Foto: Burt Lancaster, Gina Lollobrigida y Tony Curtis en Trapecio/Trapeze
-De las cuatro producciones cinematográficas que componen la franquicia Marvel sobre LOS VENGADORES, la que me parece menos destacable es LA ERA DE ULTRÓN (AVENGERS: AGE OF ULTRON), a cierta distancia de las otras tres, francamente magníficas. Reproduzco tal cual, sin quitar una sola coma, la crítica publicada en este periódico con motivo de su estreno el 30 de abril de 2015, hace justo 4 años. Resulta esclarecedora acerca de mi posición con las dos siguientes entregas, INFINITY WAR y ENDGAME, en las que sus máximos responsables han elevados las cotas de calidad hacia límites siderales:
Para todo en la vida, para el cine por supuesto también, el exceso puede resultar un lastre tan grande como la cortedad, aunque según el caso, todo depende.
En este que me ocupa, la secuela de LOS VENGADORES, cuyo subtítulo es LA VENGANZA DE ULTRÓN, el exceso acaba dominándolo todo y acaba constituyendo el mayor defecto para que pueda ganarse mi incondicionalidad.
Lo que en aquella primera entrega de hace tan solo tres años contemplé con agrado, pues aparte de gustarme bastante el subgénero de super héroes Marvel que se nos viene ofreciendo en los últimos tiempos, resultaba innovador, llamativo, sorprendente aquí más bien constituye un hándicap. Como ejemplo mayúsculo de ello, aquél formidable plano secuencia final con los héroes juntos en pleno Manhattan acaba derivando en este caso en repetitivo y agotador, pese a ese prólogo en un bosque que deja casi literalmente sin aliento.
Pero según va avanzando el metraje, comienza a dar síntomas de apabullamiento, de cansancio, de volver a los mismos recursos… y eso, debo confesarles, me desconecta parcialmente.
De acuerdo, resultan incuestionables, sus efectos especiales, negarlo sería absurdo ¿pero al servicio de qué? Porque es tal la sucesión de estruendo continuado que al final no me da tiempo a saborear realmente nada. Hago una excepción. Los mejores momentos no corresponden a la pirotecnia, sino al acercamiento sentimental entre la bella Scarlett Johansson –la Viuda Negra- y la bestia –Hulk- Mark Ruffalo. Todo un remanso francamente bonito entre tanto ruido.
Hay algún inconveniente más por los que no acaba de tocarme la fibra esta mega producción. Como un guion un tanto confuso a la hora de explicar a los personajes y malvados, de cierto espesor. Además, sobre esos nuevos sujetos que aparecen en escena, algunos con alma y vocación de seguir los pasos de sus mayores, me resulta complicado conocer sus motivaciones. Admito que esto también lo podría achacar a que al cabo de media hora mi cabeza está retumbada o a que esta nueva jerga tecnológica utilizada según voy cumpliendo años cada vez me queda más a trasmano. Qué le vamos a hacer, voy llegando a cierta “senectud” y pereza mental.
Dicho lo cual, lo que creo es evidente para entusiastas incondicionales o para relativos “detractores” como es mi caso en esta ocasión, es que esto responde a un esquema unos patrones y a un cine fórmula bastante obvio. Así que, como las lentejas, o las tomas o las dejas. Qué duda cabe, que conecta con creces con amplísimas capas de la juventud en la práctica totalidad del mundo, por tanto, no seré yo quien lo desprecie. Algo tiene, sin duda.
Por ir a las cuestiones positivas, aparte de las reseñadas virtudes técnicas, algunos tramos de diálogos pese a que se amparen en cierta pomposidad y trascendencia, muestran un reconfortante sentido del humor y hasta alguna intención intelectual en sus citas, procedentes sobre todo del irónico Iron Man.
Igualmente, esos reprochados, por insistentes, planos secuencia no dejan de provocar el asombro. Y a los actores les sientan como un guante a la mano esos trajes con los que ya son asociados por los seguidores.
Leyendo comentarios de otros colegas he dado con uno, perteneciente al periódico El País, firmado por Jordi Costa, que suscribo al cien por cien, “es difícil imaginar una versión mejor, pero es ficción audiovisual a la medida de quien va a las salas a comprobar, no a descubrir”. Amén.
Que ustedes la sobrevuelen bien y asistan con algún tapón para los oídos por si son de edades provectas y quieren desconectar de vez en cuando, pues probablemente no se perderían nada sustancial de la trama. Hagan la prueba si no.
-Los Clásicos del Deicy se impregnan de ambientes circenses en el que tal vez sea el mejor melodrama que se ha rodado con este mundillo de fondo, junto a EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO. Se trata de la popularísima y estupenda TRAPECIO (TRAPEZE) de 1956, con un trio interpretativo verdaderamente de lujo:
TRAPECIO no solo es una excelente película de ambiente circense, que lo es, hasta el punto de considerarla entre las tres mejores que se hayan rodado jamás –a fecha de abril de 2019- sobre la materia junto a EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO y EL FABULOSO MUNDO DEL CIRCO, sino un poderosísimo y extraordinario melodrama.
Preciso más. Es una apasionante relación triangular en la que, por momentos da la sensación de que el vértice femenino del mismo está un tanto de más. Para mayor rigor y comparativa cinéfila previa, algo así como lo que también pasaba en GILDA, una encubierta y sutilmente sugerida relación de homosexualidad.
En esta son Glenn Ford, Rita Hayworth y George Macready quienes la conforman, y aquí Burt Lancaster, Tony Curtis y Gina Lollobrigida. En especial los dos primeros están soberbios y la Lollo es un magnífico y exultante acompañamiento.
Es otra demostración y prueba palpable de que su director, Carol Reed, ha sido uno de los mejores cineastas británicos de todos los tiempos. Y conviene remarcarlo bien remarcado porque durante mucho tiempo se le ninguneó adjudicando la dirección de su TERCER HOMBRE a Orson Welles. Algo que el tiempo ha demostrado infundado. Otra cuestión es la probable influencia que pudiera haber ejercido el genial colega estadounidense en esta y en alguna otra de sus obras.
Pero de Reed les recomendaría igualmente, en un repaso somero y a vuela pluma, otros 8 trabajos suyos (y conste que podría recurrir a su filmografía completa y quedar a casi idéntica y elevadísima altura): el que sería su segundo arrasador éxito en las postrimerías de su carrera, el musical OLIVER, el impresionante LARGA ES LA NOCHE, EL NIÑO Y EL UNICORNIO, EL ÍDOLO CAÍDO, EL DESTERRADO DE LAS ISLAS, SE INTERPONE UN HOMBRE, LA LLAVE y EL TORMENTO Y EL ÉXTASIS (impresionante recreación de la pugna entre el autor de la Capilla Sixtina, Miguel Ángel, y el encargado de autorizar la misma, el Papa Julio II), algunas de ellas como esta última bajo pabellón norteamericano.
Como otros de los referentes de la industria de su país, estoy pensando en el más grande, David Lean (Reed por momentos está a su altura, y como tantos estadounidenses, agradezco su meticulosidad y la maestría que siempre desplegó para adaptarse al estilo que cada historia requería, relegando tics autorales en favor del tono adecuado del trabajo que tenía entre manos. Ambos situaban el objetivo de su cámara en el lugar más adecuado y oportuno.
Agradezco, y esto es también obra de sus guionistas, Liam O´Brien y el avezado James R. Webb (sobre la base literaria de la popular en su momento novela de Max Catto), la enorme habilidad mostrada para cruzar y entrelazar la historia de los personajes y el ambiente de fondo.
Desde luego, Reed es capaz de entretener y emocionar, de crear atmósfera y generar tensión con las espectaculares secuencias de trapecio, ese triple salto anhelado por el joven protagonista. A propósito de ello, Lancaster saca a relucir su experiencia como trapecista y funambulista de sus primeros años de juventud (recuérdese como había hecho gala con anterioridad de ese bagaje y su gran capacidad física en esas dos memorables propuestas aventureras que son EL HALCÓN Y LA FLECHA y EL TEMIBLE BURLÓN).
Por su parte, Curtis está impecable en la réplica interpretativa y da perfectamente el pego cubriendo sus vuelos en el aire por curtidos especialistas. Algún día habrá que poner en su justo sitio lo estupendo actor que fue este sex symbol que tal vez ese fue hándicap para poder ser más justicieramente reconocido. Estoy hablando ni más ni menos del (co)protagonista de CON FALDAS Y A LO LOCO, ESPARTACO, LOS VIKINGOS, EL ESTRANGULADOR DE BOSTON, EL TEMIBLE MR. CORY, CHANTAJE EN BROADWAY, LA CARRERA DEL SIGLO, ADIÓS CHARLIE o NO HAGAN OLAS entre tantos otros papelones.
Como señalaba al principio, esta es una trama de triángulo amoroso y superación profesional, pero lo es igualmente de “amistad” (insisto, que bien pudiera prestarse al equívoco, pero es obvio que es muy poderosa la relación entre ellos), anhelo de triunfar, independencia, iniciación y aprendizaje.
Me encantan muchísimas secuencias de su trama. Aparte de las más obvias ambientadas en el circo, siempre me vienen a la memoria algunos paseos por las calles de París de los dos principales actores masculinos y algunas conversaciones a tres. No reventaré más.
Supuso la segunda producción de Lancaster en este cometido, tras el vigoroso, colorido y vistoso western fronterizo EL HOMBRE DE KENTUCKY. Desde luego los medios puestos a disposición de la empresa resultaron holgados.
Exhibe un espléndido uso del incipiente cinemacospe y ofrece un gran clímax final. Magnífica película que engancha en todo instante y de la que creo sinceramente se debe reivindicar con verdadero entusiasmo.
Apostillas:
-Carol Reed vuelve a demostrar aquí el enorme director que fue, desplegando una serie de recursos técnicos -planos cenitales, oblicuos- nada gratuitos ni caprichosos.
-Las tomas de los saltos en el trapecio son francamente espectaculares. Y sin efectos digitales.
-Se notan los orígenes de trapecistas de Burt Lancaster, pues en sus apariciones se nota que no le suplieron los dobles, ejecutó las escenas él mismo.
-Es un triángulo amoroso y una historia de amistad de cierta ambigüedad entre dos hombres. Parece ser que los rasgos homosexuales –y misóginos- son más patentes en la novela original de Max Catto en la que está basada.
-Trata sobre la lealtad, el sentido del deber, el aprendizaje…
-La peligrosidad que supone el trapecio es en paralelo las que conllevan las relaciones humanas.
-Tony Curtis, el hijo del Gran Orsini en la ficción, tira de jovialidad; Lancaster de fisicidad y de esa sonrisa tan cautivadora; una jovencísima Gina Lollobrigida de temperamento y belleza.
-Maravillosos secundarios como Thomas Gomez (el dueño del circo), Katy Jurado (la co partenaire femenina en SOLO ANTE EL PELIGRO) y el carismático Johnny Puleo, actor de 1,37 centímetros.
-El fotógrafo Robert Krasker llevó a cabo un gran trabajo de corte impresionista. Dégas sobrevuela por las imágenes. Magnífico uso del cinemascope.
-Espléndida partitura musical de Malcolm Arnold de corte descriptivo. Incorpora temas como EL DANUBIO AZUL o LA MARCHA DE LOS GLADIADORES.
-Otras buenas o grandes películas sobre temática circense: EL CHICO de Chaplin, LA PARADA DE LOS MONSTRUOS, UNA TARDE EN EL CIRCO, EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO, EL FABULOSO MUNDO DEL CIRCO, PASA EL CIRCO, EL GRAN SHOWMAN, DUMBO (Tim Burton), EL CARNAVAL DE LAS TINIEBLAS, EL GRAN CIRCO, AGUA PARA ELEFANTES, LOCO POR EL CIRCO, BIG FISH, EL CIRCO DE LOS VAMPIROS, CIRCO DEL SOL: MUNDOS LEJANOS, LILÍ, EL CIRCO DE LOS EXTRAÑOS, LOS CLOWNS, DUMBO (Disney), LA STRADA, JUMBO LA SENSACIÓN DEL CIRCO, NOCHE DE CIRCO…