Foto: cineplex.com (Tom Berenger y Greta Scacchi en La noche de los cristales rotos)
-Comienzo la semana removiendo mis papeles de diferentes escritos y me topo con uno que ya no sé si es mío, lo extraje de una reseña de Carlos Boyero (creo que es suyo) o es un totum revolutum. El caso es que no puedo suscribirlo más al cien por cien:
Se lo regalo a todo el mundo… por si alguno pudiera estar de acuerdo.
“Sólo me verán salir corriendo del cine si la película me ha parecido un espanto. Si me ha enganchado, me quedo hasta el último título de crédito. También me ocurre que veo varias veces el cine que me interesa. Y es probable que mi rapidez en la salida de la sala se deba a eso. Cuando el cine te ha emocionado verdaderamente no quieres hablar con nadie, la sensación es muy íntima, estás viviendo una maravillosa ensoñación. Me gusta mucho ir al cine solo. La compañía tiene que ser excelente. También que nuestros gustos coincidan. Si a la otra persona le ha parecido una mierda lo que yo adoro, o al revés, no tiene sentido discutirlo durante dos horas. No me como a nadie que se me acerque, si lo hace educadamente. Gano mucho en la distancia corta. Solo con la buena gente. Y me siento en la fila 3 porque no soporto a la gente, sus comentarios, los ruidos que hacen”.
Ah… y como todo en la vida, supongo que cada uno tiene su sitio preferido para ver películas en una sala. Adjunto un vídeo que tal vez pueda ilustrarles sobre el asunto.
-Veo el avance del tráiler del último trabajo de Pedro Almodóvar, JULIETA:
Parece que vuelve a un cine dramático en el que las mujeres vuelven a ser las protagonistas, al estilo de TODO SOBRE MI MADRE o VOLVER. Ojalá sea así, porque el de los últimos tiempos me ha resultado decepcionante (LOS ABRAZOS ROTOS) cuando no sonrojante (LOS AMANTES PASAJEROS).
-Repito en televisión, esta vez en 13TV, AMOR A QUEMARROPA (TRUE ROMANCE), cine de alto voltaje en el que se puede vislumbrar en sus réplicas coloquiales a un cineasta muy importante en el futuro, actual presente, Quentin Tarantino:
Es una manera contundente de comenzar la semana.
Es la obra maestra de ese estupendo director llamado Tony Scott, trágicamente desaparecido, que tuvo la mala pata de desarrollar su carrera a la alargada sombra de su hermano Ridley.
Y si me apuran uno de los mejores guiones –y los tiene magníficos- jamás escritos por otro tipo brillante del Séptimo Arte y de la mixtura/reciclaje de géneros, el mencionado Tarantino.
La conjunción de ambos, la elegancia de la puesta en escena del primero, la explosividad no exenta de sentimentalismo hiperviolento del segundo, dan como resultado este TRUE ROMANCE, este AMOR VERDADERO que así se titula en el original y que hace justicia a lo que se puede contemplar en pantalla.
Al fin y al cabo es una historia de amor tremebunda en la que pasa prácticamente de todo. La del singular encuentro y posterior huída de Clarence y Alabama. Para definir lo que viene a continuación recojo las agudas palabras escritas en uno de esos foros sociales por un tal Horacio, que manifestaba (yo también aporto otro tanto de mi cosecha):
“Es un cuento de hadas con buenos polvos, palizas y luchas bestiales en busca de la felicidad. Desde el comienzo ya sabes que el fantasma de Elvis acompaña al muchacho bueno y solitario (un formidable Christian Slater, mostrando como siempre ha hecho su enorme potencial) que rellena sus noches tristes con películas de artes marciales. A poco de comenzar ya te presentan a una Patricia Arquette más bombonazo que nunca, que le va al protagonista como un guante a la mano, como un anillo al dedo. En cuanto comienza la acción no sólo desfila toda clase de aventuras, golpes de efecto humorísticos y un ligero toque erótico… sino situaciones dramáticas maravillosamente construidas y protagonizadas por auténticos linces”.
Entre esas alimañas se encuentran un Brad Pitt sorprendente y sorpresivo, o unos Dennis Hopper y Christopher Walken que protagonizan un encuentro antológico, pues el interrogatorio del segundo al primero no cabe calificarlo de otra manera. Se nota ahí el sello, la marca de fábrica de Tarantino, siendo comparables sus parlamentos a los mejores de Samuel L. Jackson en la genial PULP FICTION.
No les quepa la menor duda que esta historia de amor lo es con todas sus consecuencias, a lo bestia, sin concesión alguna. Se produce entre dos almas perdidas que encuentran en la carretera y en sus corazones maltrechos el sentido de su existencia. La contemplo como una “road movie” sobre vísceras de todo tipo.
Estilizada, destroyer, pasional… continúa manteniendo intactas todas sus cualidades desde el momento de su estreno. Curiosamente, es la típica película en que se produce cierto divorcio entre un sector concreto de la cinefilia, que la adora, y la crítica, que la ningunea. Yo sin desmayos de ningún tipo en esta ocasión me sitúo con los primeros.
-Noto para bien respecto a asistencia el lunes carnavalero vacacional en mi clásico del Deicy, creo que el más reciente -1991- de los 199 que llevo programados hasta que a finales de mes programe SERENDIPITY, aún más reciente (2000), con el que rondaré el filo de lo inicialmente previsto, es decir, cine de 1900 a 2000. Se trata de un estupendo exponente noventero de cine policiaco y de intriga, LA NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS (SHATTERED):
Son varios los asistentes que lo desconocían, algo que me siempre me congratula por lo que supone de descubrimiento, principal misión de esta actividad.
Nada que ver título y temática con el abominable episodio histórico que supondría el preludio del genocidio judío por parte del aberrante nazismo.
Sin embargo, su director, Wolfgang Petersen es, coincidentemente, de nacionalidad alemana, aunque nada tuviera que ver con aquéllos lejanos, bárbaros y sanguinarios acontecimientos.
A la vista de su sonado éxito con una de las mejores producciones subacuáticas jamás filmadas, EL SUBMARINO, verdaderamente de lo mejorcito rodado en el subgénero sobre idéntico enunciado, inmediatamente Hollywood le echaría las redes.
Tras su debut con la curiosa y entrañable ENEMIGO MÍO en 1985, rodada en parajes volcánicos de Lanzarote, emprendería una no demasiada extensa pero fértil filmografía, destacando títulos como ESTALLIDO, el magnífico EN LA LÍNEA DE FUEGO (protagonizado por Clint Eastwood y con John Malkovich de pérfido antagonista), AIR FORCE ONE (EL AVIÓN DEL PRESIDENTE), LA TORMENTA PERFECTA, TROYA o POSEIDÓN. Algunas de sus marcas de fábrica son una incuestionable pericia técnica y dominio de la narrativa, sobre todo en sus registros más tensos y de suspense.
LA NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS, o SAHTTERED en el original, su físico desembarco en la Meca del Cine, es una demostración de dichas cualidades. Un relato que juega con el espectador y con un retruécano de lo más sorpresivo, a lo Agatha Christie… rizando aún más el rizo.
La primera vez que se contempla causa impacto, supongo que sucesivos visionados mermarán el mismo, pero a cambio se podrá disfrutar con una muy buena puesta en escena y unas espléndidas interpretaciones, principalmente del cuarteto protagonista: el sobrio y nunca suficientemente ponderado Tom Berenger, la estimulante Greta Scacchi, el siempre sólido Bob Hoskins y la por entonces esposa de Val Kilmer, Joanne Whalley-Kilmer
Son claras las influencias del cine negro norteamericano de los cuarenta, tanto a la hora de capturar atmósferas, crear situaciones de intriga y perfilar personajes. Con el añadido de alguna tórrida secuencia sexual, algo vedado en aquélla época. Recuerden también unos años antes las de Kathleen Turner y William Hurt en FUEGO EN EL CUERPO, o la de Jessica Lange y Jack Nicholson en el “remake” de EL CARTERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES, otros dos referentes en su momento.
Cierto que ese jugar a querer llegar a un final en el que se dé la vuelta al calcetín pudo repercutir en haber detallado, apurado más su guión, pero yo acepto encantado esas “rebajas” (me parece lo suficientemente ingenioso) y dejo que me conduzcan hacia ese desenlace –relativamente, algunos lo advertirán, no fue en su momento mi caso- inesperado. Los giros de su entramado me parecen oportunos y de lo más efectivos.
Es de esas películas que si los amigos no la han visto y le gustan las intrigas y las tramas enrevesadas, pueden quedar bastante bien recomendándola. ¡La de consecuencias que puede traer la amnesia!
Apostillas tras su visionado:
-En un momento dado, el simpático y escéptico personaje que encarna Bob Hoskins, un detective amante de los animales, suelta una parrafada bastante lapidaria: “Fui investigador por treinta años
-Las influencias y los guiños a Hitchcock y su monumental VÉRTIGO son constantes, desde la ambientación en San Francisco, hasta el homenaje al Golden Gate, pasando por una escena que transcurre en el parque de las secuoyas que salía en la obra maestra del mago del suspense.
-Me gusta mucho Tom Berenger como actor. Pertenece a la mejor escuela de interpretación norteamericana, aquélla que se reconoce por su sobriedad y su alejamiento de aspavientos innecesarios.
-La banda sonora de Alan Silvestri (FORREST GUMP) es una acertada partitura que acompaña adecuadamente la intrigante trama.
-Aunque es una producción que cabría calificar como A, tiene los mejores elementos de la serie B, sobre todo en lo que a escenarios exóticos se refiere. Aquí una tienda de animales, el mencionado parque de secuoyas o un barco abandonado y en ruinas que había contenido productos químicos.
-El recurso a constantes FLASHBACKS para mostrarnos el inminente pasado de sus personajes o para explicar el meollo argumental, es muy típico del “thriller” y del cine negro norteamericano.
-La fotografía de Laszlo Kovacs juega con oscuridad y sombras, a tono con la congoja que experimenta el protagonista.
-El espectador va descubriendo los acontecimientos a la par que Tom Berenger.
-Muestra dos escenas tórridas entre Scacchi y Berenger que tienen su aquél, pero que ni mucho menos alcanzan la categoría de míticas de sus antecesoras ochenteras FUEGO EN EL CUERPO y EL CARTERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES.