Director: John Musker y Ron Clements
Intérpretes: Animación
Sinopsis: La historia se desarrolla hace dos milenios en unas islas del sur del Pacífico. La protagonista es Moana Waialiki, una joven que desea explorar el mundo navegando por el océano. Ella es la única hija de un importante capitán que pertenece a una familia con varias generaciones de marinos.
No llega a la definitiva maestría de la relativamente reciente –de hace 3 años tan solo- FROZEN: EL REINO DE HIELO, pero es resultona, molona, animosa –y sí, ya sé que es socorrido, sobre todo tratándose de dónde está ambientada- y refrescante.
Su título original, MOANA, es el mismo y remite a uno de los documentales cumbre de la historia, firmado por el imprescindible Robert J. Flaherty y ambientado igualmente en exóticos escenarios del Pacífico.
Precisamente el hecho de girar en torno a leyendas autóctonas, localistas, algo menos universales, tal vez le reste “chance” entre los habituales incondicionales, pero el dinamismo y la vistosidad de los que hace gala, vuelven a constituir marcas distintivas de la factoría de la animación de oro, pues ya hace tiempo que abdujeron también a la puntera Pixar.
Supone otra muestra palpable de la plausible deriva del protagonismo ejercido por los personajes femeninos, últimamente las verdaderas heroínas de las historias, las que rescatan y se parten casi literalmente el pecho por los demás. MULAN fue pionera en ello, y a la misma la han seguido BRAVE, la propia FROZEN, ENREDADOS y algún otro título más. Tendencia de lo más legítima, artística y que está encontrando adecuado eco. El cine nunca ha dejado de hacerse, hasta en el más “infantil”, testimonio de su tiempo… y estos son los que corren. Me alegro de ello.
Por tanto, en su trama se encontrarán como la autoridad paterna vuelve a ser puesta en entredicho, pero desde el afecto y la conciliación. Todo ello salpicado de emocionantes secuencias de acción, bonitas canciones propias del folklore de los imponentes paisajes –por momentos parecen reales, tal es el grado de perfección que ha alcanzado el género- isleños retratados y de didáctico manual de autoayuda para los más pequeños y grandes. Dirigen dos habituales, eficaces y seguros, de la compañía, John Musker y Ron Clements (su cota más elevada continúa siendo LA SIRENITA, fundamental en el resurgir “contemporáneo” del estudio, un tanto mortecino en aquellos tiempos).
Disney rara vez defrauda… y ésta no constituye ninguna excepción. Esta última aportación es marchosilla, vívida y disfrutable. Y Vaina jovenzuela resulta de lo más atractiva, pero Vaiana niña, un pasaje que no dura mucho en metraje, es una auténtica monada.
Recomendable. Ideal para estas fechas navideñas. Pues no lo llegó a decir el padre Peyton y en mi caso no es un aserto cierto, pero la familia que ve buen cine unida… unida permanece.
José Luis Vázquez