sábado, 26 de abril

Ciudad Real

Visita nuestra página en Facebook Síguenos en Twitter Síguenos en Instagram Síguenos en YouTube
Buscar
Logotipo de Ciudad Real Digital

Estreno en Royal City

Compartir en Facebook Compartir en Twitter Imprimir crítica

Crudo ()

Director: Julia Docournau

Intérpretes: Garance Marillier, Ella Rumpf, Rabah Nait Oufella, Laurent Lucas, Bouli Lanners, Joana Preiss, Marion Vernoux, Denis Mpunga, Jean-Louis Sbille

Sinopsis:
Justine, una joven de 16 años, vive en una familia donde todo el mundo es veterinario y vegetariano. Desde su primer día en la escuela de veterinaria, Justine se desvía radicalmente de sus principios familiares y come carne. Las consecuencias no tardan en llegar, y Justine empieza a desvelar su verdadera naturaleza. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Esa expresión a la que recurrimos tanto los del gremio, "no apta para estómagos sensibles o delicados", se hace más cierta que nunca en esta ocasión.

Y es que a lo que van a asistir es a un progresivo festín, a un no holocausto pero sí despertar caníbal en toda regla. Y cuento esto porque ya ha sido suficiente e inoportunamente descubierto el principal reclamo de su argumento. Lo que por una parte constituye una faena, tal vez en esta ocasión sea conveniente para avisar o poner en guardia a espectadores no informados o al corriente del asunto a tratar.

Lo que no considero es que este impactante “leiv motiv” sea utilizado caprichosamente, con el exclusivo fin de epatar o de resultar gratuitamente exhibicionista. Teniendo como referente esa primera etapa de la carne del cine del gran David Cronenberg, la debutante directora francesa Julia Ducournau establece un paralelismo entre esa metamorfosis que sufre su protagonista, ese tránsito de lo vegano a lo antropófago, esos cambios hormonales y psicológicos propios de su edad asociados al descubrimiento del sexo y a otras sensaciones que invaden al entrar en esa etapa que comienza a dejar atrás la pubertad, cuando se entra ya en una edad adulta.

Está expuesto con un lenguaje muy atractivo visualmente, poderoso, en el que cuesta advertir que detrás de las cámaras se encuentra una principiante en el mundo del largometraje (un corto suyo previo, JUNIOR, bien podría haber inspirado éste), alguien que sabe qué y cómo narrar mostrando estilo propio.

Puesto que podríamos adscribirla a un terror, real en todo momento, nada de espantajos ni fantasmas, si acaso vampiros, vampiresas muy terrenales, el hecho de que la protagonista, una estupenda y quiere cámara Garance Marillier, se llame Justine no resulta un detalle caprichoso.

La propia Ducournau lo ha constatado, le atraen las “transformaciones corporales que implican consecuencias morales para los personajes”. Tal vez la influencia del cine del autor del "remake" de LA MOSCA y CRASH (COLISIÓN) o la temprana adicción generada por la visión de LA MATANZA DE TEXAS, han influido considerablemente en esta opción. Legítima por otra parte, pues mi teoría es que no existen asuntos sino tratamientos adecuados. Y el aquí conferido no pasa inadvertido y presenta calidad.

Otra cuestión es la de los receptores. Serán probablemente mayoría los que la pongan en solfa o les resulte repulsiva esta propuesta. Puedo entenderlo, algo que al revés no siempre es igualmente comprendido, y en este caso seguramente menos que nunca. Parece ser que se produjeron desmayos de varios espectadores cuando fue presentada en festivales como el de Cannes y Montreal. Indistintamente de que pueda ser una argucia comercial de sus responsables, no me parecería ni exagerado, ni disparatado, ni extraño. Es cierto que algunas de sus imágenes son de difícil contemplación, por mucho que la responsable de las mismas apele a sensaciones latentes y reprimidas en el ser humano.

En cualquier caso, ello no invalida la subversiva reflexión sobre la feminidad, sobre el amanecer sexual, que constituye esta ya desde su inicio perturbadora película que va progresivamente invadiendo las lindes del “gore” más explícito, pero lo hace pese a que pueda parecer una contradicción, con elegancia y buen gusto, sin renunciar en ningún momento a sus señas de identidad, las propias de esta obra y del género por el que discurre.

No deja de poder también entenderse como un pequeño fresco de la deshumanización que está invadiendo a nuestras sociedades, vía ambientes universitarios.

Acumula abundantes premios, entre los más prestigiosos el FIPRESCI del Festival de Cannes o el de mejor película –incluyendo europea- del puntero de Sitges.

Supone una singular, atractiva y absorbente “rara avis”, me temo que circunscrita a públicos muy reducidos. Y es raramente tierna y brutal a la vez.

José Luis Vázquez