Foto: una escena de Los increíbles 2/The incredibles 2
-Prosigue el ciclo de cine de verano en los barrios capitalinos ciudadrealeños organizado por el Ayuntamiento. Es el turno de la Puerta de Toledo y una maravilla por los siglos de los siglos, uno de mis cinco musicales de siempre junto a CANTANDO BAJO LA LLUVIA, WEST SIDE STORY, MELODÍAS DE BROADWAY 1955 y AL SUR DEL PACÍFICO. Me refiero a la permanentemente centelleante, luminosa GREASE (BRILLANTINA) (GREASE). Podría verla miles de veces y no cansarme jamás:
Vitalidad, humor a raudales, buen rollo, arrasadora felicidad, magníficas y evocadoras canciones y bailes, explosión permanente de alegría… Eso y muchísimas cosas más, todas ellas afortunadas, desprende esta producción de 1978, mítica casi desde el momento que se pudo ver en más de medio mundo, amén de constituir todo un taquillazo.
Otro éxito de Broadway trasladado a la gran pantalla. Un magistral pastiche, pletórico y rítmico, de los ambientes descritos en títulos previos, pioneros, como REBELDE SIN CAUSA si me voy al plano dramático o montones de comedias teenagers de los 50, como UN BESO PARA BIRDIE. Emparentable con éste por idéntica vocación burloncilla.
Los números fueron brillantemente coreografiados por Patricia Birch y admito que en mi caso lograron plenamente su objetivo, entre otros el de transmitirme un desbordante optimismo y jovialidad, una óptica festiva y saludablemente guasona sobre los milagrosos 60/finales de los 50 en los USA. En todo momento, destila una simpática y hasta fina ironía, algo que resulta patente en esa reunión casera y nocturna de Pink Ladies, con la formidable Stockard Channing a la cabeza, en la que aluden a Sandra Dee, todo un icono virginal de la todavía “ingenua” América del momento.
Un vehículo ideal para acabar de entronizar, temporalmente, a un estupendo John Travolta, eufórico tras haber obtenido tan solo un año antes otro éxito abrumador con la espléndida FIEBRE DEL SÁBADO NOCHE. Siempre he defendido a este estupendo profesional al que afortunadamente reivindicara –otorgándole de paso una segunda vida profesional cuando estaba padeciendo cierto ostracismo- Quentin Tarantino en PULP FICTION. Está de lo más gracioso y divertido, tanto verbal como mímicamente.
A destacar la presencia en sabrosos cometidos secundarios de veteranas y otrora estrellas del Hollywood dorado de los 30, tales como Joan Blondell y Eve Arden. O de cantantes y comediantes tan efectivos como Frankie Avalon y Sid Caesar.
Se muestra adorable la australiana Olivia Newton-John, co partenaire del actor-bailarín-, la cual da perfectamente el pego como jovencita de 18 años cuando en realidad tenía 30 al afrontar este rodaje.
La música, imponente. Extraordinaria. Ideal para uno de esos días en los que el estado de ánimo no se encuentre atravesando su mejor momento.
Siempre que la escucho me encanta una frase que exclama la líder de las Pink Ladies: "Tengo tantos cardinales que parezco El Vaticano".
-Qué ganitas tenía de ver LOS INCREÍBLES 2 (THE INCREDIBLES 2). Tras su proyección quedan plenamente justificadas tales expectativas. Desde ya mismo la postulo como la mejor producción animada para la próxima edición de los Oscar en reñida competencia con la singular, crítica e imaginativa ISLA DE PERROS:
Leía hace escasos días, esta misma semana en la se produce el estreno de esta última maravilla Pixar, que la compañía, filial desde hace unos años de Disney había entrado en barrena creativa, dominada de manera implacable por las imposiciones de sus patrones. Y se ponía sobre el tapete como prueba máxima el hecho de que las secuelas –algo casi vedado en sus principios fundacionales, en su propia concepción- eran ya superiores a los guiones originales. Algo que no deja de ser cierto, pero con abundantes matices
Pues bien, aquí está la segunda parte de LOS INCREÍBLES, uno de sus hitos indiscutibles, para desdecir dicha teoría. Al igual que TOY STORY 3, nada tiene que envidiar a la historia seminal que la diera origen. Diría más, viene a enriquecerla y ponerla al día de una manera sorprendente, tanto en lo imaginativo como en lo técnico. Ambas han acabado por resultar tan buenas o ligeramente superiores que sus originales.
Y sí, es cierto, se suma a ese entendible y arrolladora tendencia del empoderamiento en lo cinematográfico, pero lo hace con agudeza, gracia, inteligencia y diversión, mucha diversión, principalmente proveniente esta del gran hallazgo –ya se habían tenido en cuenta sus muchas posibilidades tiempo ha postulándole como protagonista de un corto- del más pequeño de la family, del retoño de los súper héroes, del bebé Jack-Jack. Se acaba convirtiendo con toda justicia en estrella del relato, robando justificado protagonismo a sus mayores, incluso a Edna Moda, con la que tiene lugar un encuentro de lo más descacharrante, saliendo a relucir de manera inesperada su cualidad mutante.
Y como decía, valórese en todo lo que se merece, ese cambio de rumbo del personaje femenino principal, Elastigirl, y por tanto, de los intercambios de roles que acaba estableciéndose con su marido, Mr. Increíble. Ver como éste tiene que hacer frente a las tareas del hogar, a cuidar de sus hijos, a ejercer la paternidad teniendo en cuenta a su compañera, supone uno de los abundantes hallazgos existentes en el agudísimo guion de su propio director, Brad Bird.
Caso aparte es la relevancia ya adquirida por este enorme cineasta, especialista principalmente en el terreno de la animación, a él son debidos dos de los más monumentales éxitos de la compañía –la primera entrega de esta familia Parr y la sencillamente sublime RATATOUILLE, sin olvidarme jamás de su iniciática y formidable EL GIGANTE DE HIERRO, realizada antes de aterrizar en Pixar-, y también fuera de este campo, dentro de los personajes llamémosle reales, resulta obligado destacar una brillantísima aportación a la ya de por sí ídem saga de MISIÓN IMPOSIBLE (PROTOCOLO FANTASMA) y una asombrosa propuesta fantástica relativamente fallida, pero a la que convendría volver a acudir, o revisar, dentro de no demasiado tiempo (TOMORROWLAND).
Aquí no solo vuelve a ejecutar, a resultar deslumbrante en su puesta en escena, a ofrecernos una serie de “slapsticks” dignos de cualquier estrella cómica del cine mudo, sino que imprime a su relato un ritmo de puro vértigo, de velociraptor.
Excelencias técnicas aparte y volviendo a las cuestiones temáticas, sean también valoradas sus reflexiones adosadas o cosidas al vértigo de los acontecimientos, por ejemplo, sobre el propio papel a jugar de los héroes, de acudir en defensa de los demás o a la ilegalización a la que se ven sometidos por dicha condición, o al papel que juegan las pantallas actuales, los medios con los que los críos de hoy en día se plantan hipnotizados ante los mismos. Al respecto, supone todo un acierto como villano la aparición de The Screen Slaver, ese Rapta-Pantallas, que bien pudiera significar un perfecto símbolo del tiempo que estamos viviendo, que se está manifestando tan raudo y veloz como las mismísimas acciones de los protagonistas. La aparición de los hermanos Deavor –Winston y Evelyn- vienen igualmente muy a propósito, como un ejemplo muy ilustrativo de cómo entender la competencia hoy en día. Téngase también en cuenta esa inicial y fugaz aparición –en la que viene a constituir una “set piece” previa a lo James Bond- del maligno perforador El Socavador.
Y de nuevo Michael Giacchino vuelve a subyugar con una banda sonora de enorme mérito y valor. Su contribución ayuda a lo suyo al perfecto acabado final de un entrenamiento mayúsculo para espectadores de cualquier edad, condición y disposición. Un espectáculo familiar en el mas amplio y variado sentido del término.
Frase:
"Si quieres salir del hoyo, primero tendrás que soltar la pala"