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Diario de un Cinéfilo Compulsivo

 

Sábado, 6 de julio

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Foto: Anthony Rapp, Maia Brewton, Elizabeth Shue y Keith Coogan en Aventuras en la gran ciudad/Adventures in babysitting

-Antes de volver a contemplar la enésima gesta de las chicas del basket español, ésta vez clasificándose para la final del Campeonato de Europa ante la anfitriona Serbia, vuelvo a disfrutar en casa, a buen recaudo del calor no tan extremo como estos días pasados, de una agradabilísima y placentera comedia ochentera, familiar, juvenil y de lo más animosa, AVENTURAS EN LA GRAN CIUDAD (ADVENTURES IN BABYSITTING):

Comienzo con un comentario ya habitual y que no sorprenderá a los lectores más fieles y contumaces de esta sección. Es el de confesarles que tengo múltiples debilidades cinematográficas, la mayoría norteamericanas, a las que he venido siendo fiel pese al paso del tiempo en un porcentaje aplastante. Esta es una de ellas, a la que sumo otra más, su protagonista, uno de mis amores de juventud, la adorable y preciosa Elizabeth Shue, presente también en otro de mis referentes de aquél momento de mi existencia, KARATE KID. EL MOMENTO DE LA VERDAD.  La que posteriormente sería la extraordinaria, joven y generosa prostituta de la sensacional LEAVING LAS VEGAS de Mike Figgis, que a su vez contenía una tercera debilidad, el personalísimo Nicolas Cage.  

Y todo este preámbulo para introducirles a una de las películas juveniles ochenteras más refrescantes y divertidas disfrutadas por quien esto les escribe, firmada por el renovador talento creativo de uno de los especialistas en este género, el todavía en forma -60 años tan sólo, este trabajo lo llevó a cabo con tan sólo 29- cineasta originario de Pensilvania Chris Columbus, responsable de las estupendas dos entregas de SOLO EN CASA y del reconfortante comienzo de la saga HARRY POTTER.  

Son muchas las cosas que me gustan de esta jovial película: lo simpatiquísima que me resulta en todo momento, ese ritmo eléctrico que la recorre de principio a fin, la mencionada Shue, el espabilado Keith Coogan, también el que por ahí se deje caer una veinteañera Penelope Ann Miller, que estén tan bien urdidas las mil y una peripecias que les suceden a esa singular pandilla protagonista de babys, las atractivas localizaciones de Chicago, su destacable banda sonora, esa maravillosa pieza musical improvisada en un local jazzístico con Albert Collins, el casco vikingo a lo Thor de la encantadora Maia Brewton, su ritmo tan ágil y fluido, la elegante y dinámica dirección de Columbus…  

Aunque no sea precisamente una de las películas de mi vida, prácticamente todo me parece bien en este –para muchos- viaje al país de la nostalgia y, a la vez, estupendo entretenimiento… Cuya secuencia culminante y que sirvió de inspiración al cartel publicitario, es aquélla en la que Sara se desliza por un tejado para huir de unos mafiosos.  

Por varios de sus momentos, bien podría ser considerada la ¡JO… QUÉ NOCHE! “scorsesiana” para públicos adolescentes… y para quienes no hayan perdido todavía del todo el vital espíritu de la juventud.