sábado, 26 de abril

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Estreno en Royal City

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Amar ()

Director: Esteban Crespo

Intérpretes: María Pedraza, Pol Monen, Natalia Tena, Antonio Valero, Gustavo Salmerón, Greta Fernández, Nacho Fresneda, Sonia Almarcha

Sinopsis: Laura y Carlos se aman como si cada día fuera el último, y quizá esa intensidad del primer amor es la que les separará un año después... Ópera prima de Esteban Crespo, director de siete cortometrajes y con más de 200 premios a sus espaldas, entre los que destacan el Goya a Mejor Cortometraje y la nominación al Oscar en 2014 por "Aquél no era yo". (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

Constituye la puesta de largo del, probablemente, cortometrajista más laureado del cine español, AMAR de Esteban Crespo.  El madrileño alcanzaría su cénit dentro de los filmes cortos con la obtención del Goya y casi rozando el Oscar por su estremecedor imponente y aclamadísimo AQUÉL NO ERA YO, galardonados con más de 100 reconocimientos o premios.

Acudo a verla precisamente con el feliz recuerdo de este trabajo que me permitió acceder a varios de sus cortos, entre ellos AMAR, de 2005, que ha servido no solo de referencia sino supone un borrador en más breve –de hecho la secuencia inicial es prácticamente idéntica- de este salto al largometraje.

Nada que ver ambos trabajos, de hecho el laureado corto sobre los niños de la guerra supone una rara avis en una filmografía cortometrajista caracterizada por hablar de amores en su estado inicial, puro,  intenso, más arrebatador.

Y de esto bebe AMAR, a cuyo director agradezco no haber desembarcado con excesivas ínfulas o pretenciosidad, haberse alejado de tentaciones exhibicionistas, de tremendismo o de fútil explicitud, al abordar una “simple” historia sobre ese primer  amor adolescente-juvenil, abrasivo, incendiario, de cómo repercute en la construcción de la propia identidad. Y claro, sobre el descubrimiento del sexo.

La historia se sitúa en un terreno, en un espacio íntimo, aunque de fondo se puedan ver los comportamientos de una juventud aparentemente de hoy en día, más desinhibida y desprejuiciada, pero igual de sensible a los efectos de esas primeras llamaradas amorosas que dejan indelebles heridas, plenitud, gozo, provisional felicidad, sufrimiento, desorientación.

Esteban Crespo pone sobre el tapete su fogueo de sus años televisivos, el haberse curtido en condensar historias en pocos minutos, su más que respetable bagaje profesional. Percibo en su estilo atención a los pequeños detalles, sinceridad bien expresada en su propuesta. En todo lo que he visto suyo, y esta obra no es una excepción, me gusta cómo sitúa la cámara, como despliega una considerable, una potente capacidad visual, aunque algunas cuestiones insertas en el guión me chirríen un poco (estoy pensando en la escena del palacio de las Cortes). Y desde luego, vuelve a manejar muy bien a los actores, a los jóvenes especialmente.

Al respecto, constituye un descubrimiento el protagonismo de la inexperta y bailarina –de danza clásica- María Pedraza. Es creíble y resulta eso dado en llamar fotogénica. Se desenvuelve con aplomo inusual, con desparpajo. Queda claro que la cámara la quiere. Funciona bien la física y la química con su partenaire, Pol Monen. Aunque ay, esas dicciones de los actores españoles siempre dejan un poco que desear.

Si a lo coral me remito, me refiero al resto de intérpretes que forman la cohorte de la pareja (pues el mundo de los adultos no solo está tratado en su inmadurez sino que me resulta más desvaído y socorrido a la hora de exponer esos desencuentros y desnortes amorosos de siempre, no me engancha tanto), hay una secuencia que refleja a las claras los cambios de la sociedad. Es aquélla en que las cuatro amigas se juntan para una supuesta fiesta de pijamas que no está tratada como tal, pero que extrae conversaciones alejadas de cualquier manual de ñoñería ante estas situaciones y que no han sido tan frecuentadas ubicadas en el ámbito femenino, en la que se hace hasta acotaciones sobre el sexo anal. Por cierto, Greta Fernández como la desinhibida pero en realidad sensible Lola (sencillamente le han roto el corazón y se ha “protegido”, se ha hecho la “dura”), está francamente bien en pocos minutos.

Pero en realidad la verdadera sustancia de la que está compuesta AMAR es la de los encuentros y desencuentros de esa primera experiencia física y sentimental en el que cada uno de los componentes de la pareja se siente inevitablemente arrebatado por el otro o la otra. De la inconsciencia y el errático idealismo de los que suele estar impregnada. Del variado catálogo de estados que puede abocar, el posesivo también, con los riesgos que ello pueda conllevar, aunque aquí no hay intención alguna de tratarlo así, pues al igual que asuntos como el aborto constituyen un “adorno” dramático más en las tribulaciones y vaivenes del devenir de la pareja.

Y aunque puedan tener su justificación, me sobran la escena de la máscara anti gas o la inicial con el cacharrito de marras.

En lo que sí estoy plenamente de acuerdo es en lo señalado por algún colega –Javier Ocaña sin ir más lejos- acerca de las virtudes de una fotografía de colores muy contrastados.

Prometedor debut, buena opera prima, que sirve perfectamente de entrenamiento para empresas seguramente de mayor calado. 

José Luis Vázquez