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Diario de un Cinéfilo Compulsivo

 

Lunes, 18 de marzo

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Foto: Joaquín Furriel y Dani Rovira en Taxi a Gibraltar/Taxi a Gibraltar

-El cuarto estreno del fin de semana que veo este domingo, TAXI A GIBRALTAR (TAXI A GIBRALTAR) perfectamente me lo podría haber ahorrado, pero el prurito profesional es el prurito profesional:

GENTE QUE VIENE Y BAH, BAJO EL MISMO TECHO, la insufrible PERDIENDO EL ESTE, 4 LATAS y ahora TAXI A GIBRALTAR, son las cinco frustrantes comedias estrenadas por el cine español en lo que va de 2019.

Supone la constatación de que la carrera cinematográfica del brillante monologuista, showman y eficaz actor Dani Rovira está últimamente en caída libre. Concretamente desde la notable 100 METROS (pero a continuación y contando este ha encadenado los fiascos de THI MAI RUMBO A VIETNAM, MIAMOR PERDIDO y el completamente fallido SUPERLÓPEZ. Espero que esta tendencia sea pasajera y remonte vuelo.

En esta comedia de carretera en la que un par de desesperados tienen como objetivo la búsqueda de un tesoro –nada que ver con el animadillo que perseguía Nicolas Cage en el díptico Disney- escondido en el Peñón, tanto director –el argentino Alejo Flah- como guionistas –el propio Flah y Fernando Navarro- me someten a una serie de chascarrillos, tópicos (sale un mono, sí, pero no da apenas juego) y clichés que acaban generándome al poco de iniciada su acción un considerable desinterés por mi parte.

Y no es que esté mal Rovira precisamente, casi nunca lo suele estar, pero ante un texto tan tontamente disparatado y sin pedigrí alguno poco puede hacer por paliar el encalle. Tampoco el también argentino Joaquín Furriel –tal vez lo mejor de la función- ni la emergente Ingrid García Jonsson son incapaces de salvar a unos personajes de una excentricidad unidimensional.

Su trama, los lances, los diálogos, las peripecias me acaban resultando rechazablemente grotescas. El del novio de ella parece extraído de la etapa landista u ozoriana de hace unas cuantas décadas. Ni tan siquiera llega a la ranciedad de un chiste de Arévalo. No me hace gracia en la mayor parte de su metraje, tan solo la inercia que me genera cierta complicidad con sus dos actores protagonistas pueden arrancar escasamente alguna sonrisa forzosa. Y su hilazón argumental me resulta tan atropellada y torpona como el episodio del tiroteo en la carretera.

Las persecuciones por las angostas calles gibraltareñas es lo único que acaba mostrando cierto ritmillo dentro de un conjunto de una sosería –pese a que pueda parecer lo contrario- y falta de imaginación no diré que extremas, pero sí por debajo de un esperable nivel medio.

Yo de ustedes no malgastaría el tan preciado tiempo del que puedan disponer, pero tendrán que sopesar el grado de incondicionalidad ciega que sientan por los rictus y el arte verborreico de Rovira.

-Las habituales risas propias de la comedia -aunque también cabe incluir en el género las sonrisas, las ironías y tantos otros registros más- de los segundos lunes de mes en los Clásicos del Deicy se trasladan en esta ocasión a la tercera semana, por mor de la selección de un título relacionado con la Semana del Cerebro programado la semana pasada. Es el turno de EL NUEVO CASO DEL INSPECTOR CLOUSEAU (A SHOT IN THE DARK). Por los pelos no batimos el récord negativo de asistencia, que estás en 7 espectadores cuando proyectamos hace cuatro años, en plena canícula creo recordar, CAMELOT. Finalmente el aforo se eleva a 10. Uffff… Está claro que no está de moda entre las nuevas generaciones ese maravilloso humor blanco, creo sinceramente que atemporal y con estructura de dibujos animados que gastaba el genial Blake Edwards. Bueno, ahí queda para que lo descubran futuras generaciones. A mí me sigue encantando. Y si encima lo comparo con el de tanta comedieta burda y zafia que se realiza hoy en día, ya ni les cuento:

Viéndola recientemente tengo la sensación de que no ha pasado el tiempo, continúa haciéndome la misma gracia que la primera vez que la descubrí en un maravilloso ciclo del ciudadrealeño y añorado cine Castillo.

Afortunadísima secuela de LA PANTERA ROSA, en algunos momentos inclusive mucho más hilarante que aquélla, aunque no tan sofisticada, glamurosa y fundacional, vuelve a resultar evidente la afición al “gag” más propio del “cartoon” enloquecido por parte de su genial director, Blake Edwards.

Peter Sellers volvería a bordar su composición del torpón inspector Clouseau, llevando al límite las peculiaridades de su destructivo personaje. Los guionistas, el propio Edwards y William Peter Blatty (el autor de la novela que inspirase EL EXORCISTA) se encargan de abocarlo a situaciones disparatadas, como una especialmente graciosa localizada en un centro nudista.

La maravillosa, envolvente y elegante música de Henry Mancini se encargaría, una vez más, de aderezar la acción y conferir un considerable encanto extra a sus brillantes imágenes. Destacan dos temas: A SHOT IN THE DARK, que corresponde al título original de la película, y el animado por coros THE SHADOWS OF PARIS.

En esta segunda entrega, hacen su aparición dos personajes secundarios que serían imprescindibles y acabarían institucionalizándose en la saga a partir de ese instante. El sufrido jefe de policía Dreyfuss y el asistente personal Cato (el recientemente desaparecido Burt Kwouk).

La nota femenina corre a cargo de la alemana Elke Sommer, todo un símbolo sexual del momento. Ganó un Globo de oro en 1964 haciendo de sueca por la producción estadounidense de Mark Robson EL PREMIO, de inequívoco espíritu “hitchcockiano” y con Paul Newman de inmejorable protagonista.

De lo más reconstituyente y refrescante. Muy divertida.

Frase:

“Denme diez hombres como Clouseau y destruiré el mundo” (Herbert Lom).

Apostilla:

Continúa tan fresca y divertidísima como en el momento de su estreno hace 55 años o en el de su reposición en el Cine Castillo a finales de la década de los 70 del pasado siglo (¡qué mayor soy ya!). Blake Edwards es un genio de la comedia, del cine, y siempre lo será.

El título original es menos comercial, pero más descriptivo que el aplicado en España… A SHOT IN THE DARK, o lo que es lo mismo, UN DISPARO EN LA OSCURIDAD. No se pierdan su ingenioso y filigranero comienzo a lo REAR WINDOW hitchcockiano y lo entenderán. Qué gran inicio.

Despliega abundantes gags que sazonan la trama a lo Agatha Chistie, pero cambiando a uno de sus habituales sagaces detectives –Hércules Poirot, la señorita Marple- por el torpón Clouseau. Resultan memorables los referidos a los del furgón policial con el citado siendo detenido por diferentes motivos, el de la partida de billar o las intentonas de todo tipo para eliminar el protagonista. Hay muchos más. Ninguno tiene desperdicio.

La aparición del inspector jefe Dreyfuss y sus tics y las “temeratas” de su asistente Kato, surgidos aquí por primera vez, acabarían constituyendo otras de las marcas de fábrica indispensables de la saga.

Aparece guapísima, lo era, además, la alemana Elke Sommer, que ese mismo año cosecharía un merecido Globo de Oro por su interpretación en EL PREMIO de Mark Robson (dos años antes había intervenido en una producción española co protagonizada con Arturo Fernández y Cassen, un discretito drama romántico titulado BAHÍA DE PALMA). En ambas una secuencia de nudismo o medio en el caso de Paul Newman en esta, constituyen uno de sus momentos culminantes. También muy “hitchcockiana” (hay que ver la larga sombra, la influencia ejercida por el mago del suspense en el cine coetáneo y posterior a su fallecimiento), sería un buen ejercicio contemplarlas enseguida. Junto a la anteriormente citada LA VENTANA INDISCRETA del maestro ¡Cómo no voy a venerar el cine norteamericano de esa época… o de cualquier otra, incluida la presente, aunque el género de comedia que aquí me ocupa, han bajado considerablemente el listón de creatividad!

Es el octavo trabajo de Edwards que he programado en Los Clásicos del Deicy tras –por orden cronológico- ¿QUÉ HICISTE EN LA GUERRA, PAPI?, DÍAS DE VINO Y ROSAS, EL GUATEQUE, DESAYUNO CON DIAMANTES, OPERACIÓN PACÍFICO, ¿VÍCTOR O VICTORIA? y LA PANTERA ROSA. Quedan en la recámara otros muchos, así que si esto dura podrán ver varios más.

Pocos pueden presumir de empalmar tantas obras maestras seguidas como hizo él durante toda la década de los 60… todita entera: DESAYUNO CON DIAMANTES, CHANTAJE CONTRA UNA MUJER, DÍAS DE VINO Y ROSAS, LA PANTERA ROSA, EL NUEVO CASO DEL INSPECTOR CLOUSEAU, LA CARRERA DEL SIGLO, ¿QUÉ HICISTE EN LA GUERRA, PAPI?, GUNN, EL GUATEQUE y DARLING LILI, esta última a caballo ya de 1970.