Crees conocerme, saber cómo soy, mi historia, mis deseos, mis sueños, mis creencias, mi futuro, mis ideas. Una vez estuve hablando contigo y desde entonces puedes predecir qué haré, cómo actuaré y por qué. O incluso alguien te habló de mí, y ya sabes todo de mí. Conoces lo que hago y me has puesto una etiqueta, un cartel, un logo, una imagen. Me simplificaste.
Pero no sabes absolutamente nada de mí. De dónde vengo, ni adónde voy, ni siquiera yo lo sé. No sabes mi historia de vida, no conoces mi pasado, ni cómo fue mi niñez, ni como crecí. Nada de mi sabes. Sólo conoces una partícula minúscula de mi todo. Una vez me viste irritado, perdido, loco, miedoso, irrespetuoso, tímido, locuaz, soñador, silencioso, bebido, afligido, bailarín, triste, risueño, poderoso, pequeño, arrogante, crítico, inseguro, quemado, enfermo o seductor y ya es suficiente, me etiquetaste.
Puedo ser eso, podría serlo todo, una parte, algo, pero no soy ese, sólo actúo, salgo a escena e intento sobrevivir. Aunque reconozco que cada vez me importa menos quien tenga en frente, sigo paseando mi repertorio, a veces controladamente, otras eres tú quien maneja mi baúl de disfraces.
Puedo ser quien quieras que sea. Trátame con cariño y seré cariñoso, dame alegría y saldrá el alegre, muéstrame una injustica y me volveré irritado, saca tu tristeza y podrás comprobar mi compasión, déjame sólo y verás mi miedo, golpéame y saltaré, búscame y me esconderé.
“Yo soy yo y mi circunstancia” (Meditaciones del Quijote, J. Ortega y Gasset, 1914). Y serán éstas quienes decidan qué apariencia tendré, ideal o real, según sea tu perspectiva. Y dentro de esas circunstancias estás tú. Si me conoces siempre arrogante será porque con intención o sin ella, hay algo en ti que me provoca arrogancia. Si me conoces sólo triste, será que tienes la extraña habilidad de conectarme con mi tristeza.
Mi esencia, mi ser, es todo y no es nada de lo que ves. Estoy conectado al mundo y el mundo quiere controlarme pero yo, me rebelo, lucho, protesto, grito y callo y mientras encuentro, me busco, me miro, te miro y me reflejo en ti. Pero no soy ese que tú ves, solo ves mi máscara, mi ropa, mi envoltorio y aunque me mires fijamente, sólo te ves a ti, reflejado en mí.
¿Quién soy? Yo no lo sé, no creas saberlo tú.
*La foto es el premio Ortega y Gasset 2011 de periodismo, categoría periodismo gráfico. Es de Cristobal Manuel Sánchez sobre "Joven paseando desnudo por Puerto Principe".