tímida indiferencia, aunque realmente nunca deja de interesarme en un do menor. Les recomiendo que para acercarse a su obra, quien no la conozca intente reparar ese agujero viendo la sublime CARTA DE UNA DESCONOCIDA, filmada por otro paisano suyo en el Hollywood de finales de  los 40, o la primera versión de la misma, titulada PARECE QUE FUE AYER, concebida también dentro de la industria norteamericana, en este caso firmada por uno de los maestros de todos los tiempos del melodrama, John M. Stahl. La revisé no hace mucho y puedo asegurar que es una versión magnífica.

De repercusión -y seguramente vocación- minoritaria pero, sin duda, tiene su interés.

José Luis Vázquez