martes, 24 de junio
martes, 24 de junio
Director: Pablo Larraín
Intérpretes: Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Billy Crudup, John Hurt, Greta Gerwig, John Carroll Lynch, Richard E. Grant, Max Casella, Beth Grant, Caspar Phillipson, Julie Judd, Sara Verhagen, Sunnie Pelant, Hélène Kuhn, Deborah Findlay, Corey Johnson
Sinopsis: Película sobre la ex primera dama estadounidense Jacqueline Kennedy, centrada en los días inmediatamente posteriores al asesinato de JFK, en Dallas, el 22 de noviembre del año 1963.
“No olvidemos que por un breve y resplandeciente momento existió Camelot” (Natalie Portman)
“A la gente le gusta creer en cuento de hadas” (Natalie Portman)
Me provoca cierta perplejidad y confusión. Me gusta y no. Me desconcierta en algunos tramos, me atrae en otros.
A propósito de MANCHESTER FRENTE AL MAR destaqué el profundo retrato sobre el dolor que me pareció. Este atípico acercamiento a un personaje relevante de una historia no tan lejana, la viuda de John Fitzgerald Kennedy, supone otra aproximación al mismo. Constituye un retazo muy íntimo y minimalista de la misma, de sus sentimientos más interiorizados, de los vividos en las horas siguientes al magnicidio de su esposo.
Pero debo destacar que es esta una versión del asunto fascinantemente extraña por momentos y en otros un tanto agotadora. El saldo final de este atrevido experimento es pasable pero no me provoca una especial adhesión.
Un aspecto sí me gana incondicionalmente para su causa. La imponente interpretación de Natalie Portman, que en original debe ser la reoca. Se mimetiza por completo con su personaje. Ella acaba siendo la mismísima Jackie, está contemplada con verdadero carácter entomológico en su más desoladora vulnerabilidad, en su trágica resaca emocional. Con razón ha sido seleccionada en la terna final de las aspirantes al Oscar a la mejor actriz.
En cuanto a su director, el chileno Pablo Larraín, he de señalar que en su primer desembarco en la Meca del Cine ha hecho una película de Hollywood que en modo alguno lo parece. Ha conseguido el milagro de no renunciar a su machacón, perseverante y nervioso estilo. Ese con el que unas veces lo borda, caso de la estremecedora EL CLUB, y otras no tanto, como éste.
Su cine, lo que llevo visto hasta la fecha, siempre me transmite angustia. Muchas veces, como hace aquí, pega literalmente la cámara a los rostros de sus desvalidas criaturas, en este caso al de la ya ex primera dama (y mucho más secundariamente a los de sus colaboradores más próximos), escrutando con exhaustividad en varias ocasiones molesta su aflicción, su desolación, sus cuitas más íntimas, su amor y su sueño, o más bien el finalmente frustrado de su marido. Ese Camelot que anhelaría siempre, compuesto por hombres corrientes rebosantes en ideales, buscadores de un mundo mejor. Ese pasaje final aludiendo al magistral musical de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe es lo que más me gusta tras esa actuación que borda Portman.
No es una biografía al uso, de hecho no se puede considerar como tal en ningún momento, además se ciñe a tan solo unos pocos días inmediatos al luctuoso hecho descrito. Es otra cosa. Es una radiografía de los interines de un episodio fundamental de la historia y de las consecuencias más personales e inmediatas en la que fuera la más allegada al presidente tiroteado. Es una una foto finish del alma, de los bastidores, de la parte más privada de esa Jackie que quiso preservarla a toda costa… sin acabar de lograrlo del todo, aunque la veamos en algunas ocasiones en su más estricta soledad. Resulta tremendo ese paseo por la Casa Blanca con su vestido rosa todavía ensangrentado.
Quedan avisados, no es una propuesta para mayorías… creo. Tampoco lo acaba de ser MANCHESTER… y ya no digo TONI ERDMANN.
José Luis Vázquez
