Foto: Charles Chaplin en La quimera del oro/The gold rush
-Qué felicidad me proporciona siempre que la veo esa obra maestra de Charles Chaplin titulada LA QUIMERA DEL ORO (THE GOLD RUSH):
Si tuviera que elegir una sola película de la filmografía del Chaplin cineasta, sin duda sería esta, junto con LUCES DE LA CIUDAD, por tanto, serían dos. En mi caso tiene su explicación, la segunda pertenece al Chaplin más genuino que no necesariamente al más puro, al más emotivo y sentimental. Esta otra que aquí me ocupa sin dejar de ser también eso, discurre por otros vericuetos menos melodramáticos, aunque no acaben resultando precisamente escasos también estos.
Vericuetos ambientados en plena fiebre del oro en el Klondike, Alaska. Rodada en imponentes escenarios naturales estadounidenses, en la inmensidad helada del Gran Norte, se muestra verdaderamente espectacular en algunas de sus imágenes, sobre todo en aquellas alusivas a interminables hileras de buscadores a la captura de tan preciado, anhelado y codiciado metal.
Constituiría el proyecto más ambicioso hasta ese momento del mítico actor y cineasta. Fueron empleados dos millones de dólares de la época -1925- por parte de United Artists, lo que resultó un presupuesto enorme. Pero están magníficamente empleados y, lo que es más importante, sin traicionar en ningún momento el genio creativo y esos momentos de especial intimidad que sólo él era capaz de concebir. Por supuesto, sin descuidar tampoco su principal seña de identidad, la comicidad más absoluta, teñida en esta ocasión de melancolía y tristeza, algo latente en prácticamente toda su filmografía en lo que a largometrajes se refiere.
De hecho, sería la obra que le catapultaría como algo más que un cómico, como si acaso esto fuera en sí mismo poca cosa. Si me apuran me parece de las cosas más difíciles en esto del arte interpretativo y direccional, ser capaz de provocar risas, carcajadas en los demás.
En cualquier caso, esta vez Chaplin nos sumerge en los gozos y las sombras de su alter ego vagabundo, en sus miserias y en sus casi obligados esplendores por mor de la inercia de los happy end. Oscila en todo momento entre el patetismo y la comicidad.
Prueba de esto es la secuencia del baile de los panecillos o la verdaderamente antológica de esa bota cocida utilizada como exquisito manjar. A idéntica altura la celebración de la Nochevieja en soledad o la de la tormenta nieve. Es como para cogerla cachito a cachito y nada tiene aquí desperdicio.
Comentando soledades, de esta cuestión se inspira precisamente su argumento. Y del hambre (en otra nueva demostración de cómo esto agudiza el ingenio), el frío, el amor, la solidaridad. Al respecto, su relación con el gigantón encarnado por Mack Swain resulta de lo más ilustrativa. Idéntica mención merece su relación amorosa con Georgia Hale.
No me atrevo a hacer excesivas descripciones por todos aquellos que tengan la inmensa dicha de poder descubrirla por primera vez.
Una vez más volvió a ejercer de hombre orquesta absoluto. La escribió, produjo, dirigió e interpretó. Y en todos los terrenos alcanzó la máxima nota, nada más se puede alcanzar. Es de los títulos fundamentales de la historia del Séptimo Arte.
En 1942 fue reestrenada la versión definitiva –aun así, acabaría desechando mucho material rodado- que introducía una banda sonora con una narración escrita y leída por el propio autor. Obtendría dos nominaciones a los Oscar de aquél año, sonido y precisamente banda sonora.
Imprescindible.
-Las entradas se habían agotado a primera hora del día anterior, lunes. Sin exagerar podríamos haber llenado 3 o 4 salas más con el mismo aforo –casi 280 espectadores- que la sala 12 que acoge la proyección de LA FORMA DEL AGUA (THE SHAPE OF WATER) dentro de la actividad VERSIÓN UCLM. Vuelvo a ofrecerles la crítica escrita hace escasamente diez días con motivo de su estreno. Casi nunca me quedo contento con lo que reseño, pero esta vez sentí cierta satisfacción por haber contado casi todo lo que quería. De propina, un comentario enviado a mí correo –me ha otorgado su permiso para publicarlo- de una joven y buena amiga, una entusiasta y apasionada cinéfila y magnífica discutidora, Ana García Alcobendas. Ya tengo sucesora. Lo respeto tal cual, obviando lógicamente las alusiones personales:
Imaginad a un mágico director de cine que ha hecho siempre mágicas películas pero que aquí ha alcanzado su culminación. Alguien enamorado irremisiblemente del Hollywood más dorado y de los monstruos, de la serie B y de los personajes marginales. Que por fin se ha sentido plenamente cuajado y satisfecho… y así nos lo ha transmitido a los demás, a mí al menos. Y que ha concebido su bellísimo y feliz vástago desde el necesario, en este caso supremo talento, con “las vísceras a flor de piel”.
Imaginad qué de la febril, proteínica y creativa mente de ese encantador prestidigitador, de ese hechicero fílmico llamado Guillermo del Toro, surge una historia de corazones solitarios como pocas veces he visto en pantalla.
Imaginad que lo parido rinde el mejor tributo posible y una apasionada oda al mismo amor y al Séptimo Arte.
Imaginad la más delicada, poética, sutil y fabuladora diatriba contra la intolerancia, el racismo, la homofobia, el sexismo, las hipócritas convenciones sociales, el autoritarismo, lo establecido porque sí. A cambio, le perdono que se meta con los bajitos, con lo supuestamente atravesados que somos.
Imaginad un cuento de hadas tradicional y moderno a la vez, que resulta insólita, elegante y refulgentemente explícito en lo sexual, tanto en los apartes de ella como en la definitiva unión de esos dos seres tan engañosamente opuestos.
Imaginad el mito de Tántalo plasmado con originalidad e imaginación.
Imaginad un encendido, un flamígero canto al diferente, a la ternura, a la comprensión y a la aceptación del otro.
Imaginad que la aparente bestia aterradora, tan solo aparente, está contemplada con ánimo redentor.
Imaginad un paraje cálido en exteriores e inhóspito en interiores, mientras la Guerra Fría se encuentra en todo su apogeo.
Imaginad que esta compasiva y asombrosa obra apuesta decididamente por los seres humanos por encima de ideologías, países y cerrazones mentales.
Imaginad el poético encuentro entre inadaptados, marginados. Entre una adorable limpiadora muda y un monstruo necesitado de afecto (ya lo había dicho Marilyn Monroe en LA TENTACIÓN VIVE ARRIBA), que tan solo buscan darse mutua protección y un refugio afectivo, sentimental, duradero.
Imaginad que en su propuesta caben casi todos los ingredientes y géneros posibles: el romántico, el “thriller”, el melodrama, la comedia, incluso cierto “gore” de marca propia pero extremadamente refinado, seres sobrenaturales, espías, gatos, el musical…
Imaginad que su “timing”, su ritmo es tan alado como precisamente el mejor de los musicales míticos, como los de Stanley Donen sin ir más lejos. Y que la cámara de del Toro baila al son que sus personajes marcan.
Imaginad que constantemente se evocan presencias de aquella irrepetible Fábrica de Sueños establecida en Los Ángeles, no la de los más grandes, algo que podría sonar a pretensión, impostura o fanfarria sino a la de otras entrañables, desde Shirley Temple a Alice Faye, pasando por Betty Grable o Carmen Miranda.
Imaginad que sus principales citas fílmicas corresponden a maravillosos títulos de la serie B, sobre todo esa perla de la ciencia-ficción titulada LA MUJER Y EL MONSTRUO de Jack Arnold, máxima fuente de inspiración (no hay que ver más que el diseño del bicho humanoide). O a mini clásicos bíblicos como la deliciosa LA HISTORIA DE RUTH o la fiestera MARTES DE CARNAVAL (MARDI GRAS en el cartel que anuncia el programa doble original).
Imaginad que de fondo se escuchan músicas tan envolventes, reconocibles y emblemáticas de una época muy concreta como A SUMMER PLACE, CHICA CHICA BOOM, BABALU, LA JAVANAISE o esa SHENANDOAH utilizada tantas veces por el maestro John Ford.
Imaginad una música maravillosa surgida de un compositor de notas sulbimes, Alexander Desplat.
Imaginad una luminosa actriz que no es precisamente un bellezón pero que acaba pareciendo la mujer más hermosa del mundo. Cuánto y bueno me ha hecho disfrutar hasta la fecha Sally Hawkins, tanto como la hermana paleta de Cate Blanchett en BLUE JASMNE o como la tenaz y adorable pintora artrítica de MAUDIE, EL COLOR DE LA VIDA.
Imaginad un malo malísimo, letal y perverso, que no da tregua alguna ni a la pareja ni a quien se le ponga por delante. Vamos, como los de antes, un malo de los de verdad, escalofriante. Ponedle la cara y el cuerpo de Michael Shannon.
Imaginad personajes tan amistosos como un bondadoso científico ruso, una lúcida y amistosa compañera de trabajo afroamericana y un veterano pintor homosexual (respectivamente unos espléndidos Michael Stuhlbarg, Octavia Spencer y Richard Jenkins). Y, por supuesto, la criatura, encarnada febril e inmejorablemente por Doug Jones.
Imaginad que lo que estáis viendo no quisierais que finalizara nunca.
Imaginad que, esto es intransferiblemente personal, me encuentro definitivamente ante la película del año, de la temporada, de los Oscar y desde ya mismo una de las de mi vida. Como el año pasado lo fue al instante LA LA LAND.
Imaginad, no, mejor dicho, creed que pienso repetirla en el futuro todas las veces que me sea posible. Seguro que nunca dejará de hacerme bien, que me convertirá en mejor persona, me entretendrá ad infinitum y nunca me cansará, me hará reflexionar, me emocionará, me arrebatará, me lo hará pasar fenomenal, me hará por siempre feliz.
Millón de gracias encantador hechicero, señor del Toro. Nunca pensé que por dedicarse al “fantastique” le iban a otorgar jamás un Oscar, aunque de los tres chicos de oro mejicanos siempre he pensado que eras el de más impresionante talento, aun resultando muy valiosos los otros dos (Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu). Ahora sí lo creo firmemente, es más de no ser así estaría dispuesto a batirme en duelo con cada uno de los miembros de la Academia.
Aunque hasta la fecha mis favoritas suyas eran –por este orden- LA CUMBRE ESCARLATA, EL LABERINTO DEL FAUNO (producida en España) y MIMIC, absolutamente todas y cada una de las obras que jalonan su filmografía me chiflan, desde la inicial –única rodada en su país de origen- CRONOS hasta PACIFIC RIM, pasando por BLADE 2, EL ESPINAZO DEL DIABLO (el otro largometraje rodado bajo pabellón hispano) o las dos estupendas, estimulantes entregas de otro de sus –y ms- queridos y marginales monstruos, de HELLBOY.
Solo diré una cosa más: no se la pierdan por nada del mundo. Y, a ser posible, escúchenla en versión original con subtítulos (para quien no los necesite, constituirá una bendición mayor).
Y siempre, siempre… Imaginad a un hombre anfibio y una chica incapaz de articular palabra alguna pero sí de transmitir los más bellos sentimientos, que puede que estén juntos por siempre jamás en algún recóndito y acuático lugar (no es spoiler).
Apostilla:
Casi me gusta más que la primera vez, la versión original subtitulada le otorga al cuento un toque evocador a través de la maravillosa voz de Richard Jenkins, que acaba por redondear la faena.
Al finalizar la proyección, se me acercan numerosos espectadores y me transmiten división de opiniones. El fantástico, sobre todo a la gente de cierta edad, no parece calarles demasiado en España, salvo casos puntuales, como E.T. EL EXTRATERRESTE. Sucede lo mismo con el musical. A mí ambos géneros me fascinan.
Eso sí, un comentario que me hacen me deja estupefacto. Le reprochan su fantasía. Claro, ¡es una película fantástica! Es como si a una de piratas se le reprocha que aparezcan los mismos. En fin…
Vuelvo a valorar su falta de mojigatería a la hora de mostrar algunas escenas y las diversas apetencias –incluso la zoofilia si me apuran- u opciones de los personajes.
Pero, fundamentalmente, lo que me vuelve a cautivar es esa forma alada, musical, de mover la cámara por parte de Guillermo del Toro. Tanto a la hora de mostrar las rutinas de la protagonista, como recorrer esos pasillos de las limpiadoras o acercarnos al monstruo, que en realidad es más una deidad. Un verdadero festín artístico y visual.
Además, ofrece tanta información y reivindicación sin adoctrinar, sin dar la brasa, que no puedo por menos que volver a rendirle genuflexión.
Lo único que siento es que mi presentación no ha sido la adecuada. Al no disponer de un foco de luz, la crítica leída lo ha sido de manera insuficiente, pues no veía nítidamente los párrafos de los folios. No pretendo excusarme, son los inconvenientes que tenemos los miopes.
-Comentario de Ana García Alcobendas extraído, como ya he dejado constancia, de un email personal. Dice que exagero al elogiarla por haber expuesto su muy personal de punto de vista, pero difiero de ello, creo que chicas como ésta no hacen sino acrecentar mi fe en las nuevas generaciones. Es una brillante exposición, y cuando es así, y adviertes sinceridad, carencia de afectación, cualquier punto de vista es válido:
“Debo admitir que no disfruté la película. Durante las dos horas de metraje, sólo pensaba las mil formas distintas en las que podría acabar y debo reconocer, que todas eran catastróficas. Es una película que debo volver a ver, esta vez sin prisas, sin la expectación de la primera vez, disfrutando un poco más de las imágenes, los ambientes y los gestos.
Por favor, no interpretes esto como una mala crítica, todo lo contrario. Es una película que no descarto en mi top 10. Tal vez hay quien la catalogue de cliché, la chica marginal y el monstruo incomprendido que se enamoran. No para mí, es mucho más sutil. Sí es cierto que todo el tiempo me venía a la mente la cosa del pantano de Len Wein y su romance con Abigail. Conociendo la afición de Guillermo del Toro por las historietas de comic, no descarto que fuese, tal vez, una primitiva fuente de inspiración.
La película transmite magia en cada fotograma, es un cuento de hadas, como el propio guionista dijo. Supongo que la edad ha hecho que pierda parte de mi optimismo infantil, tal vez sean las circunstancias, tal vez sea que llevo demasiado tiempo leyendo exclusivamente a Stephen King y Lovecraft. Son magníficos autores sí, pero siempre dejan un final agridulce que no podría catalogar de "feliz". Esta película es cruda, sí, incluso gore, como tú mismo dices, pero es capaz de llevarte de la mano a un final que te deja con un buen sabor de boca y en el que la magia brilla por ser un agente purificante, redentor. La magia en esta película es algo limpio, capaz de arreglar los desastres que los humanos provocamos, tal como en los cuentos. Me atrevería a decir que el monstruo que ha creado Del Toro es un renovado Peter Pan, que sólo ayuda a aquellos que aún creen en la magia, que aún se atreven a volar.
También me llamó la atención el factor destino, está claro que ambos protagonistas estaban destinados el uno al otro, que todo el sufrimiento era un pequeño sacrificio para encontrarse al fin. Nada más comenzar la película, al ver las cicatrices del cuello pensé "vaya, parecen branquias, espero que el monstruo no lo malinterprete". Sí, uno de esos finales catastróficos que te comenté al principio era que, tras escapar al fin, ella muriera ahogada por pura inocencia de la criatura. Desde luego, estoy perdiendo la facultad de imaginar o la inocencia, una de dos.
Sea como fuere, la película me ha enamorado, se ha coronado como mi nueva favorita para esta edición de los Oscar. Si no se lo dan, ya tienes una secuaz para enfrentarnos a toda la academia."