Foto: Francis Capra y Robert De Niro en Una historia del Bronx/A Bronx tale
-La sesión de los lunes del Deicy que llevo presentando y seleccionando desde hace casi seis años se visten con un clásico reciente de gángsters y emociones a flor de piel, UNA HISTORIA DEL BRONX (A BRONX TALE):
Da igual que esta película se haya podido ver por múltiples medios, la propuesta vuelve a concitar la atención –y el entusiasmo- de un buen número de aficionados, de asistentes.
Nada tiene que envidiar la que supuso la opera prima como director de Robert De Niro a las cinco obras maestras que Martin Scorsese ha dedicado a la mafia estadounidense, neoyorquina preferentemente: MALAS CALLES, UNO DE LOS NUESTROS, CASINO (Las Vegas es su epicentro), INFILTRADOS (transcurre en Boston) y GANGS OF NEW YORK.
Hago la comparativa porque también esta va sobre idéntico asunto, aunque trate igualmente otras importantísimas cuestiones tangenciales, que abarcan desde las relaciones paterno-filiales al racismo. Hasta el punto de que si no fuera por haber sido utilizado en una de ellas, podría también perfectamente haber llevado el título de UNO DE LOS NUESTROS.
Viene a colación porque el joven protagonista, Calogero, contemplado en dos fundamentales momentos de su crecimiento, de su maduración, a los 9 y a los 17 años, siente inmediata fascinación por el oropel y la posición de poder de la pandilla de gángsters de su barrio, el Bronx del enunciado, cuya cabeza visible, Sonny, tendrá una decisiva influencia en su formación.
Precisamente uno de los puntos fuertes de esta maravillosa película es el contraste de autoridades educacionales en el aprendizaje del joven, sorprendentemente complementarias desde la diversidad.
El primero está encarnado por Chazz Palminteri, alguien fundamental en la concepción de esta empresa. En primer lugar por estar inspirada en una obra autobiográfica suya, en un monólogo para ser más exacto. Su nombre real es un compuesto de los personajes de padre e hijo, Calogero Lorenzo Palminteri. También porque el aquí cineasta le solicitó/encomendó una participación total en la producción: montaje, casting, mezcla de sonido y búsqueda de exteriores.
En este último apartado hay que señalar que, finalmente, la mayoría de las localizaciones se concentrarían en Astoria y Queens, debido a que todavía quedaban en pie por allí muchos lugares y edificios característicos de los años 50 por los que discurre la acción.
Una acción y un drama que se encuentran formidablemente cobijados por una banda sonora sencillamente impresionante, en la que pueden escuchar jazz y rock en abundancia. E intérpretes que van desde los felizmente inevitables Frank Sinatra (qué inmejorablemente bien suena en su voz ese THAT´S LIFE, aparte está incluido otro tema suyo) o Dean Martin hasta Jimi Hendrix o Miles Davis, pasando por The Beatles, Wilson Pickett, Otis Redding o grupos tan emblemáticos de toda una época como The Cleftones, The Kinks, The Belmonts, The Rascals, The Moody Blues o The Four Tops. Y se quedan en el tintero digital bastantes más.
Al final todo en aras a contar un sentido, tierno, emotivo, vibrante canto ensalzador de la honestidad, la paternidad (lo que le dice Lorenzo a su hijo acerca de la verdadera heroicidad de levantarse a las tantas de la mañana para ofrecerle una buena vida, no tiene desperdicio), la búsqueda de la propia identidad.
De Niro tuvo que renunciar al papel de John Malkovich, que le valdría una nominación al Oscar aquél 1993 en la estupenda EN LA LÍNEA DE FUEGO (con Clint Eastwoood) por preparar este proyecto para él tan querido y especial. Ese mismo años sería reconocido en el Festival de Venecia por su brillante trayectoria profesional. También fue el mismo en el que falleció su progenitor, a quien va dedicada esta obra.
Tanto en su doble faceta actoral y tras las cámaras llevó a cabo un soberbio trabajo. Se puede comprobar lo inmarchitable que continúa veinticinco años después. Sus dos horas pasan como un verdadero suspiro, tal es el ameno, dinámico, envolvente y ritmo imprimido. Su utilización de una evocadora voz en off me parece un acierto pleno.
Y una escena para el recuerdo, igual no trascendente, hasta fútil si quieren, pero preciosa y reveladora: la de la prueba de la puerta, tanto en su teórica como en su resolución. Al respecto, guapísima y de lo más estilosa la afroamericana Taral Hicks, una profesional más conocida en su calidad de cantante que de actriz.
En este apartado no puedo olvidarme tampoco de Katherine Narducci como la esposa de Lorenzo. Y por cierto, los dos chavales que encarnan a Calogero en la infancia y en la adolescencia, Francis Capra y Lilo Brancatto (que comenzó a usar drogas durante el rodaje pese a las recomendaciones en contra de De Niro y Palminteri), son de origen latino en vez de italiano, dominicano y colombiano respectivamente.
De lo mejorcito surgido en la también fértil década de los 90.
Imprescindible.
Apostilla:
1993, año de producción de UNA HISTORIA DEL BRONX, sería también el de LA LISTA DE SCHINDLER, ATRAPADO EN EL TIEMPO, PESADILLA ANTES DE NAVIDAD, EN EL NOMBRE DEL PADRE, AMOR A QUEMARROPA, PARQUE JURÁSICO, ATRAPADO POR SU PASADO, EL FUGITIVO, ¿A QUIÉN AMA GILBERT GRAPE?, MISTERIOSO ASESINATO EN MANHATTAN, LO QUE QUEDA DEL DÍA, MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES o LO QUE QUEDA DEL DÍA ¡Total nada! Pues de todo este ramillete de títulos si tuviera que elegir tan solo uno sería sin duda el primero.
El debut tras las cámaras de Robert De Niro resultó deslumbrante, despampanante. Siguiendo los pasos y el estilo de su maestro Martin Scorsese, elaboró un retrato de calles y de gangsters dotado de una credibilidad y de unaemoción especial, de hijos y padres, de amistad en el que un capo cita a Maquiavelo y valora como atributo máximo la disponibilidad.
Al respecto de esa influencia evidente quede constancia vía esos travellings de entrada en los billares son dignos de CASINO o UNO DE LOS NUESTROS. O esa superposición de planos, las angulaciones tan marca de la casa. O esa inicial presentación de los mafiosos.
Por cierto, estos individuos presentan una veracidad a prueba de bombas. Es increíbles como en las películas americanas los malhechores lo parecen de verdad, los polis parecen polis de verdad… y los críos. Impresionante.
El engarce de una serie variada de hits musicales de comienzos y finales de los 60 le otorga de una cadencia, de un ritmo dinámico, envolvente y plenamente justificador. Por ahí desfilan desde los Moody Blues con sus legendarias NOCHES DE BLANCO SATÉN, hasta Nelson Pickett, pasando por los Four Tops, The Cleftones, el felizmente inevitable Sinatra, Dean Martin, The Moonglows, The Cleftones, Dion, The Kinks, Aaron Neville, James Brown, Otis Redding, Tony Bennett, The Rascals, Creams, The Belmonts, James Brown, Jimi Hendrix o John Coltrane… incluso Johann Sebastian Bach y su AVE MARIA. Pocas bandas sonoras, o tal vez ninguna con la excepción de AMERICAN GRAFFITI en la historia del cine han resultado tan variadas, ricas y profusas.
Suena por tanto inmejorablemente pero se escucha igual de bien gracias a unos diálogos de enorme profundidad pero sin rastro alguno de petulancia, de pretenciosidad.
De Niro también se pone delante de las cámaras y construye un personaje, un obrero, un honesto trabajador, un pater familia entregado, verdaderamente admirable. En oposición con una figura –de hecho podría interpretarse como una oda al padre de la misma manera que ROMA o NUNCA LA OLVIDARÉ lo son a la madre- que ejerce idéntica responsabilidad con su hijo pero de tono diametralmente opuesto, uno es la honradez personalidad, el otro los trapos sucios, pero curiosamente ambos convergen en lo fundamental, en la protección y el cariño al vástago.
Al final para venir a decirnos algo bastante sabido pero de difícil asunción, que cada persona tiene sus razones, sus luces y sombras.
Como nexo de unión ese Calogero, C en su plasmación más “desvinculante” del entorno del hogar, perfectamente encarnado tanto en su niñez como su adolescencia por dos actores que curiosamente ninguno era de ascendencia italiana sino dominicana y colombiana, Francis Capra y Lilo Brancato, este último bastante conflictivo durante el rodaje debido a su iniciación en las drogas.
En su fase más adulta, protagoniza una preciosa y delicada historia de amor con la guapísima, desenvuelta y toma iniciativas Taral Hicks. Sabida es la debilidad del italo-americano por las mujeres de origen afroamericano. Y a fe que si por la aquí elegida me debo definir demuestra muy buen gusto.
Pero la riqueza temática tratada, sin tirar en ningún momento de ampulosidad, es extensa: el aprendizaje, el racismo, la lealtad, el enamoramiento verdadero, la autoridad, el miedo al otro, el desencanto, la violencia (la secuencia de los moteros o el ataque a afroamericanos son imponentes), el crecimiento vital, la familia… Y valores, sobre todo valores, pero de verdad, de los no impostados ni moralizantes, de los que surgen de la verdadera rectitud.
Lo tantas veces dicho a lo largo de mi vida: Obra maestra.