Foto: Sean Connery y Daniela Bianchi en Desde Rusia con amor/From Russia with love
-En estos –a punto de cumplirse el próximo día 5- cuatro años de Diario Cinéfilo Compulsivo han sido pocas las oportunidades que he tenido de comentar las producciones de James Bond, sobre todo las primeras. Tras una correspondiente –la séptima u octava tal vez- revisión, es una buena ocasión para comentarles mi favorita de la serie junto a la de JAMES CONTRA GOLDFINGER. Me refiero a DESDE RUSIA CON AMOR (FROM RUSSIA WITH LOVE):
Sin duda alguna, es mi película favorita de la saga del agente secreto británico creado por la pluma de Ian Fleming, junto a JAMES BOND CONTRA GOLDFINGER. En tercer lugar figuraría la que abrió la serie, AGENTE 007 CONTRA EL DOCTOR NO. Las tres con un denominador común, estar interpretadas por el sensacional actor escocés Sean Connery, el que mejor supo captar al personaje, su ironía, elegancia y carácter seductor, aunque últimamente, las aportaciones de Daniel Craig me parecen muy satisfactorias: véase por ejemplo su actuación en la notable SKYFALL.
Aumentando sus momentos humorísticos respecto a la anterior y primera entrega, la citada DOCTOR NO, la que puso en ruta de celuloide a este carismático e icónico sujeto, se caracteriza también por la subida de dosis violentas, ejecutadas con gran precisión y maestría. Al respecto, dos son las secuencias por las que posiblemente siempre sea recordada: esa tremenda pelea entre gitanas (encarnadas ni más ni menos que por todo un mito del cine fantástico, Martine Beswick, y por una Miss Israel del momento, Aliza Gur) o la que transcurre en un compartimento del Orient Express entre nuestro héroe y el villano de turno, un muy convincente y enérgico Robert Shaw, como el implacable asesino Red Grant.
Precisamente el apartado interpretativo, constituye uno de sus puntos fuertes, pues a los anteriormente citados, sumen Daniela Bianchi como segunda chica Bond oficial, una imponente mujer que llegaba al set de rodaje después de haber sido finalista en el concurso de Miss Universo, encarnando a la espía rusa Tatiana Romanova, detonante del argumento central. Al igual que, episódicamente, a una muchacha turca desconocida que es la ocasional bailarina Leila. Y al gran actor y característico mejicano Pedro Armendáriz, que hizo aquí su última aparición en pantalla, pues un cáncer terminal roía ya sus entrañas, hasta el punto de que antes de finalizadas sus intervenciones sería ingresado en un hospital, en el que se acabaría suicidándose por no poder soportar tan letal agonía.
Pero esta rutilante segunda aparición bondiana, esgrime otra serie de cualidades fundamentales para su perfecto acabado: un preciso e imaginativo guion de Richard Maibaum y Johanna Harwood, el habitual y excelente acompañamiento musical de John Barry y un ritmo endiablado, de los que no conceden tregua… y no me refiero tan solo a sus secuencias de acción, sino a ese ritmo interior tan necesario para adquirir grandeza.
A título anecdótico, destacar que fue el último film que presenció el presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy antes de ser asesinado de Dallas, el cual había manifestado que la novela en la que estaba basado era una de sus favoritas de Fleming. También que supuso la primera aparición de Desmond Llewellyn como el científico Q.
Un genuino y disfrutable entretenimiento.
-Comienza un nuevo curso de VERSIÓN UCLM, actividad cinematográfica auspiciada por el Parque de Ocio Las Vías y la UCLM, en la que el campus ciudadrealeño fue pionero con esta hace ya siete temporada. Inicio y proyección 176 con una excelente producción norteamericana de ciencia-ficción, AD ASTRA (AD ASTRA). Un viaje a las estrellas íntimo y muy personal, fascinante. La sala, como viene siendo costumbre prácticamente desde su inicio (le costó arrancar al comienzo de esta actividad hace siete años unas pocas sesiones nada más) a rebosar. Las entradas se agotaron media hora antes de la proyección (casi 300 asistentes). Felicidad plena por mi parte:
Cine sensorial, bellísimo, hipnótico, existencialista, de aventuras también, perturbador, inquietante, de calado. Eso me supone en esencia la deslumbrante sin oquedades AD ASTRA, último trabajo del extraordinario cineasta neoyorquino James Gray.
Poseedor de una filmografía no muy extensa (7 peldaños con el que aquí me ocupa) después de dos décadas y media tras las cámaras, ni uno solo de sus trabajos no solo no tiene desperdicio sino que resultan de una elevadísima calidad. Su inicio se remite a 1994 con CUESTIÓN DE SANGRE. Conviene recordar todo sus títulos. Aparte del anteriormente mencionado, LA OTRA CARA DEL CRIMEN, LA NOCHE ES NUESTRA, TWO LOVERS, EL SUEÑO DE ELLIS y Z. LA CIUDAD PERDIDA… y sobre el que les escribo, claro.
Y aunque suele transitar asuntos o historias bastante manidas (en sus tres primeras y relampagueantes incursiones se decantaría por el policiaco sombrío, de resonancias shakesperianas), siempre aporta una perspectiva, un punto de vista muy personal… sin por ello renunciar al primer mandamiento, el de narrador.
En AD ASTRA se adentra en territorios “conradianos” desplazándose a un corazón de las tinieblas astral, en los límites del sistema solar, en Saturno. Hasta allí se desplaza en una misión un hijo que perdió el contacto con su padre tras desaparecer éste en otra operación de ambiciosas miras, buscar vida extraterrestre.
Llegado a este punto me parece oportuno recordar otros viajes a las estrellas que me han ido acompañando/deleitando a lo largo de mi ya amplia y felicísima vida cinéfila: PLANETA PROHIBIDO, REGRESO A LA TIERRA, DE LA TIERRA A LA LUNA, CUANDO LOS MUNDOS CHOCAN, LA CONQUISTA DEL ESPACIO, CON DESTINO A LA LUNA, COHETE K-1, PLANETA SANGRIENTO, LA GRAN SORPRESA, ROBINSON CRUSOE EN MARTE, CUENTA ATRÁS, ATRAPADOS EN EL ESPACIO, EL PLANETA DE LOS SIMIOS (J. Schaffner), la fundacional 2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO (con varios puntos de contacto con AD ASTRA), NAVES SILENCIOSAS, CAPRICORNIO UNO, SATURNO 2, EL ABISMO NEGRO, ALIEN. EL 8º PASAJERO, ALIENS. EL REGRESO, ELEGIDOS PARA LA GLORIA, VUELO A MARTE, LUNA CERO DOS, incluso BLADE RUNNER, ATMÓSFERA CERO, 2010: ODISEA DOS, MOONRAKER (una insólita incursión de la saga James Bond), LOS 7 MAGNÍFICOS DEL ESPACIO, EXPLORADORES, DESAFÍO TOTAL, EL VUELO DEL NAVEGANTE, ARMAGEDDON, CIELO DE OCTUBRE, HORIZONTE FINAL, CONTACT, APOLO13, STARSHIP TROOPERS (LAS BRIGADAS DEL ESPACIO), MISIÓN A MARTE, PLANETA ROJO, SPACE COWBOYS, EL JUEGO DE ENDER, GATTACA, STARGATE. PUERTA A LAS ESTRELLAS, SUNSHINE, AVATAR, EL PLANETA DEL TESORO, TITÁN A. E., OTRA TIERRA, UN ESPACIO ENTRE NOSOTROS, SOLARIS (Soderbergh), OBLIVION, GRAVITY, INTESTERLLAR, LIFE (VIDA), PASSENGERS, FIGURAS OCULTAS, MARTE, EL PRIMER HOMBRE o las sagas de STAR WARS y STAR TREK (entre esta apisonadora cine norteamericano cabe incluir/destacar las británicas LA VIDA FUTURA, MOON y LOS ÚLTIMOS DÍAS EN MARTE y la rusa SALYUT-7: HÉREOES EN EL ESPACIO). Hay que incluir dos aportaciones pioneras y silentes, la francesa del mago George Mélies VIAJE A LA LUNA y la alemana de Fritz Lang LA MUJER EN LA LUNA.
Varias de ellas, de una u otra manera, conforman el basamento de esta obra de Gray que trasciende los límites de la pura ciencia-ficción, pues acaba erigiéndose en una película del espacio preocupada fundamentalmente por algo aparentemente tan pequeño pero inabordable como nosotros mismos. Por el sufrimiento que podemos arrastrar debido a las pérdidas, a la angustia por lo desconocido, a un corazón afligido o a la soledad sentida ahí arriba o debida a nuestros propios fracasos. De hecho, deja al trasluz como un tipo insuperable en su trabajo deja mucho que desear en sus actitudes emocionales. El propio Gray ha manifestado precisamente que “son las emociones lo que nos pone por encima de la inteligencia artificial”.
También se revela preocupada por un mundo que ha ido perdiendo su humanidad, en los que ellas, aunque sus apariciones sean fugaces, se muestran más cálidas que ellos (atención a una Liv Tyler casi irreconocible como esposa de Roy McBride).
En esta navegación se acaba revelando importantísima la tripulación de un actor en plena madurez -55 años- y estado de gracia (era una de las cosas mejores y superaba al mismísimo DiCaprio en ÉRASE UNA VEZ… EN HOLLYWOOD). Alejado de cualquier veleidad glamurosa lleva a cabo una composición sin alardes de ningún tipo, pero honda y de conmovedora contención.
Sin duda para quien esto firma, los guaperas hollywoodenses que en la historia han sido, desde Robert Taylor a Paul Newman, Robert Redford o George Clooney, si ya eran excelentes en sus inicios acaban convirtiéndose en excelsos (nadie se mantiene en una industria competitiva durante tantas décadas solo por su cara bonita).
Que le secunden en pequeños pero sustanciosos cometidos pesos pesados y veteranos como Tommy Lee Jones o Donald Sutherland (premio este año en el Festival de San Sebastián) supone un verdadero lujo.
De lo mejorcito de 2019. Pero absténganse quienes vayan buscando exclusivamente algo del corte de George Lucas, Spielberg o de los héroes marvelianos. Esto va por otros derroteros. Es fantasía puesta al servicio de la reflexión sobre nuestra especie para ir sorbiendo pausadamente, como un aromático y embriagador café.
Apostilla sintética:
-Visualmente espléndida, ofrece múltiples líneas y lecturas: la prevalencia de las emociones por encima de la inteligencia artificial; la necesidad de sumergirnos/viajar en nuestro propio interior para valorar lo que es verdaderamente importante en la vida, la deshumanización de la especie; darnos cuenta de que la misión mejor y más espectacular es reparar en quienes tenemos enfrente, la constatación de la soledad del individuo –simios incluidos, nuestro origen en la cadena- ante la metafórica inmensidad del espacio exterior; esa particular, desangelada y desoladora visión de un futuro mercantilizado en el que los humanos continuamos erigiéndonos en devoradores de mundos; el personal viaje que supone al corazón de las tinieblas (son varios sus referentes literarios, con Joseph Conrad a la cabeza) y otras varias más. Fundamentalmente nos encontramos ante una película sensorial.