Foto: Cole Sprouse y Haley Lu Richardson en A dos metros de ti/Five feet apart
-De un fin de semana abundante de estrenos, aunque me temo que escaso en calidad, destaco el que me parece a priori el menos gravoso o más llevadero (como prefieran), A DOS METROS DE TI (FIVE FEET APART):
Considero muy certera la crítica que el colega Miguel Ángel Palomo ha escrito sobre esta película para Filmaffinity. Qué bien diagnostica, se explica y precisa este joven profesional. Les remito a la misma si tienen posibilidad de echarle un vistazo, pues lo expresa todo mucho mejor que yo. De hecho, varias de sus reflexiones son coincidentes con las impresiones que me genera la película de marras nada más finalizada su proyección. Me hacen gracia, me resultan simpáticas y curiosas las concomitancias existentes tras colegirlas con lo que leo de Palomo justo poco antes de redactar estas líneas.
Pertenece a un género cada vez más en boga (recuérdese la reciente EL AMOR LO ES TODO, TODO con Amandla Stenberg) pero dentro siempre de unos márgenes no demasiado excesivos en cuanto a cantidad, el de los amores juveniles con dolencias graves o terminales… de fondo o en primer término.
En idéntica línea iba un mini éxito de hace cinco temporadas, BAJO LA MISMA ESTRELLA, con clara ventaja para esta, pues la que aquí me ocupa carece de su hondura, calado e incluso emotividad… y sin por ello desdeñarla ni mucho menos.
Sí resulta eficaz en lo que tiene –que no es poco- de divulgativa respecto a la enfermedad que aqueja a su joven pareja protagonista (atención a ella, a Haley Lu Richardson, una muy buena actriz, capaz de mantener en todo momento el foco), la fibrosis quística, una dolencia pulmonar genética que amenaza a los afectados con una corta esperanza de vida y obliga a quienes la padecen a mantener entre los mismos la distancia física a la que precisamente alude el título.
No cae en excesiva sensiblería y he de agradecer la naturalidad con la que ha sido encarada una historia que se prestaba a tremendismos de todo tipo y también a la manera en la que sus actores transmiten sus penalidades. Consigue describir con relativo acierto situaciones y ubicar a los personajes. Incluso se permite alguna secuencia destacable como la de ese acercamiento separados por un palo.
Como varios seguramente habrán intuido, no faltan las canciones dulzonas, ni tampoco los puntos de inflexión dramático/trágicos. Con ellos siempre cuento cuando me acerco a este tipo de producciones. Los doy por bien empleados si a cambio me ofrecen algo aceptable, como es el caso.
Y piensen que, como bien señala Palomo, no deja de ser un cruce, convenientemente puesto al día, de la resultona, eficaz y referencial LOVE STORY y de aquella recordable tv movie titulada EL CHICO DE LA BURBUJA DE PLÁSTICO, uno de los primeros trabajos de un disparado John Travolta tras sus arrasadores y merecidísimos éxitos de FIEBRE DEL SABADO NOCHE y GREASE (BRILLANTINA).
No esperen nada que les sorprenda, ni que les pueda atraer especialmente, o siquiera provocar entusiasmo (por supuesto, siempre habrá para todos los gustos, como en botica), pero en modo alguno enoja, ni irrita, no al menos a mí, ni es pesada. Más bien se muestra ligerita pese a sus dos horas de metraje.
Es probable que su público mayoritario sea adolescente, chicos o chicas arrebatados por el atractivo físico de Haley Lu o del guapete Cole Sprouse.
Si no son de los que van buscando al cine exclusivamente la obra maestra (ojalá fuera así siempre, pero eso es imposible), sino pasar un buen (mal también por lo que aborda) ratillo, no estaría de más que le concedieran una oportunidad.