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Diario de un Cinéfilo Compulsivo

 

Jueves, 23 de enero

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Foto: Clint Eastwood en Fuga de Alcatraz/Escape from Alcatraz

-Ahora que Clint Eastwood vuelve a estar de moda por el estreno de la última y sensacional película dirigida a sus 89 años, RICHARD JEWELL, no está de más volver a revisar una muy popular como actor –faceta que no se ensalza demasiado, pero que me parece también de lo más destacable- que le proporcionaría fama y prestigio a finales de los 70 (en pleno apogeo de su estatus como estrella interpretativa), FUGA DE ALCATRAZ (ESCAPE FROM ALCATRAZ), dirigida en esta ocasión no por él sino por su  mentor e igualmente formidable cineasta Don Siegel:

Tras cuatro excelentes trabajos en común entre el director Don Siegel y el actor Clint Eastwood, como el antológico EL SEDUCTOR,  y tras un parón de ocho años, ambos volverían a juntarse en una quinta y última colaboración en 1979, esa precisamente es la que aquí les cuento.

Y el reencuentro no pudo ser más feliz. Volvieron a crear una obra maestra y aportaron al género carcelario una de sus muestras más destacadas. Junto a LA EVASIÓN de Jacques Becker (con el que podría tener algunos puntos en común, sobre todo en lo referido a su escueta y precisa narrativa), CADENA PERPETUA, EL HOMBRE DE ALCATRAZ, SIN REMISIÓN, BRUBAKER, LA GRAN EVASIÓN, LA LEYENDA DEL INDOMABLE, PAPILLÓN, HOMICIDIO EN PRIMER GRADO o LA MILLA VERDE entre un listado francamente extenso.

Precisamente con la última tiene en común la aparición de un ratón como mascota de uno de los presos. Hay más similitudes, de mayor calado aún, con varios de los títulos citados. Pero ello sin menoscabo de ser una obra con personalidad propia, gracias principalmente al enorme talento y la singular pericia del que fuera maestro, mentor, instructor y mecenas de Harry Callahan.

Viene bien  además traer a colación FUGA DE ALCATRAZ para comprobar una vez más lo magnífico actor que es Eastwood, un aspecto que no es demasiado celebrado en muchas ocasiones. Perteneciente a esa tendencia mayoritaria de la escuela de interpretación norteamericana de la sobriedad, volvió a ofrecer otra lección de laconismo y de máxima expresividad con mínima gestualidad. Sin recurrir en momento alguno a retorcidas muecas o sobreactuaciones. Y con el mérito de que el personaje que encarna tenía 35 años en vez de los 48 que ya acumulaba el californiano cuando encaró su rodaje.

También podrán disfrutar de la primera aparición con frase del otrora famoso por la saga de ARMA LETAL preferentemente Danny Glover. Y de secundarios de raza como Fred Ward (uno de los hermanos Anglin, John, que escapa con el protagonista) o Patrick McGoohan, el rey inglés Eduardo I de la fabulosa BRAVEHEART.

Supongo que serán varios de ustedes los que estarán informados de que este tenso, fascinante y vigoroso film está basado en hechos reales. En la fuga de Frank Morris  de la prácticamente inexpugnable prisión de Alcatraz. Toda una apasionante peripecia contada con meticulosidad, intensidad y contundencia, y centrándose exclusivamente en la planificación y el proceso de la fuga. Siegel se deja de molestos moralismos o de virguerías formales y va directo al grano. Obtuvo un memorable trabajo apoyado en un guion de mano de hierro del posteriormente habitual colaborador de Eastwood, el puntualmente también director Richard Tuggle, firmante de la excelente EN LA CUERDA FLOJA.

Extraordinaria. 

-Hubo  suspense con la programación de PAVAROTTI (PAVAROTTI) porque en principio solo estaba previsto que se mantuviera en cartel en toda España, incluida lógicamente Ciudad Real, tan solo una semana. Pero en vista del boca oreja y del considerable –para tratarse de un documental, claro, así son las cosas comerciales- éxito obtenido decidieron sus responsables prolongarla una semana más, lo cual me ha beneficiado para poder ofrecérselo a los cinéfilos, melómanos y hasta aficionados a las revistas del corazón. Y la respuesta del personal es muchísimo mejor de lo por mí esperado (había tirado muy a la baja escéptico por el género al que pertenece… que a mí me parece apasionante y que al igual que el de animación y el de superhéroes está viviendo su edad de oro)... 80 espectadores. Es magnífico en todos los sentidos, los tres señalados y otros muchos. Y emotivo, emocionante, da igual que se sea o no a la ópera, sí se es seguramente se disfrute mucho más. Me alegro enormemente de que muchos lo hayan descubierto gracias a mis queridísimos Los Jueves al Cine. Aprovecho para rendir un tributo a la amistad en las personas de, precisamente, dos muy buenos amigos, el piloto, militar y tipo leído Agustín Hierro y el componente de Los Diablos ciudadrealeños, molón grupo de la capital en los 60-70, y ex profesor universitario de música:

Emoción, el cine, el arte en general, es emoción, lo tenía claro hace muchos años y me reafirmo de manera rotunda en el otoño de mi vida y tras 35.000 películas vistas, en la buchaca…A fe que la misma se vierte con gran generosidad en este amplio, sentido y precisamente emotivo recorrido por la obra, vida, logros, bondades y flaquezas, luces y alguna sombra referida a afectos de la vida del extraordinario, mítico, frágil y mediático tenor italiano Luciano Pavarotti. Despliega intimismo de primera sin resultar impertinente ni tirar de comadreo.  Todo ello desde un sincero, muy afectuoso y respetable reconocimiento.

El excelente cineasta norteamericano Ron Howard muestra admiración, mucha admiración en la plasmación de este homenaje completo que afecta al hombre, al personaje, al filántropo y al artista. Lo lleva a cabo mediante una destacada y elaborada labor de montaje, como demuestra en numerosos pasajes, por ejemplo –no es cuestión desbrozarlo en exceso- en suspenso una pregunta acerca de cómo se considera personalmente que será contestada por el propio entrevistado bastante metraje después, justo tras haber sido repasadas con generosidad diversas parcelas de un tipo que ya de por sí, nos caía francamente bien a muchos… y que la película corrobora con creces el porqué de esa impresión que albergábamos algunos.

Lo de Howard es de verdadero escandalazo, como lo de Robert Zemeckis y tantos compatriotas suyos, que no son estudiados en profundidad por sesudos colegas, pero que llevan tiempo mostrando su dedicación y aptitudes para hacer películas. Su filmografía casi alcanza ya las 30 y ahora se ve coronado por esta espléndida aportación, no ya solo muy completita en cuanto a testimonios –el de las mujeres de sus vidas es francamente revelador- y documentación.

Ni que insistir creo que deba en que algunas de las selecciones musicales (de RIGOLETTO, TOSCA, AIDA, LA TRAVIATA, TURANDOT, temas como O SOLE MIO o el AVE MARIA), arias suficientemente conocidas para los melómanos, ponen el nudo en la garganta en varias ocasiones. Pero a mí otros tramos de su desarrollo me provocan aún más lagrimones, testimonios de las que fueron sus parejas, de sus hijas, una preciosa historia de amor con una chica treinta y cuatro años más joven, reflexiones acerca de la vida tras haber vivido y superado algún episodio de infancia que le puso al borde de la muerte, reafirmaciones de amistad…

Al respecto me siento orgulloso como español –ya supongo que es algo en desuso en estos tiempos, pero como comprenderán me trae al pairo- de ese admirable maridaje y perfecta unión con los autóctonos Plácido Domingo (excepcional profesional, lo otro lo dejo para la justicia si ha lugar) y José Carreras, al cual el cantante italiano apoyó de manera incondicional tras serle diagnosticada al catalán una leucemia de la que afortunadamente acabaría saliendo.

A quien no le guste la ópera tiene motivos más que suficiente para que si no abrazarla, sí se asome a la misma con curiosidad, divulgación, respeto y amenidad. Sin ir más lejos, yo que tan solo me considero aficionado a determinados fragmentos, salgo gozoso de esta proyección. Pero, principalmente, por la humanidad y el buen cine que destila este trabajo ejemplar, por el buen rollito y los mejores sentimientos que destila en una época en que hacerlo, encima con tanto estilo y desenvoltura, no parece lo más habitual o adecuado.

Positiva en todos sus términos, emocionante, intimista, esclarecedora si me apuran, divulgativa, es una cita que ningún mediano cinéfilo ni espectador curioso debería perderse. Y por una vez el reconocimiento, la admiración no están reñidos con el empacho o la gazmoñería. Es una hagiografía pura y dura, sí, pero con sello propio y creativo apasionamiento.

Es el tercer gran título en salir a la palestra este 2020, tras RICHARD JEWELL y EL OFICIAL Y EL ESPÍA.