Director: Garth Jennings
Intérpretes: Animación
Sinopsis: Buster Moon es un elegante koala que regenta un teatro que conoció tiempos mejores. Buster es un optimista nato, lo que está muy bien si no fuera un poco sinvergüenza, que ama a su teatro con pasión y es capaz de cualquier cosa para salvarlo. Sabe que el sueño de su vida está a punto de desaparecer y solo tiene una oportunidad para mantenerlo a flote: producir el concurso de canto más grande del mundo.
Bien podría ser la película de esta Navidad 2016. Reúne muchos elementos propios del cine de estas fechas comenzando por una hechura formal de elevada calidad. A saber: sentimentalismo, ternura, música, alegría, buenos sentimientos, vivo colorido, simpáticos personajes animalescos… Es el último éxito de los estudios Ilumination, filial de Universal, responsables de enormes éxitos como GRU MI VILLANO FAVORITO, LOS MINIONS y el reciente –de este verano, sin ir más lejos- MASCOTAS.
Tras la irremontable ZOOTRÓPOLIS, es la mejor producción animada que este cronista ha visto este año. Podría ser aspirante al Oscar en este apartado, aunque mi favorita es la anteriormente citada.
He leído a varios colegas algo en lo que estoy completamente de acuerdo, esto huele a fórmula, a laboratorio. Lo que pasa es que en este caso lo doy por bien empleado pues el protocolo funciona muy bien, derrocha encanto a raudales, ritmo, estupendas canciones reconocibles en un considerable porcentaje, unas razonables gotitas de buen humor y un saludable tono festivo.
Se inspira en los concursos “talent show” a lo Operación Triunfo o La Voz, tan de moda en los últimos tiempos, solo que en esta ocasión no vía televisión sino teatro de amplios cortinajes de los de toda la vida, o al menos de la existente hasta hace no mucho.
Los personajes pertenecen a la familia faunesca, sin discriminación en base a su especie o tamaño. De hecho, los más grandullones se muestran más vulnerables… y varios de los más menudos de lo más fanfarrones.
Claro, que tal vez uno de sus escasos peros es que la historia no dé para tanto, para los 108 minutos que dura, sería casi más apropiada casi de un cortometraje, o si me apuran, de un mediometraje. Menos mal que al menos mantiene el tipo y un muy buen tono, aunque tal vez una poda de minutos no le hubiera venido nada mal.
Es graciosa, amena y enrollada. Agradezco infinito que hayan tenido el detalle de no doblar las canciones, aunque no hubiera estado de más subtitular las mismas.
José Luis Vázquez