Foto: beatpie.com (de la película Escrito sobre el viento)
-Es el mejor homenaje cinematográfico que se me ocurre para la ciudad de París, para el pueblo francés y para las víctimas del atentado yihadista que tuvo lugar este pasado viernes, uno de los momentos culminantes de CASABLANCA y de la historia del cine:
Me refiero a esa entonación de LA MARSELLESA utilizada como símbolo universal para acallar el totalitarismo de los cánticos nazis.
-Sencilla, humilde, sin grandes pretensiones, presentada este mismo 2015 en el Festival de Sundance, descubro UNEXPECTED en Canal+XTRA, una agradable propuesta “indie” que significa el debut en la dirección de Kris Swanberg, esposa de Joe Swanberg, alguien muy relacionado con este mundillo alternativo o complementario al hollywoodiense:
Pues en el propio encabezamiento creo que queda bastante definida. Es la relación de amistad que se produce entre dos mujeres, profesora y alumna, acentuada por el embarazo de ambas. Describe con cotidiana naturalidad algunas cuestiones que surgen tras quedarse en estado, desde renuncias profesionales o asunciones de maternidad tras infancias complicadas.
No es que tenga un gran alcance pero lo que cuenta lo hace de manera bastante a a pie de realidad y cuidando bien a sus personajes, pertenecientes al común y con el que puede resultar fácil la identificación.
Se cimienta en un muy buen reparto encabezado por la ex modelo canadiense y una actriz que cada vez va despuntando más, Cobie Smulders, la Robin Scherbatsky de la serie CÓMO CONOCÍ A VUESTRA MADRE y la Maria Hill de LOS VENGADORES.
Me alegra reencontrarme a unos espléndidos 54 años con un mini mito femenino de mi juventud, la elegante y guapa –menudos ojazos- Elizabeth McGovern, el imposible amor de Robert De Niro en ÉRASE UNA VEZ EN AMÉRICA, la protagonista de la preciosa ADIÓS A LA INOCENCIA, de la intrigante FALSO TESTIGO de Curtis Hanson o del poderoso drama racista RAGTIME. Su debut fue con 19 años en la multi premiada opera prima de Robert Redford, GENTE CORRIENTE, en la que hacía el papel de amiga del atormentado Timothy Hutton. Su éxito más reciente ha sido la participación en la serie británica DOWTOWN ABBEY. En UNEXPECTED hace de atractiva madre de la protagonista. Por cierto, tanto ella como la directora son originarias del estado en el que transcurre esta trama, Illinois.
-Gozo de nuevo en La Regional de uno de los hitos en el terreno del melodrama del sensacional especialista Douglas Sirk. Se trata de ESCRITO SOBRE EL VIENTO (WRITTEN ON THE WIND), dirigida por el maestro en 1956, entre otros dos trabajos muy apreciables, HOY COMO AYER e HIMNO DE BATALLA:
Pertenece a su época más fértil, la década de los 50, en la que ya había realizado monumentos del género como OBSESIÓN y SÓLO EL CIELO LO SABE… y que acabaría concluyendo de manera estratosférica, con ÁNGELES SIN BRILLO, TIEMPO DE AMAR TIEMPO DE MORIR (en este momento, mi película antibelicista favorita, sin dejar por ello de constituir una sublime historia de amor) e IMITACIÓN A LA VIDA.
En ÁNGELES SIN BRILLO todo funciona a la perfección, decorados, música o fotografía. Todo está desarrollado mediante un elegantísimo y dramático sentido de la puesta en escena. El cuarteto interpretativo es imponente: Lauren Bacall, Rock Hudson, Robert Stack y Dorothy Malone. Esta última inolvidable en su breve aparición años antes y en blanco/negro en EL SUEÑO DE ETERNO. Sobre ella comentaban en la España de la época –disculpen la vulgaridad-, de Malone nada… buenone, buenone.
La genialidad de Sirk se puede advertir en cada una de sus escenas. Por ejemplo, resulta modélico ese flash-back llevado a cabo a través del paso hacia atrás de las hojas de un calendario. Este momento surge tras un inicio poderoso que nos deja al espectador en ascuas, el disparo efectuado por un tipo que acaba de llegar a toda velocidad en un descapotable (en un ambiente de pozos petrolíferos) y el posterior desmayo de una mujer en su habitación.
El tono más desaforado, la desmesura controlada, las pasiones desatadas son marca suya, aquí vuelve a llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Como solía ser norma en su cine, las “convenciones” le sirven para radiografiar a toda una clase social estadounidense, habitualmente burguesa, aquí mucho más pudiente (entremezclada con alta), sin que ello suponga menoscabo de mantenerse fiel a las reglas de este tipo de historias amorosas.
Una de sus abundantes obras maestras.
-Ver HATARI (HATARI!, 1966, su título significa peligro en swahili) supone disfrutar de la aventura en su estado más puro, en su quintaesencia. Es mi propuesta para este lunes dentro de las placenteras sesiones de Los Clásicos en la taberna irlandesa Deicy Reilly´s:
Es la quinta película que he seleccionado de su director (la sexta, si cuento su fundamental colaboración en EL ENIGMA DEL OTRO MUNDO) hasta la fecha, uno de mis preferidos de siempre, el extraordinario Howard “Winchester” Hawks, tras TIERRA DE FARAONES, TENER Y NO TENER, BOLA DE FUEGO, LA FIERA DE MI NIÑA y SU JUEGO FAVORITO.
Una nueva demostración del porqué John Wayne es mi actor favorito de todos los tiempos. Un John Wayne de 59 años arrastrando ya un cáncer de pulmón (del que se acabaría recuperando, falleció de otro de estómago en 1979, a los 72 años), probablemente causado por el rodaje de EL CONQUISTADOR DE MONGOLIA en el nuclearizado desierto de Nevada, muestra una vitalidad, un poderío y una guasa que pueden reconciliar a cualquiera con la vida.
Es una genuina y admirable historia “hawksiana” de camaradería, profesionalidad, compañerismo. De ahí que los “comparsas” que secundan al protagonista resulten fundamentales, desde el alemán Hardy Kruger hasta el pelirrojo estadounidense Red Buttons, pasando por el francés Gerard Blain, el mexicano Valentín De Vargas o los igualmente norteamericanos Bruce Cabot y Eduard Franz. No quiero ni puedo olvidarme tampoco de la distinguida y guapa actriz gala Michèle Girardon como Brandy.
Qué emocionante las secuencias de cacerías no sangrientas, sobre todo la de la lazada del rinoceronte o de la jirafa, o la divertidísima de los monos mediante cohete casero. Qué saludable y reconfortante sentido del humor gasta.
Y qué guapa sale Elsa Martinelli (rebautizada en la película como Dallas), rodeada de esos pequeños elefantitos que inspirarían al genial compositor Henry Mancini uno de sus temas más populares, que ya es decir, BABY ELEPHANT WALK. Pese a la diferencia de edad (tan solo 28 años), es perfectamente creíble y comprensible su historia de amor con Wayne.
Extraído de la impagable wikipedia puedo informarles que fue rodada en lo que hoy es el norte de Tanzania. Muchas escenas fueron filmadas cerca de la ciudad de Arusha, en un rancho de caza llamado Ngorongoro, que en aquélla época era propiedad del interviniente y antes citado Kruger.
Tan solo estuvo nominada al Oscar a la mejor fotografía, refulgente en su luminosidad, de Russell Harlan. Una verdadera gozada cuyos 160 minutos siempre se me pasan en un suspiro.
Crítica escrita para el díptico entregado a los asistentes al Deicy:
Es la quintaesencia de la aventura, del riesgo más real y bipolar, tanto físico como sentimental. En swahili HATARI es una aliteración que que quiere decir peligro. Toda una declaración de principios.
Resulta muy difícil que alguien que la descubra por primera vez, más si se es niño, no se deje arrullar por sus trepidantes, sus luminosas, sus vibrantes, sus divertidas imágenes.
Constituye otro de esos muchos filmes que contribuyeron a mi fundamental formación, a que amara de una manera irremisible el cine.
La obra crepuscular, moderna a más no poder, prácticamente genialmente improvisada y casi testamentaria de un cineasta excepcional, Howard Hawks, un profesional en toda regla, tanto del celuloide como de la vida. El tipo que hizo la imponente RÍO BRAVO como réplica a la maravillosa SOLO ANTE EL PELIGRO, porque no le parecía bien que un sheriff suplicara ayuda.
Me la sé de pe a pa. Es una sucesión, toda una catarata de imágenes que generan o despliegan indistintamente felicidad, alegría, ritmo, diversión, humor, belleza y el placer de contar inmejorablemente las cosas de la vida en la sabana africana y con aventureros por doquier. Desde esa impresionante cacería de rinocerontes hasta la captura con red de pequeños y gritones monos, o el encantador desfile que componen unos pequeños elefantitos a ritmo marchoso de la música del genial Henry Mancini, todo en ella es primoroso y cautivador. Puro placer se mire por donde se mire.
Aludiendo a su apartado interpretativo, me gustaría detenerme un poco en el mismo para hacer una precisión si realmente fuera menester, que no lo creo, pero que me sirve para soltar una determinada perorata y esta película me proporciona una magnífica ocasión.
Me preguntan montones de veces por qué desde tiempo inmemorial, desde que lo descubrí con 14 años en CENTAUROS DEL DESIERTO, EL HOMBRE TRANQUILO, la citada RÍO BRAVO o EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE, considero a John Wayne mi actor favorito de siempre, de todos los tiempos. Pues aquí tienen otro motivo. Comprueben y deléitense lo gracioso, lo relajado que se muestra, sus contundentes réplicas, su manera de andar, de desplazarse por el plano. Es el actor de cine por excelencia, pura fisicidad hecha hombre grandullón.
Un tipo capaz de transmitir una verdad, una sinceridad, una autenticidad que ni todas las interpretaciones “stanilivskianas” ni el cine de tanto intelectualoide junto se le podrá aproximar jamás. Y ahora que me digan carca… que van aviados. Y que se le juzgue por su supuesta ideología que ni me importa, ni como decía un colega recientemente, me la creo del todo, me parece una completa majadería. Ello sin dejar de hacer gala siempre de un pro (norte)americanismo por mi parte perfectamente entendible, hasta compartible. Pero eso, como diría el camarero Moustache de IRMA LA DULCE, esa es otra historia.
Para mayor gloria, le secunda una pléyade de secundarios portentosa. Desde el pelirrojo Red Buttons hasta el inevitable alemán Hardy Kruger, pasando por Bruce Cabot, los franceses Gérard Blain y la muy atractiva Michèle Girardon o el mejicano Valentín de Vargas. Toda una ONU interpretativa.
Y la chica, menuda chica, es la italiana Elsa Martinelli exportada al cine americano. Qué hechuras, qué tipín, qué presencia. Digna mujer hawksiana, dura, inteligente, de las que no se achantan jamás, decidida.
Un verdadero disfrute en toda regla. Inapelable obra maestra.