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Diario de un Cinéfilo Compulsivo

 

Martes, 21 de febrero

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Foto: Paul Newman y Jackie Gleason en El buscavidas/The hustler

-La emitió La Regional el domingo por la noche pero aprovecho para volver a degustarla, a paladearla, a gozarla, esta madrugada. Es EL BUSCAVIDAS (THE HUSTLER):

Siempre me deja felizmente hecho polvo.

Hay películas y películas… y luego está EL BUSCAVIDAS. Esta obra de capital importancia en la historia del cine americano, del cine en general y de mis recuerdos más íntimos y perdurables, se filmó en 1962, un año fundamental para el devenir del Séptimo Arte, pues en torno al mismo, uno/dos antes otro/dos después, surgieron títulos que acabarían cambiando el sentido de las cosas y el futuro de este compendio de manifestaciones artísticas, como CON FALDAS Y A LO LOCO –este un poco anterior-, MATAR A UN RUISEÑOR, PSICOSIS, DESAYUNO CON DIAMANTES o WEST SIDE STORY.

THE HUSTLER, o sea EL BUSCAVIDAS, es una devastadora, terrible, desoladora historia sobre los sueños rotos y los perdedores. La de Relámpago Eddie Felson, un monumental Paul Newman (en un papel inicialmente reservado para Jack Lemmon que lo rechazó por otra joya, DÍAS DE VINO Y ROSAS), un as del billar que conocerá el envés de los sueños. De la tullida y alcohólica Sarah Packard, una sorprendente Piper Laurie. Del elegante y estiloso Gordo de Minnesota, inolvidable Jackie Gleason, campeón de campeones en el juego del billar. O de ese cínico sin escrúpulos encarnado por George C. Scott. También de Myron McCormick, Vincent Gardenia, Murray Hamilton… y hasta sale en un pequeño papel Jake La Motta… ¿recuerdan TORO SALVAJE?

Todos aprisionados por la cargada atmósfera y la asfixiantemente brillante cámara de Eugene Shuftan… que los expone al máximo de emulsiones de sus gestos más reveladores y determinantes... En forma y espíritu, gastaría  una luz muy expresionista, cercana a los grandes hitos del género negro de los 50.

Pero finalmente lo que se nos muestra es un enorme retrato sobre la condición humana en sus aristas menos gratas y complacientes. Mediante una magistral puesta en escena del perseguido –por el nefando McCarthy- Robert Rossen, plagada de tintes realistas y sobriamente tiernos.

Las miradas oblicuas, la forma de desenvolverse por el plano, los rictus de Paul Newman constituyen un añadido fundamental para ello y todo un recital de primer nivel.

Lo es también la dirección artística, creando ambientes de una gran veracidad y escrupulosidad descriptiva. Fue uno de los dos Oscar que obtuvo junto al de la fotografía.

Sin duda, fue una película que se adelantaría a su tiempo, moderna y clásica a la vez, que refleja una particular épica de la derrota. Imposible olvidar el rostro de un abatido Newman tras la gran partida, algunas de las frases demoledoras que escupe Scott o esos diálogos cargados de amargura y desesperación entre Newman y Laurie.

El campeón Willie Mosconi adiestraría a los protagonistas, hasta tal punto que casi todas las jugadas que se ven fueron ejecutadas por los actores, salvo el impresionante massé (ese ataque de la bola con el taco en posición vertical) que sería llevado a cabo por el propio Mosconi.

Una honda, profunda reflexión sobre el fracaso y sus consecuencias, sobre la impostura, sobre algo tan querido de la cultura americana como la cultura del éxito… puesta en solfa.

Imprescindible, indispensable.

-Qué gustazo escuchar a James McAvoy poner diferentes voces en MÚLTIPLE (SPLIT):

Es mí apuesta para este martes dentro de las VOS patrocinadas por la Universidad de Castilla-La Mancha. Escuchándola en original se aprecia aún más el enorme esfuerzo realizado por el actor de origen escocés… el que fuera fauno Tumnus en LAS CRÓNICAS DE NARNIA, médico en EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA, Charles Xavier en X-MEN, el bondadoso Robbie Turner en EXPIACIÓN, el médico de EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA o el amor de Anne Hathaway en LA JOVEN JANE AUSTEN.

Resulta ya una rutina, y hasta puede parecer jactante, pero se vuelve a producirt otro de esos llenazos verdaderamente reventones.

Apostilla:

No me canso jamás de ponderar el cine del mayor especialista en el género de terror, en los “thrillers” psicológicos que dan miedo, M. Night Shyamalan. En esta pieza de cámara, esta película barata de veras (5 millones de dólares) vuelve a dar toda una lección de graduación de la tensión, a mostrar su magisterio creando atmósferas amenazadoras. Tira de nuevo de ese sentido visual suyo tan especial, tan magnético, tan poderoso. Es otra prueba de su magisterio narrativo. Quién le dió por muerto hace unos años, yo admito que me decepciónó en sus dos super producciones infantiles –AIRBENDER, AFTER EARTH-, se la tiene que enmendar bien enmendado.

Pero lo que más me gusta en esta ocasión son sus fuera de campo, el inicial del aparcamiento por ejemplo, o sus elegantes y –una vez más- sugerentes elipsis.

Creo que fue a Juan Manuel González al que leí algunas de estas virtudes. También la mención a esos primeros planos con que obsequia a todos sus personajes, incluyendo varias de las personalidades expuestas de su protagonista, un individuo que padece el trastorno de identida disociativa (TID). Su definición de “filme de terror sentimental y bastante cabrón” me parece del todo atinada. No quisiera tampoco dejar de destacar su tratamiento más moderado respecto a su anterior trabajo –la sensacional LA VISITA- del humor negro. No tengo más que palabras de absoluto agradecimiento para su cine… compuesto por 12 largometrajes hasta la fecha. Intenten recuperar sus dos primeros, curiosos y –por lo que vino después- atípicos trabajos, PRAYER WITH ANGER y LOS PRIMEROS AMIGOS.

Inevitable que me perturbe… por mucho que cargue las tintas en su tramo final ¡Lo que puede hacer la mente para sobrevivir! Y ya no me refiero al “multiplicista” sino a esa adolescente marcada por un pasado atroz, por fantasmas tan feroces como los del propio protagonista. Y es que no hay peor monstruo que el propio ser humano. Posee una rara  poesía, dolorosa, cuando la bestia reconoce en la chica a uno de los suyos, a un afligido.

Impagable me resulta la presencia de la veterana Betty Buckley, la entrenadora de Sissy Spaceck en la primera y extraordinaria versión de CARRIE, o la esposa de Harrison Ford en el frenético suspense FRENÉTICO de otro maestro de turbiedades y esquinazos humanos, Roman Polanski.

La sombra de PSICOSIS vuelve a resultar alargada, inevitable generar la comparativa mediante más de una escena o plano, como el casi final de la maravillosa Anya Taylor-Joy, la Thomasin de LA BRUJA o la explosiva inteligencia artificial de MORGAN.

Excelente.

PD: El final es genial y muy cabroncete, pero como comprenderán, nada puedo desvelar aquí. Me refiero al que se produce tras el crédito final del título original, SPLIT. Solo una pista, la referencia no viene determinada por EL SEXTO SENTIDO sino por EL PROTEGIDO. Respecto a la secuela, Shyamalan ya manifestó su interés, previo al estreno, de hacer una pero no artificial sino orgánica (supongo que estoy contribuyendo a la “confusión” buscada por el propio y genial cineasta).