Cuenta la leyenda que cuando T. Alba Edison era niño, un día entregó a su madre una nota del maestro en la que ella le leyó: “Su hijo es un genio pero en esta escuela no podemos enseñarle mejor, por favor hágalo usted en casa”. Años más tarde T. A. Edison encontró la verdadera nota en la que ponía: “Su hijo está mentalmente enfermo y no podemos permitirle que venga más a la escuela”.
Pigmalión fue un Rey y escultor griego que se enamoró de una de sus obras. Tal era el amor que le profesaba a Galatea, nombre de la escultura, que la Diosa Afrodita la convirtió en una mujer de carne y hueso.
Lo que cuentan estas leyendas, aunque no lo crean, ocurre constantemente entre nosotros y en diferentes ámbitos, político, laboral, social, educativo…, y ocurre tanto en positivo como en negativo, son las profecías autocumplidas o también conocido como efecto halo. Algunos expertos explican la crisis mundial en parte por este efecto, como ocurre con el miedo a una quiebra bancaria, que lleva a los accionistas a retirar sus depósitos, lo que provoca la quiebra bancaria en sí.
Resumiéndolo, diremos que el efecto Pigmalión consiste en que, lo que pensamos que va a ocurrirnos, nos ocurrirá porque, inconscientemente, haremos todo lo posible para adecuar la realidad a nuestro pensamiento.
Y no sólo es automotivacional, sino que lo podemos inducir en los demás, por ejemplo, en el ámbito educativo. Los profesores lo usan, creo que muchas veces aún sin saberlo, sobre sus alumnos. Les etiquetan por capacidades teóricamente innatas y los alumnos más destacados, destacarán aún más, por el contrario, los calificados como menos capaces, progresarán menos aún.
En política también se da, estamos a las puertas de un tiempo donde comprobarán que cada partido o medio de comunicación afín, maneja sus propios sondeos, el que los encarga o publicita, se da como ganador o triunfador. Somos los mejores y vamos a ganar.
Si eres jefe, maestro, líder o padre o madre, debes conceder a este efecto su importancia y saber que, tus palabras triunfalistas conseguirán el efecto deseado, pondrán toda la maquinaria, consciente e inconsciente, en movimiento y lograrás influir en el entorno, para que la realidad se amolde a tu pensamiento.
Creas o no en la fuerza de este efecto no te infravalores, apunta siempre a las estrellas, no te conformes, cree en ti, quiérete, y sobre todo, honra siempre tus palabras, tienen más poder del que imaginas y pueden marcar el camino de quien las escuche.
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