lunes, 12 de mayo

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Estreno en Royal City

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Dheepan ()

Director: Jacques Audiard

Intérpretes: Vincent Rottiers, Marc Zinga, Jesuthasan Antonythasan, Franck Falise, Claudine Vinasithamby

Sinopsis: Para huir de la guerra civil en Sri Lanka, Dheepan hace pasar por su esposa a una mujer y por su hijo a una niña con la esperanza de que su engaño le otorgue fácilmente el derecho de asilo en Francia. El "héroe" de la película, tras ser un vendedor callejero, encuentra un trabajo como guardián de un edificio en un barrio problemático de las afueras. Yendo de un lado a otro observando y sin comunicarse verbalmente, en su desconocimiento casi total de la lengua francesa, los dos adultos se adaptarán progresivamente, aprendiendo también a conocerse mejor hasta empezar a amarse, mientras que la pequeña Illayal avanza a mayor velocidad gracias a la escuela. Pero Dheepan verá cómo finalmente las actividades del tráfico de drogas que lo rodean lo obligarán a salir de su reserva y sus sueños de la jungla tomar una dimensión urbana brutal...

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

No tengo claro que DHEEPAN sea el mejor trabajo del no muy prolífico –tan solo 7 largometrajes desde 1994- pero destacable cineasta francés Jacques Audiard. Si me ponen contra las cuerdas tal vez prefiera a los puntos UN PROFETA o DE LATIR MI CORAZÓN SE HA PARADO, pero figura a tiro de piedra de éstas, junto a UN HÉROE MUY DISCRETO, LEE MIS LABIOS y DE ÓXIDO Y HUESO. No conozco su debut, MIRA A LOS HOMBRES CAER. Sin duda, ya sus enunciados resultan de lo más sugerentes, tal vez el que carezca de menos elocuencia, carga poética o significado sea el que comento.

Varias de las constantes de su estilo, tanto temáticas como formales vuelven a darse cita en el que constituye hasta la fecha su última creación. Como un potente estilo visual, un a veces imperceptible pero particular toque lírico, la exposición de mundos afligidos, personajes acorralados que se sienten al borde del precipicio, al límite, que disfrutan fugazmente de un refugio tan solo provisional.

Para no ponerme demasiado florido, sus criaturas suelen ser eternos perdedores, como la familia fingida que aquí nos propone, un derrotado guerrero tamil y una madre y su hija. Los tres usurpan una identidad como tal para poder acceder a un visado que les permita poder vivir en Francia huyendo del horror e intentar salir adelante vendiendo todo tipo de artilugios para adquirir una vida más o menos estable, tranquila.

Definitivamente se acaba convirtiendo en un retrato de refugiados, de esos que antecedieron a la gran ola que ha vivido Europa en los últimos tiempos. De los que se pueden encontrar en las grandes ciudades exponiendo su mercancía en cualquier esquina.

La cámara de Audiard mezcla con enorme habilidad realidad y ficción, convierte en próximos a sus personajes desde la lucidez, la veracidad, el alejamiento del brochazo sentimentalón.

El protagonista, de nombre casi impronunciable, Jesuthasan Anthonythasan, exuda mucha verdad pese a su nula experiencia interpretativa hasta el momento, porque entre otras cuestiones, lo que es, lo que describe, es en buena parte bastante autobiográfico. Le complementan dos actrices de segunda o tercera generación, ya francesas. Los tres los hacen muy bien, no dejo de creérmelos ni un solo instante.

Como me creo igualmente ese viaje de iniciación que me proponen sus autores, esa identidad que se acaban inventando y que deriva en sentimientos auténticos, ese drama de supervivientes que en realidad es DEEPHAN. El propio Audiard consideraría que su obra habla más de integración que de inmigración. Y que, curiosamente, surgió tras el estreno de UN PROFETA, viajando en coche, y queriendo hacer un “remake” libre de PERROS DE PAJA. Porque no se olvide, el final es elocuente al respecto, la violencia triste e inevitablemente se encuentra también muy presente… y no solo la física, claro.

Obtuvo, con parece ser escasas discrepancias, algo que  resulta de lo más meritorio, la Palma de Oro en el Festival de Cannes que presidieron los hermanos Coen y en cuyo jurado figuró también Guillermo del Toro. Los primeros destacaron que les “entusiasmó a todos”. El segundo que “nos gustó como de la muerte, de la falta de vida, nace el amor sin caer en el melodrama, calidades artísticas aparte”.

Es verdaderamente valiosa, desgarradora, verosímil. Habla con nitidez y claridad expositiva de crudas y admirables resistencias, del acorralamiento permanente a los de siempre. Todo me acaba resultando muy auténtico en esta notable película. No necesita tirar de maniqueísmo, no advierto excesiva manipulación, no resulta palizas a la hora de contar la angustia, la difícil adaptación a un mundo civilizado que no deja de mantener códigos selváticos para continuar adelante. 

José Luis Vázquez