miercoles, 16 de julio

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Barricada Cultural

 

Anticipación mental

por L. Mariano Carmona Rodríguez

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Cuando eres niño, la espera de la Navidad, cumpleaños, verano, cualquier acontecimiento futuro, viene cargo de expectación ilusionante, siempre positiva, regalos, diversión, alegría… Cada instante futuro es una oportunidad de felicidad. Sin embargo, a medida que vamos creciendo, las expectativas se van tornando hacia el polo opuesto, hacia lo negativo, comienza la especulación de los contras, de las desgracias, las fatalidades, “si algo puede salir mal, seguro que sale mal”.

Crecer significa seriedad, madurar es sinónimo de prudencia. Y la prudencia acarrea analizar las posibilidades tanto positivas como negativas, incluyendo las fatalidades que pueden suceder. Y aquí es dónde, si entendemos los descubrimientos de la física cuántica y la teoría de los universos paralelos y que viene a decir que varias realidades conviven a la vez en el espacio-tiempo y que una de ellas se convierte en realidad por medio de nuestras elecciones pero sobre todo por nuestros pensamientos, digo que aquí es donde surge la duda de si es o no es mejor madurar que vivir con el síndrome de Peter Pan.

Tenemos la gran virtud, el derecho inviolable de poder elegir, somos los dueños de nuestros pensamientos, pese a que intenten manejarnos, y no sólo los pensamientos, sobre todo las emociones que son previas y la base para crearlos (de ahí que la publicidad por ejemplo, intenta crear emociones placenteras sobre su producto más que dar información y datos). Si a medida que vamos madurando, vamos ampliando el espectro de posibilidades, donde principalmente se van añadiendo las negativas, el porcentaje de que sea elegida una realidad negativa aumenta y por tanto, en la dimensión espacio-tiempo se convertirá en real y las demás, se desvanecerán.

Los niños suelen ser en condiciones normales, seres felices, optimistas, en un charco ven una posibilidad de diversión, no un obstáculo. Todos fuimos niños y nos fuimos convirtiendo en pesimistas, maduramos. Y si no ha sido así, serás tachado de infantil, inmaduro, o habitante de los mundos de Yupi. Pero no es cierto, lo más probable es que estés eligiendo en ese abanico de posibilidades la opción más divertida, o la más optimista y estarás creando un mundo feliz, tu mundo.

Nuestra realidad la estamos eligiendo nosotros, existen paralelamente múltiples posibilidades a la vez, elige la que quieras, que la realidad que estás viviendo, ha sido tu elección.