Director: Agustí Villaronga
Intérpretes: Marcel Borràs, Núria Prims, Bruna Cusí, Oriol Pla, Juan Diego, Terele Pávez, Fernando Esteso, Luisa Gavasa
Sinopsis: Plena Guerra Civil Española, en el frente de Aragón, año 1937. Lluís, un joven oficial republicano, destinado a un puesto temporalmente inactivo en un páramo desierto, conoce a una enigmática viuda de la que se enamora. (FILMAFFINITY)
Esta INCIERTA GLORIA entronca, sin duda con el penúltimo trabajo de su director Agustí Villaronga antes de éste, el justamente celebrado PAN NEGRO/PA NEGRE. En realidad entronca con lo que constituye el armazón principal de su cine, esto es, esa condición humana puesta constantemente en entredicho, contemplada en sus zonas más oscuras o extrayendo al exterior el monstruo que puede albergar dentro.
Pues de esto va preferentemente esta propuesta. De personajes complejos, ambivalentes, abocados a situaciones límites, sacando la peor versión de sí mismos. Por ello, la guerra no es lo que más interesa a su autor, tampoco creo que lo fuera al inspirador literario de la misma, Joan Sales. No, no creo que esta sea la intención de ninguno de los dos, pero puedo estar perfectamente equivocado. El resultado no es tampoco otra adaptación más sobre la Guerra Civil, aunque su contexto inequívoco, troncal, sea ese.
En todo caso, el conflicto bélico aunque presente en todo momento no constituye el asunto temático principal –sus repercusiones sí, claro- sino el detonante de la vertiente más sórdida y tenebrosa de los personajes, en especial de esa viuda joven, la Carlana, espléndido trasunto de poesía maldita de una mujer araña que teje paciente e implacablemente su tela.
Eso sí, las ruinas, esa retaguardia del frente, esos desquites y venganzas larvadas que consumen a sus criaturas, sí pueden resultar “explicativos” de tan fratricida contienda. Pero al fin y al cabo, esto va de supervivencia en un mundo rural, hostil, en el que no caben las complacencias.
Los protagonistas son un trío perfectamente definido, la pareja formada por Lluís y Trini y el amigo de ambos, Juli, enamorado de la segunda. Ellos son los que dan razón de ser al título, esa incierta gloria de juventud, que igualmente es tan pasajera como abrupta. En la novela original, las influencias de la literatura “dostoievskiana” están muy presentes, sobre todo en lo que respecta a la descripción del tercero de los mencionados, alguien que oscila entre el nihilismo y un romanticismo desaforado. En esta versión esto se diluye, pero ya saben que no soy dado a meterme en estos fregados comparativos.
Pero si algo queda meridianamente claro es que el cineasta mallorquín lleva el material de partida a su terreno. Y aunque más asequible al gran público que otros antecedentes suyos, estoy pensando por el ejemplo en la inquietante TRAS EL CRISTAL, obra el milagro de no renunciar a su personalísimo mundo.
Además, ha trabajado con un presupuesto un poquito desahogado, lo que revierte en una producción climática conseguido, de un mundo que se tambalea, entre ruinas, una perfecta parábola y metáfora a la vez de esa parte de nuestra historia tan fatalmente desoladora y cuyas cicatrices llegan aún hasta nuestro tiempo.
Tampoco es cuestión de ponerse estricto, al fin y al cabo, esto trata sobre la propia naturaleza humana, sobre sus aspectos menos luminosos, perfectamente trasladables a cualquier época y lugar y avocados a situaciones límites.
Una buena parte de la credibilidad del asunto reside en un reparto muy adecuado, que suena mejor en la versión en catalán que en la castellana, y del que cabe destacar el regreso de una espléndida Nuria Prims como inductora del drama.
Valiosa, desazonadora, muy apreciable. Seguramente acabará figurando entre las mejores películas españolas de la temporada.
José Luis Vázquez