Quienes administramos una página facebookiana ‛profesional’, sabemos que los ‛me gusta’ de marras no siempre son activos. Por ejemplo, en una publicación (un puro enlace) que ahora mismo estoy analizando, dice el informe:
355 personas alcanzadas.
46 ‛me gusta’.
12 comentarios.
8 veces compartido.
0 clics en el enlace.
(...) El paréntesis con puntos suspensivos son mis pensamientos (que no revelaré). Mejor suelto un taco (cosecha propia): ¡burlupa!
La pregunta es: ¿qué les gusta a esas 46 personas?
«Todo lo que publiques, cielo», me diría alguien.
Bah... El otro día me ocurrió algo que... Estaba colgando el enlace correspondiente y ¡toma!, un segundo después ya tenía un ‛me gusta’. Repito: 1 segundo. «No lo has leído ―pensé―. No has tenido tiempo ni de abrirlo...»
Cosas de la Red...
Cosas de esta sociedad nuestra de cada día.
Cosas que vamos a analizar aquí domingo a domingo.
Decía Umberto Eco que las redes sociales dan voz a una «legión de idiotas». A mí me desagradan los insultos. No son necesarios. Se podría decir, simplemente, que en la Red hay un exceso de banalidades.
Es triste que contenidos interesantes pasen desapercibidos mientras otros que ni siquiera deberían haber visto la luz reciben una atención desproporcionada.
En el papel de rebelde que me ha tocado, he de hacer algo, voy a hacer algo, y lo publico aquí y ahora, en este rinconcito que casi nadie visita: ¡no volveré a pinchar un ‛me gusta’ jamás! Cuando algo me guste mucho-muchísimo, ya dejaré el correspondiente comentario (si procede).
Ahora pediré un deseo: que mis publicaciones facebookianas no cosechen ningún ‛me gusta’: ese vacío gráfico solo significará una cosa: ¡que me has leído, que me conoces, que te interesa lo que escribo!
Foto: hexbeam.es